La cacería, cómo es la película que hace enojar a los republicanos
La alegoría del concepto de caza ideológica, política y económica entre grupos sociales convive en nuestra cultura desde siempre. Al mismo tiempo, la metáfora es denunciada a través de diversos medios de expresión artística, donde los artistas la representan como uno de los tantos aspectos de un sistema cultural y económico deficiente. Pero mientras los intelectuales y la audiencia debaten sobre modos y conceptos, el marketing saca partido.
El viernes último, se estrenó en Estados Unidos la polémica película de terror/suspenso The Hunt (La cacería), distribuida por Universal Studios. La sinopsis: un grupo de empresarios y adinerados "liberales de élite" se dedica a cazar conservadores por deporte.
La fecha de estreno estaba prevista para septiembre del año pasado, pero debido a los tiroteos masivos de Texas y Ohio en agosto, la productora del film decidió posponer su llegada a los cines (en la Argentina será el 23 de abril).
Su etiqueta de polémica no se la ganó debido a conflictos internos ni cuestione del #MeToo, que ha llegado a suspender varios estrenos en los últimos tiempos, sino a la representación que Universal Studios habría hecho de los votantes de Donald Trump .
Según un artículo de la revista Time, parte de la controversia la generó el uso de la palabra "deplorables" para referirse a los cazados. El término se usó como apodo para referirse a los votantes del ahora presidente y es el mismo que fue utilizado por Hillary Clinton en su campaña de 2016: "Podrías poner a la mitad de los partidarios de Trump en lo que yo llamo la canasta de deplorables".
Según Time, el 6 de agosto pasado, al informar que no se reproduciría el avance de la película después de los tiroteos, The Hollywood Reporter compartió dos supuestas líneas del guion. En una escena, después de que un personaje hace una referencia cargada de insultos al presidente, otro se consuela en el próximo juego de asesinatos: "Al menos se acerca La cacería. Nada mejor que ir a Manor y matar a una docena de deplorables".
Según la revista, a pesar de la ausencia de esta palabra en los productos de marketing y el tráiler, varios medios de noticias lo han informado, incluido Fox News.
En una entrevista con The Hollywood Reporter, el productor Jason Blum y el guionista Damon Lindelof defienden la película como "una versión satírica" de un país dividido. "Ninguno de nosotros estaba interesado en tomar partido", aseguran.
Pero desde que se dio a conocer, el anuncio del estreno generó revuelta e incluso, a pesar de no mencionar el título del film, el presidente de Estados Unidos se involucró en el tema a través de su red social favorita, Twitter: "El Hollywood Liberal es racista al más alto nivel, y con gran ira y odio –escribió–. Les gusta llamarse a sí mismo Élite, pero no son Élite. De hecho, a menudo son las personas a las que se oponen tan fuertemente las que en realidad son la élite. La película que sale está hecha para aumentar y generar caos. Crean su propia violencia y luego intentan culpar a los demás. Ellos son los verdaderos racistas y son muy malos para nuestro país".
Tras los tiroteos de agosto, la primera medida de Universal había sido quitar la publicidad y la promoción alusiva a la película, y recién después de los tuits de Trump, la sacaron de cartelera. Esto generó aún más especulaciones referidas a disputas políticas. La situación se reflejó, en gran parte, a través de los más de seis mil comentarios en YouTube, donde los usuarios redundaron en lo absurdo de la controversia: "Lo hicimos, muchachos. Hemos resuelto los tiroteos masivos cancelando el lanzamiento de esta película. Los tiroteos masivos ya no existen", o "Es curioso cómo hicieron que la película fuera más popular y con publicidad gratuita".
Lo más llamativo es que la mayor parte de la audiencia que el film logró consolidar y mantener expectante aseguraba no haber siquiera oído de él antes de enterarse de la polémica generada en torno a su cancelación, hasta entonces de motivos poco claros y sin seguridad de continuidad.
Para colmo, cinco meses después del intento frustrado, Universal anunció nueva fecha, estrenando tráiler y cartel. "La película más comentada del año es una que nadie ha visto realmente", promete en letras rojas sobre el título y contrasta con el fondo negro de la publicidad. Debajo, "decide por tí mismo". Y más bajo, la nueva fecha de estreno al lado de la antigua, tachada, como para no olvidar que fue pospuesta, situación que atrajo interés.
De hecho, la controversia que persigue a la producción, permite (como mínimo) considerar una posible estrategia de parte de sus realizadores. La duda se intensifica aún más cuando se la compara con otro caso polémico que Hollywood experimentó hace unos meses y cuya resolución fue muy diferente. Es el caso de Joker, la película de Todd Phillips estrenada a fines del año pasado que revisa la vida del enemigo de Batman. Poco antes de su estreno fue criticada en las redes por un grupo de familiares de las víctimas de la masacre de Aurora en 2012, donde 12 personas fueron asesinadas en el cine durante el estreno de The Dark Knight. Debido a los rasgos físicos del asesino, como su pelo rojo anaranjado o sus expresiones faciales, desde internet se expandió la teoría de que el hombre realizó el tiroteo por creerse el mismísimo Guasón. Si bien esto fue negado por los investigadores responsables del caso, la difusión desde las redes generó un debate que se desplegó aún más con el estreno. Las familias afectadas enviaron una carta a Warner Bros, donde aseguraban haber visto una poetización de la violencia en el largometraje y manifestaban su preocupación ante la posibilidad de que alguien se "inspirara" en el film para animarse a ejercerla. "Mi preocupación es que haya una persona ahí afuera, (...) que está en el límite, que quiere ser un asesino múltiple y que se ve animada por esta película", había dicho a The Hollywood Reporter Sandy Phillips, madre de una de las personas asesinadas. Ante aquella polémica, la postura del director, la productora y los actores fue evitar el debate, contestar lo necesario a través de un comunicado y guardar silencio. La atención pareció indeseada, al punto de no permitir que la prensa entrara a una de las funciones para evitar responder preguntas al respecto.
Una analogía repetida
Así como no es nuevo aprovechar el debate para disparar las ventas, tampoco lo es la metáfora de la caza en la crítica social. De hecho, The Hunt se basa en la novela corta The Most Dangerous Game (El juego más peligroso), de Richard Conell, llevada al cine ya en 1932 por Ernest B. Schoedsack, más conocido luego por ser uno de los directores de King Kong (1933). La historia trata sobre un gran juego de cacería humana, obviamente, por deporte.
"Podría hablarse de un condicionamiento recíproco en donde el cine –de modo no necesariamente consciente- refuerza los rasgos más patológicos de una sociedad", opina el sociólogo y politólogo Atilio Borón. Según él, el arte, o los productos culturales como el cine, no pueden dejar de reflejar el medio en el cual son generados.
Películas como Battle Royale (2000) y The Hunger Games (2012) o la serie The Purge van por caminos similares a los de The Hunt, incluso todas ponen en escena diferencias de clase y juegan artísticamente con los miedos, tensiones y situaciones que manejamos, como ciudadanos de manera cotidiana durante tiempos políticos "complicados".
"Esos films retratan, con grados variables de exageración, la actitud de los grupos dirigentes de Estados Unidos y la de las capas y los sectores medios e incluso populares integrados a su hegemonía cultural que desprecian a los ‘perdedores’ (los losers) –continúa Borón–. Cazar fracasados es una caricatura, pero como tal refleja la actitud de desprecio que merecen quienes no aprovechan las inmensas oportunidades de progreso individual que, según la ideología dominante, ofrece la sociedad estadounidense a sus habitantes".
La referencia siempre es la misma y se mantiene constante, aunque los períodos históricos cambien. Parece que, aunque las expresiones artísticas se adapten al contexto y a las realidades de su tiempo, retratan una problemática que, a pesar de los años, no queda vieja: sectores dominantes de la economía o política "cazando" a sectores medios, pobres y desplazados.
"Nuestros ancestros humanos guerreaban, pero las expediciones de cacería no eran de humanos, sino de animales para la alimentación del grupo. Recién los esclavistas ‘cazaron’ a quienes luego embarcaban desde África para ser vendidos como si fueran animales, para las plantaciones de América. Podríamos pensar que esa analogía y animalización de humanos viene junto con la acumulación primitiva y los orígenes del capitalismo en el continente", contextualiza la antropóloga Estela Grassi, especialista en Salud y Población.
Pero a pesar de la necesidad de expresar nuestras opiniones a través del arte y hacer ‘caricaturas’ sociales es necesario cuidar las expresiones que por lo general utilizamos y creemos inofensivas, para referirnos a un hecho social. Así lo concluye la antropóloga: "Referir como ‘caza’ a la esclavización, persecución y/o exterminio de otros humanos tiene el riesgo de naturalizar un hecho cultural, de humanos contra otros humanos, lo que involucra a la moral", y relaciona este término con otro que se encuentra en boga en la actualidad: la "manada".
"Los animales forman o se agrupan en manadas. Los actos de grupos humanos para matar a otros en situación de inferioridad y por su condición social, de género, etcétera, no son reacciones irracionales. Son actos premeditados, ejecutados y justificados por grupos humanos, perfectamente racionales y representativos de una ideología racista, clasista y patriarcal. Por lo tanto, no deben naturalizarse. Decir ‘¡qué animales!’, ‘salieron de cacería’ o ‘actuaron en manada’ desresponsabiliza a la sociedad en la que anida aquella ideología y aquella moral", sentencia.
Según la cadena de noticias CBS News, la ONG Gun Violence Archive (GVA) reportó que en 2019 hubo 417 tiroteos colectivos (más de uno por día), siendo el mayor número desde 2014, cuando la GVA comenzó a compilar casos para realizar estadísticas nacionales en Estados Unidos. "En la base de esta conducta se encuentra el descontrol sobre la venta de armas, pero además hay otros factores: el peso del lobby presidido por la National Rifle Association; el apoyo que sucesivos presidentes le dieron a ese lobby y a la industria que produce esas armas; la ‘cultura de la violencia’ que impregna casi por entero la producción fílmica de Hollywood; la ‘naturalización’ de la violencia y los asesinatos; y el hecho de que, como señaló el expresidente James Carter, es el único país que estuvo en guerra durante 222 de sus 239 años de vida independiente", opina Borón, quien menciona, además, un artículo publicado el 6 de agosto último en el New York Times, titulado It Feels Like Being Hunted (Se siente como ser cazada). Esta publicación consta de las declaraciones de distintos inmigrantes latinos en Estados Unidos, a raíz de la masacre de El Paso, donde murieron 22 personas. La que le da nombre al artículo es la de Karla Cornejo Villavicencio, una ecuatoriana que a los 5 años llegó con su familia al "país de las oportunidades" y ahora, a sus 30, y aún terminando su doctorado en estudios americanos en la Universidad de Yale, tiene la sensación de estar siendo ‘cazada’ por el hecho de ser latina.
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