LA BIBLIA PRIMERA EN VENTAS
En 1990 se distribuyeron unas 250.000 Biblias. Esa cifra supera hoy las 600.000 por año. Aquí, un libro del que se venden 100.000 ejemplares es un best séller fenomenal. Palabra santa para los creyentes, magnífica literatura para los que no creen, reserva oscura para los que buscan la verdad, la Biblia es casi todo
La Biblia es tan rica y, en muchos casos, ambigua, que aún hoy se discuten cosas como si Jesús tenía hermanos o si Yahveh-Jehová -Dios para los judíos- estuvo casado o no. También se discute hasta qué punto los Evangelios, tal como se conocen, son fieles a los originales, de los cuales no se ha conservado ninguno. Tampoco se sabe con precisión quiénes han sido los autores de los escritos de la Biblia, pero en todo caso nada de esto importa tanto. Es un libro básico y leerlo, desde un punto de vista religioso, ateo o como se quiera, es una experiencia más que recomendable.
La Biblia no se agota nunca. Desde siempre, los cabalistas judíos han buscado en los textos hebreos el mensaje secreto de Dios; un libro dentro de un libro. El Antiguo Testamento es pródigo en juegos con números y, además, las letras del alfabeto hebreo también significan números. Una palabra es una cifra. En esas cifras, aunque no sólo en ellas, intentan hallar lo oculto.
Ahora hay seudocabalistas que, gracias a las computadoras, encuentran cosas raras. En 1997 se publicó el libro El código secreto de la Biblia, que fue best seller en varios países centrales. Su autor, el periodista norteamericano Michael Drosnin, demuestra que la Biblia contiene, en forma de códigos que sólo pueden ser descifrados mediante la informática, datos precisos sobre lo que ocurrirá en el futuro.
La Biblia ya informaba, según esos estudios, de la llegada del hombre a la Luna, del asesinato de Kennedy, de los estrenos de Shakespeare, del atentado al Papa. Todo con nombres y fechas. El hallazgo es inquietante, porque demuestra que la Biblia es un material apto para fines muy diversos.
Muchos han querido ver en la Biblia pruebas claras de la existencia de extraterrestres. Para eso han tomado las historias de Henoc, que se fue al cielo y no volvió; de Elías, que fue llevado al cielo por un carro con caballos de fuego, y de Ezequiel, que vio un artefacto maravilloso que bajaba de las alturas.
En los Estados Unidos se han formado, en torno de estas supuestas evidencias, las llamadas Iglesias Cósmicas. Sus fieles piensan que, cuando llegue la hora, los extraterrestres vendrán a llevarse a todos rumbo al cielo y a la paz eterna, igual que Henoc y Elías.
Leer la Biblia puede provocar goce religioso, literario o histórico, pero lo que con seguridad genera son dudas. El presbítero Luis Rivas, biblista, cita a un papa: "Ya lo decía Pío XII en la encíclica de 1943: en la Biblia hay más preguntas que respuestas".
La Biblia es un conjunto de libros reunidos en dos cuerpos principales: el Antiguo y el Nuevo Testamento. El primero, escrito en hebreo y en arameo, narra la creación del mundo por Dios y la historia de Adán, Eva y sus descendientes, que formaron el pueblo de Israel. El segundo fue escrito en griego -salvo el evangelio de Mateo, cuya redacción original era en arameo- y cuenta los hechos y las enseñanzas de Jesucristo.
Obviamente, para los judíos la Biblia sólo es lo que el cristianismo llama Antiguo Testamento. Además, los católicos han incluido en la Biblia una serie de libros que fueron agregados en el siglo IV antes de Cristo, cuando en Alejandría, Egipto, se hizo una traducción al griego -la Septuaginta- de la Biblia hebrea. Los judíos han despreciado la Septuaginta, pues modificó los textos originales.
Los libros básicos del Antiguo Testamento son, para los judíos, los cinco primeros, pues según la tradición Yahveh se los dictó a Moisés.
Los judíos los llaman Torá, que significa ley. En el Nuevo Testamento los textos principales son los Evangelios (buena nueva), pues revelan el mensaje de Cristo.
El proceso de escritura del Antiguo Testamento llevó unos nueve siglos -entre el XI y el II antes de Cristo-, mientras que el Nuevo Testamento se hizo en la segunda mitad del primer siglo de esta era. En estos procesos intervinieron decenas de personas; la Biblia primero fue oral y luego las generaciones se encargaron de escribirla, de copiarla y de traducirla.
No es un libro difícil de leer, aunque sí es una tarea ardua descifrar el verdadero significado de muchos de los símbolos que hay en sus páginas. "La Biblia está colmada de alusiones al mar, la piedra, la roca, el fuego, la luz, la tierra -dice el padre Sergio Briglia, profesor de sagradas escrituras-. La piedra se menciona unas 300 veces.
¿Una piedra es sólo una piedra o es mucho más que eso? Si uno ve los distintos valores que ese símbolo adquiere en diferentes tradiciones puede construir el sentido que la piedra tiene en la Biblia".
Incluso, por las características del hebreo y del arameo, que tienen palabras, expresiones y letras muy ambiguas, en muchos casos ha sido difícil encontrar la traducción exacta. "En arameo, la palabra maestro o la palabra legislador también pueden ser leídas como lluvia temprana", apunta el escritor Abelardo Castillo, ex católico, lector de la Biblia, que acaba de terminar El evangelio según Van Hooten, una novela vinculada con el tema.
Por la manera en que ha sido escrita -diferentes relatos, personas, lugares y épocas-, la Biblia tiene varias contradicciones. Hay historias que están contadas dos veces, con diferencias, como ocurre con la creación del mundo, el diluvio universal o la alianza de Yahveh con Abraham. Pasa también con los Evangelios; los tres primeros -Marcos, Mateo y Lucas- son llamados sinópticos pues las semejanzas son grandes. Pero muchos detalles los diferencian.
Si bien la Biblia no es un libro de historia, muchos de sus datos son verídicos. Por supuesto, hay varias narraciones que parecen basadas en hechos reales que luego, con las generaciones, se fueron deformando. Está el caso de una historia muy conocida: el diluvio universal.
En diversas investigaciones se hallaron evidencias que indican que la zona mesopotámica estuvo anegada. Inclusive, el rey asirio Gilgamesh, a principios del segundo milenio antes de Cristo, relató en un escrito la existencia de un diluvio. Para el rabino Marcos Edery, este dato confirma que en esa región hubo mucha agua. Para Rivas, en cambio, indica que los autores del Antiguo Testamento se nutrieron de otras literaturas para narrar sus historias.
"Lo del diluvio pertenece al orden de lo mitológico -opina Rivas-. El fundamento puede ser una inundación ocurrida en la Mesopotamia a raíz del deshielo del último glaciar. La zona habría quedado como un inmenso lago." Habla Edery: "El texto de Gilgamesh demuestra que hubo un diluvio en la zona. En ese momento, la humanidad estaba concentrada en el valle mesopotámico; no hacía falta inundar todo el mundo".
Las viejas películas en cinemascope o technicolor mostraban otro prodigio. Gentil, el Mar Rojo se abría para que los hebreos, encabezados por Moisés, lo cruzaran entre dos murallones de agua. Así escaparon de los egipcios. Acá hay un problema inicial de traducción. El texto judío no dice Mar Rojo, sino Lago o Mar de los Juncos; es probable, entonces, que se tratara de una de las lagunas que hay cerca de la costa; si una laguna tiene juncos no es muy profunda. "Nunca el pueblo judío cruzó el
Mar Rojo", dice Edery. Los prodigios y las maravillas de la Biblia tienen la función de enseñar, aleccionar, dar pie al comentario moral. A Rivas y a Briglia les interesa saber hasta qué punto es histórico un hecho narrado en la Biblia, pero creen que lo más importante es la intención de los textos.
"Si Jesucristo existió y murió por mí, debo saber si eso es histórico, a pesar de que hay una dimensión que no puede ser constatada: que Jesucristo murió por mí -dice Rivas-. Hay un conocimiento interior más perfecto, profundo y valioso que el que tenemos a través de los cinco sentidos."
"Ocurre que los pueblos van recreando su propia historia -afirma Briglia-. En la Argentina ya tenemos mitología. Están el cruce de los Andes con San Martín a caballo, las escarapelas y los paraguas del 25 de mayo, French y Beruti... Cada pueblo crea sus mitos y tradiciones. ¿Dónde hay más verdad? ¿En la figura histórica o en esa otra, quizás exagerada, pero que sirve para mantener el espíritu de la historia?" -De todos mo- dos -sigue Briglia-, si el misterio de la muer- te y resurrección de Cristo no es algo histórico, en- tonces apagamos la luz y nos vamos. Los racionalistas pueden negarlo, pero si nosotros lo negamos se deshace nuestra fe.
La arqueología ha permitido hacer compro- baciones insospechadas, como que Dios pudo haberse casado. En 1976 y 1977, investigadores israelíes encontraron imágenes y textos de entre los siglos IX y VIII antes de Cristo. "Te bendigo por Jehová y por su asherah", dice una frase. El especialista británico P.R.S Moorey sostiene que el Antiguo Testamento deja en claro que las divinidades casadas propias de Canaán -antigua Palestina- también eran adoradas por los judíos: "Con lo cual se debate si Jehová podría haber sido una de ellas también." La figura de Jesucristo tampoco está exenta de incógnitas. Porque en los Evangelios se dice que tiene hermanos y no parece que sea en sentido figurado, aunque en el Antiguo Testamento se usa esa palabra para referirse a los miembros del grupo o del clan. Otro tema discutido es la virginidad de María. Los evangelistas escribieron, basándose en una profecía del Antiguo Testamento, que una virgen habría de parir. "La palabra utilizada en hebreo es almah, que quiere decir joven, doncella, pero no necesariamente virgen -explica Edery, un poquitín molesto-. En hebreo, virgen se escribe betulah. Se trata de una traducción dogmática. Esa es la visión teológica del Vaticano."
Por otra diferencia de traducción no está circuncidada buena parte de Occidente. En la Torá, Abraham sella el pacto con Yahveh mediante la circuncisión. Dios le dice que lo bendecirá a él y a su raza. "Pero en hebreo no dice raza, sino descendencia. Esta traducción quitó a los demás pueblos la obligación de circuncidarse", postula Edery.
El que se pone más molesto con el tema es Abraham Sigal, propietario de la librería Sigal, dedicada a textos judíos.
-Hay dos mil términos de la Biblia que han sido cambiados o alterados en las traducciones -asegura-. No es que las traducciones sean malas, pero sí subjetivas. Los cambios son intencionales.
Castillo es enfático: "Los Evangelios que leemos no tienen nada que ver con los que fueron escritos. Se notan perfectamente las interpolaciones y agregados".
-Es lo que ha ocurrido con la palabra virgen -dice-. La virginidad de María es una imposición de la Iglesia. Los Evangelios son muy dudosos; tanto que el propio San Agustín dijo que, si no fuera porque la Iglesia lo imponía, él no creía en ellos.
La frase de San Agustín en la que se apoya Castillo es: Yo no creería en los Evangelios si la Iglesia no me lo dijera. Para Rivas, el significado de estas palabras no es de duda, sino que tiene que ver con una obvia cuestión de fe. -Finalmente, lo que queda de todo esto -dice Castillo- es la figura de Jesús. Eso es lo importante, se crea en él como hijo de Dios o como hombre.
Las razones no están claras, pero en la Argentina la Biblia se vende cada vez más. Sólo la editorial San Pablo, especializada en textos católicos, distribuyó 1.500.000 ejemplares entre 1991 y 1998. En 1991 se vendieron 122.000; en 1994, 150.000, y en 1997, 200.000, según informa José Enrique Gutiérrez, de San Pablo.
En la protestante Sociedad Bíblica Argentina manejan números parecidos. En 1989 distribuyeron 100.000 Biblias; en 1994, 168.000; en lo que va de 1998, 248.000. Marcelo Figueroa, director ejecutivo, cree que ese aumento se debe a varios factores. Uno de ellos es la mayor voluntad de las iglesias para difundir la Biblia; otro, la débil situación económica de la Argentina.
Entre 1981 y 1990, la católica Fundación Palabra de Vida distribuyó cuatro ediciones de unos 15.000 ejemplares cada una; entre 1991 y 1998 se vendieron catorce ediciones, las últimas de 50.000 unidades. Según estima Ofelia Santoro, secretaria de la fundación, cuando llegue diciembre se habrán vendido, en todo el año, unas 100.000 Biblias.
En ninguno de los casos se toman en cuenta las ediciones de los testamentos por separado o los fragmentos bíblicos, que representan cifras enormes.
Por ejemplo, Palabra de Vida lleva editados, desde 1981, más de 2.650.000 ejemplares del An- tiguo Testamento, mientras que la Sociedad Bíblica edita 24 millones de fragmentos bíblicos por año.
Una causa que sin duda influyó, pero que no explica del todo el auge reciente, fue el hecho de que, en 1943, el papa Pío XII recomendara a los católicos el uso de las Escrituras. Antes, el catolicismo no había sido enfático en la necesidad de acercarse a la Biblia. Encima, los protestantes hicieron de las Escrituras su emblema.
Los protestantes creen que las Escrituras "son fuente única y suficiente de doctrina y orientación para la vida -explica el pastor José Míguez Bonino-. Por lo tanto, están por encima del magisterio. En el catolicismo, la Biblia está en el mismo nivel que la tradición eclesiástica del magisterio".
A los protestantes les agrada mantener una relación estrecha y personal con la Biblia, y creen que esa relación es de suma ayuda en momentos críticos. Quizá por eso, los de la Sociedad Bíblica editaron hace tiempo 50.000 libros con fragmentos de las Escrituras y los guardaron, dice Figueroa, "para algún caso de desastre". Durante las inundaciones en el Litoral se encargaron de entregarlos a las víctimas del agua.
Es muy raro lo que puede ocurrir con la Biblia. La escritora Manuela Fingueret, de origen judío, dice que conoce muchos casos de colegas ateos que, cuando tuvieron que ir al exilio durante la última dictadura militar, comenzaron a leer la Biblia con avidez.
Los aborígenes argentinos wichi tienen un solo libro en chorote, su lengua; y ese libro es la Biblia. Una traducción -realizada por la Sociedad Bíblica a pedido de los indígenas- que demoró 25 años pues requirió transformar en escrito un idioma que era sólo oral.
También es curioso el cambio de relación que hay con la Biblia. Siempre, hasta la invención de la imprenta, el libro fue un lujo, y entonces alguien leía en voz alta y los demás escuchaban. "Desde hace unos veinte años se la lee, cada vez más, en grupo -dice la profesora Te- resa Tresca, de la Universidad Católica Argentina-. Es raro, pero se está volviendo a lo oral".
Como casi todo libro, la Biblia tiene personajes principales; ellos son Jesús y Moisés. Y ambos existieron. Además de los documentos que prueban la existencia de Jesús, es decir, los Evangelios, hay menciones breves en escritos del historiador judío romanizado Flavio Josefo, de Tácito e incluso en algunos textos judíos.
-Uno de esos escritos judíos afirma que fue crucificado por practicar la hechicería -dice Ri-vas-, lo cual indica que hacía alguna cosa extraordinaria que motivó su condena.
Abelardo Castillo sostiene que en los Evangelios hay frases atribuidas a Jesús que no pueden haber sido dichas por él, como la famosa dad al césar lo que es del césar. "Esa posición de Jesús se da de patadas con muchas otras cosas -opina el escritor-. Igual que lo de Poncio Pilatos, que es presentado como que quiere salvar a Jesús de que lo crucifiquen mientras los judíos piden que lo maten. Parece evidente que, en el proceso de redacción, Roma pidió que le sacaran responsabilidades. Y eso es tan claro que, en algunos textos, Pilatos hasta es demasiado bueno".
Moisés, según coinciden los eruditos, vivió en el siglo XIII antes de Cristo. El recibió la ley de Yahveh y la escribió, afirma Edery, durante los 40 años que duró el recorrido por el desierto. "Hay enfoques científicos críticos con este tema, pero no son aceptados por la sinagoga", dice el rabino.
-Si los cinco libros son del mismo autor, ¿cómo se explican las variaciones literarias que hay en ellos?
-¿No cambia el estilo literario en una persona que vive 120 años? Mire: en la Universidad de Haifa, Israel, un científico quiso hacer pruebas. Analizó con una computadora diferentes libros de Goethe y el resultado fue que había un treinta por ciento de posibilidades de que esas obras fueran del mismo autor. Hizo lo mismo con la Torá y le dio un ochenta por ciento. Además, este científico afirmó que la Torá no puede haber sido escrita por mente humana.
-¿Por qué?
-¿Se puede escribir un derecho que sea prescindente de cualquier interés humano? No. Pero en la Torá sí, pues dice que el rey debe ser juzgado y que el profeta debe ser destituido si hace algo malo.
Edery asegura también que cada libro ha sido escrito por el autor que corresponde. Es decir: Isaías por Isaías, Samuel por Samuel y así. Aclara que eso lo sabe por la tradición. "La mirada mía es tradicionalista", explica.
-El Antiguo Testamento tampoco es el original -plantea Castillo-. En el comentario de Habacuc dice: "El vino es pérfido y el arrogante no da tregua". ¿Qué quiere decir esto? Ocurre que la raíz hebrea de vino y la de riqueza es prácticamente la misma. La frase sería: La riqueza o el rico es pérfido y el arrogante no da tregua. Resulta entonces que una especie de panfleto socialista se transformó en una admonición a los borrachos.
Las diferencias en las traducciones se verifican hasta en aspectos mínimos. Un fragmento del Cantar de los Cantares, una obra erótica incluida en el Antiguo Testamento, dice: "No os fijéis en que estoy morena; es que el sol me ha quemado". Esta es la traducción generalmente aceptada. Pero en la Biblia traducida por los sacerdotes Reina y Valera, en el siglo XVI, se lee: "No repareis en que soy morena; pues el sol me miró". Puede que no sea la traducción más fiel, pero sí la más linda.
La Biblia es decisiva en la historia de la literatura. "Todo lo que Occidente es en lo literario parte de la Biblia, de la tragedia griega, de las epopeyas homéricas y de la Divina comedia", dice Castillo. Con sólo leerla se confirma la cantidad de frases, imágenes e ideas que se han integrado a la cultura occidental. "La Biblia está presente en la conciencia -dice Tresca-. No sólo configura la obra literaria posterior, sino también la conciencia colectiva".
Lo maravilloso de la Biblia es que tiene para todos los gustos. Dice Fingueret: "Hay traición, sexo, sensualidad, filosofía, suspenso, drama, tragedia, humor, erotismo, sentencias, fábulas y, quizá, ciencia ficción en los jinetes del Apocalipsis. En la Biblia están todos los géneros literarios. Además, los que la escribieron tenían una gran sensualidad respecto del idioma, y una imaginación poderosísima."
Para algunos, resulta asombrosa la adecuación de la Biblia al presente. El pastor Míguez Bonino recuerda que, hace unos días, conversaba sobre política con amigos. Ahí se planteó un dilema: ¿Cómo se mide la legitimidad de un gobierno?
-Y ahí me saltó la Biblia -dice el pastor-. En Reyes se pregunta: ¿El rey mantuvo al pueblo fiel a Dios? Ese es un criterio religioso. Y también: ¿cómo trató a pobres, huérfanos, viudas, extranjeros y minusválidos? Este es el otro criterio. Si ambos se cumplen, es un buen rey.
-Yo siempre leo los Evangelios -apunta Castillo-. Más allá de lo literario, son uno de los grandes tratados de ética. Hay que leer lo que dicen, no lo que las confesiones religiosas dicen que dicen. Los Evangelios son muy claros: señalan que el que no trabaja no come; he venido a ponerle fuego al mundo, sostiene Jesús; bienaventurados vosotros los pobres, no los pobres de espíritu; la parábola del camello y el ojo de la aguja; una comunidad cristiana en la que todo se repartía y, por lo tanto, no existía la propiedad privada. Estas ideas marcan una dirección, la de la Iglesia primitiva, que se toca casi sin ningún esfuerzo con las grandes teorías socialistas.
Castillo está convencido de que las generaciones le han ido quitando contenido humano y social a la Biblia. "Hemos hecho lo mismo en varios rubros", plantea. Dice que no adhiere al lugar común de que en la Biblia está todo, pero que sí concuerda con otro lugar común. "Los grandes libros siempre dan la impresión de haberlo dicho todo."
El código secreto
El descubrimiento de la ley de gravedad por parte de Newton, la Gran Depresión de los años 30, la bomba de Hiroshima, el invento del aeroplano, el caso Watergate: el texto hebreo del Antiguo Testamento, escrito hace más de dos mil años, contiene toda esta información. Esto es lo que postula el libro El código secreto de la Biblia, del norteamericano Michael Drosnin, ex periodista del Washington Post y del Wall Street Journal.
El código fue descubierto por el matemático Eliyahu Rips, uno de los máximos especialistas del mundo en teoría de conjuntos. La prueba de fuego de ese descubrimiento fue el asesinato del primer ministro israelí, Yitzhak Rabin. En la Biblia dice, escrito en código: "Yitzhak Rabin", "nombre del asesino que asesinará", "Amir" (victimario de Rabin), "Tel Aviv" y la fecha 5756 del calendario judío, que equivale a 1995. Todos los datos eran precisos. Drosnin, que se declara no creyente, le envió una carta a Rabin en la que lo prevenía de lo que, según la Biblia, habría de ocurrir. El primer ministro israelí desestimó el anuncio.
Aunque hubo intentos previos para encontrar el código, Rips fue quien dio con la fórmula para dar con él. De hecho, el propio Isaac Newton, descubridor de la fuerza de gravedad, dedicó media vida al hallazgo de ese código, para lo cual había aprendido hebreo. No obtuvo resultados. Rips sí, puesto que tuvo una aliada inexistente en tiempos de Newton: la computación.
Drosnin narra el procedimiento utilizado para hallar el código: "Rips eliminó los espacios entre palabras y convirtió la totalidad del texto bíblico original en una hebra continua compuesta por 304.805 letras. La computadora explora esta hebra en busca de nombres, palabras y frases codificadas".
"En cuanto encuentra una palabra clave -sigue Drosnin-, la computadora puede dedicarse a buscar información relacionada con ésta. Una vez tras otra descubre, codificados con significativa proximidad, nombres, fechas y lugares afines, todo en el mismo tramo de texto."
El artículo que detalla el descubrimiento y los métodos para alcanzarlo fue publicado por la revista norteamericana Statistical Science. Para aparecer en la revista, una de las más prestigiosas en esa área, el artículo debió pasar la revisión de un grupo de expertos. Y su contenido no fue refutado.
Rips, Drosnin y compañía sostienen que la Biblia es un "gigantesco crucigrama" colmado de datos. Aquí va un ejemplo de la información codificada que hallaron: "Oklahoma", "terrible muerte pavorosa", "habrá terror", "edificio Murrah", "muertos, despedazados", "desolados, aniquilados", "muerte", "su nombre es Timothy", "McVeigh", "día 19", "en la novena hora", "por la mañana", "emboscó, sorprendió, terror", "a dos años de la muerte de Koresh". Todos los datos, con exactitud, corresponden al atentado que, en la mañana del 19 de abril de 1995, destruyó el edificio Murrah de Oklahoma. El nombre del responsable era Timothy McVeigh.
En el libro se reproducen muchos de estos ejemplos, que generan cierta intranquilidad; si el código es cierto, hay que empezar a replantearse el mundo. Un sabio del siglo XVIII, el Genio de Vilna, escribió: "Es regla que todo lo que fue, es y será hasta el fin de los días está incluido en la Torá, desde la primera hasta la última palabra. Y no tan sólo en un sentido general, sino hasta el menor detalle de cada especie y cada uno de los individuos".
Como corresponde, el libro de Drosnin anuncia el apocalipsis. Aparentemente, sería a causa de un terremoto o de una guerra nuclear, y los años posibles son cuatro: 2000, 2006, 2014 y 2113.
Biblias en el mercado
En el mercado argentino se pueden conseguir diversas ediciones de la Biblia, inclusive en CD-Rom. También las hay en Braille y en casette, para ser escuchada. A continuación, una lista de las principales.
Biblia de Jerusalén: la traducción fue realizada en Francia. El castellano es al uso español, y las notas, introducciones y cronologías -rigurosas y exhaustivas- son de tipo científico. El precio es de 37 pesos.
El libro del pueblo de Dios-La Biblia: ha sido traducida por dos sacerdotes argentinos y, por lo tanto, pensada para América latina. El lenguaje es muy claro y agradable. Los textos históricos son los imprescindibles y las notas son pastorales. El precio es de 17 pesos. También se la puede adquirir en CD-Rom, con imágenes y música.
Santa Biblia: es una edición revisada de la Biblia traducida en el siglo XVI por los sacerdotes Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera. El lenguaje es arcaico y las notas, muy sintéticas. Es la preferida por los evangelistas y cuesta 6 pesos.
La Biblia-Latinoamérica: traducida especialmente para el público de América latina, tiene un lenguaje adecuado y notas de carácter pastoral. El precio de la edición más cara es de 18 pesos. Esta Biblia también está editada en CD-Rom.
La Biblia-Dios habla hoy: esta edición ha sido realizada por la Sociedad Bíblica para toda la comunidad cristiana. El lenguaje es actual y las notas son científicas. El precio es de 9 pesos.
Biblia de América: el lenguaje es agradable y las notas, de carácter científico, son breves. El precio es de 9 pesos.
Tradición oral, texto escrito
Unas tribus nómadas que partieron de Caldea, hacia el siglo XIX antes de Cristo, fueron el comienzo de la saga. Entre esos nómadas estaba Abraham, el primer patriarca. Llegaron a Egipto y, seis siglos más tarde, uno de los descendientes, Moisés, guió al pueblo a la tierra prometida por Dios: hoy Palestina; por entonces, Canaán.
En el siglo XI a. C., el rey David tomó la ciudad de Jerusalén. Israel se transformó en un Estado; en esa época comenzaron a escribirse las tradiciones orales. Luego de David gobernó, en el siglo X, el rey Salomón. Durante este reinado se intensificó la redacción de las tradiciones orales, que continuó de manera sostenida durante los siglos siguientes. En el siglo X se originó la división en dos reinos: el de Israel y el de Judá. El primero cayó en el siglo VIII, y en el siglo VI los babilonios tomaron Jerusalén. Las clases altas fueron enviadas al exilio en Babilonia y en Palestina quedaron las familias más pobres.
Gracias a un edicto de Ciro, el rey de los medos y los persas que tomó Babilonia, en el año 538 a. C. se produjo el regreso a Palestina. A partir de ahí se puso más énfasis en los trabajos de redacción. "Ya no existe un Estado judío propiamente dicho, así que ahora son las Escrituras, especialmente la Torá, las que sirven de base y fuerza a la identidad nacional", escribe el especialista mexicano Gonzalo Báez-Camargo.
Los judíos sufrieron varias dominaciones sucesivas -persas, macedonios, ptolemaicos, seléucidas y romanos-, lo cual acentuó la necesidad de fijar sus tradiciones. Aparentemente, un par de siglos antes de Cristo ya había un texto más o menos fijo. Curiosamente, Cristo nació el año 7 o 6 antes de Cristo. Israel ya estaba en poder de los romanos, que exigían tributos y crucificaban a los que se les oponían. Jesucristo comenzó su ministerio en el año 28 de esta era y murió el año 30. Aquello de los 33 años de Cristo es un mito, pues vivió hasta los 36 o 37.
Los discípulos de Jesús fueron los encargados de transmitir sus acciones y sus mensajes, pero no se sabe quiénes redactaron los Evangelios. En torno del año cincuenta se puso por escrito el de Mateo. Ya por entonces Pablo había comenzado sus viajes predicando la palabra de Jesús. Fue intensa la producción epistolar de Pablo, aunque sólo hay fuertes certezas de que es el autor de siete de las catorce cartas que se le atribuyen.
Lo último que se escribió fue el Apocalipsis, un texto claramente destinado a la resistencia ante las persecuciones de Roma, y el Evangelio de Juan. A fines del primer siglo de esta era, el Nuevo Testamento ya estaba redactado; dos siglos después, en el año 315, el emperador romano Constantino se hizo bautizar.
Cantares eróticos
Mientras el rey se halla en su diván/mi nardo exhala su fragancia/bolsita de mirra es mi amado para mí/que reposa entre mis pechos", dice un fragmento del Cantar de los cantares, un texto poético de contenido erótico que integra la Biblia hebrea. Este texto, que narra los encuentros y desencuentros de un matrimonio, ha recibido diversas interpretaciones, y la razón de tan diferentes lecturas parte de una pregunta: ¿qué hace un poema erótico en un libro sagrado? Una de las interpretaciones sostiene que el Cantar, que fue escrito en Palestina hacia el siglo IV antes de Cristo, es una obra alegórica que alude al amor entre Yahveh y el pueblo de Israel. Otra dice que, mediante estos poemas, se narra la historia de los judíos. "Cuando el esposo describe a la esposa -dice el presbítero Rivas- está describiendo, muy sutilmente, el mapa de Israel; cuando la esposa describe al esposo, alude al templo de Jerusalén." Otra de las lecturas señala que se trata de una obra que celebra el matrimonio y el amor conyugal, sin otra intención simbólica; de hecho, se solía recitar en las fiestas paganas de bodas. La profesora Tresca duda de que sea literatura erótica: "Primero, hay comparaciones que no pegan con erotismo alguno. Me parece más lógico que tenga otra intención. Lo que ocurre es que hay un montón de claves para entender el poema que han sido perdidas. De todos modos, es la única historia de amor matrimonial feliz que se imprimió en la cultura occidental".
Textos escogidos
Selección de Manuela Fingueret.
- Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador. Pasó algún tiempo y Caín hizo a Yahveh una oblación de los frutos del suelo. También Abel hizo una oblación de los primogénitos de su rebaño, y de la grasa de los mismos. Yahveh miró propicio a Abel y su oblación, mas no miró propicio a Caín y su oblación, por lo cual se irritó Caín en gran manera y se abatió su rostro. Yahveh dijo a Caín: "¿Por qué andas irritado, y por qué se ha abatido tu rostro? ¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo? Mas si no obras bien, a la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia, y a quien tienes que dominar". Caín dijo a su hermano Abel: "Vamos afuera". Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató. Yahveh dijo a Caín: "¿Dónde está tu hermano Abel?" Contestó: "No sé. ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?".
(Génesis, capítulo 4)
- Entonces la mujer de Lot miró atrás a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.
(Génesis, capítulo 19)
- Una esperanza guarda el árbol. Si es cortado, aún puede retoñar, y no dejará de echar renuevos, incluso con raíces en tierras envejecidas, con un tronco que se muere en el polvo, en cuanto siente el agua, florece y echa ramaje como una planta joven. Pero el hombre que muere queda inerte. Cuando un humano expira, ¿dónde está? Podrán agotarse las aguas del mar, sumirse los ríos y secarse, que el hombre que yace no se levantará, se gastarán los cielos antes que se despierte, antes que surja de su sueño.
(Job, capítulo 14)
Selección de Abelardo Castillo.
- Los astros del cielo cayeron sobre la tierra, como caen los higos verdes cuando la higuera es sacudida por un fuerte viento. El cielo se replegó como un pergamino que se enrolla, y todas las montañas y las islas fueron arrancadas de sus sitios. Los reyes y los grandes de la tierra, los jefes militares, los ricos y los poderosos, los esclavos y los hombres libres, todos se escondieron en las cavernas y entre las rocas de las montañas.
(Apocalipsis, capítulo 6)
- Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división.
(Lucas, capítulo 12)
- ¡Qué bellos son tus pies en las sandalias, hija de príncipe! Las curvas de tus caderas son como collares, obra de las manos de un orfebre. Tu ombligo es un cántaro, donde no falta el vino aromático. Tu vientre, un haz de trigo, bordeado de lirios. Tus pechos son como dos ciervos jóvenes, mellizos de una gacela.
(Cantar de los cantares, capítulo 7)
Selección de la Revista
- "Al mediodía, se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde; y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: Eloi, Eloi, lamá sabactani, que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (...) Entonces Jesús, dando un gran grito, expiró. El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó: ¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!.
(Marcos, capítulo 15)
- Del humo salieron langostas que se expandieron por toda la tierra, y éstas recibieron un poder como el que tienen los escorpiones de la tierra. Se les ordenó que no dañaran las praderas ni las plantas ni los árboles, sino solamente a los hombres que no llevaran la marca de Dios sobre la frente. Se les permitió, no que los mataran, sino que los atormentaran durante cinco meses, con un dolor parecido al que produce la picadura del escorpión. En aquellos días los hombres buscarán la muerte, y no la encontrarán; querrán morir, pero la muerte huirá de ellos.
(Apocalipsis, capítulo 9)
- ¡Vanidad de vanidades, todo vanidad! ¿Qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol? Una generación va, otra generación viene; pero la tierra para siempre permanece. Sale el sol y el sol se pone; corre hacia su lugar y allí vuelve a salir. Sopla hacia el sur el viento y gira hacia el norte; gira que te gira sigue el viento y vuelve el viento a girar. Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al lugar donde los ríos van, allá vuelven a fluir. Todas las cosas dan fastidio. Nadie puede decir que no se cansa el ojo de ver ni el oído de oír.
Lo que fue, eso será;
lo que se hizo, eso se hará.
Nada nuevo hay bajo el sol.
(Eclesiastés, capítulo 1)