La atrapante historia del pueblo al que los flamencos sacaron de la pobreza
Así es el recorrido por el que miles de turistas de todo el mundo viajan hasta el pueblo de Perico, en Colombia
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Ya son pocas las casas de bahareque que quedan en Perico, una vereda ubicada a 10 minutos por ruta al sur del corregimiento de Camarones, en jurisdicción de Riohacha, La Guajira. Este pueblo, habitado por unas 200 familias afro y wayú, encontró la forma de salir adelante pese al olvido de la administración local, y todo gracias a los flamencos rosados que engalanan sus lagunas.
Hace 10 años, Perico era un pueblo más de La Guajira que vivía en la pobreza y al cual muchas veces no llegaba ni el camión de la basura. Las casas de bahareque eran la construcción más habitual, pues ese material se consigue fácil y ayuda a mantener temperaturas más agradables, ya que el sol calienta hasta los 36 grados centígrados y son pocas las nubes que por momentos pueden tapar los inclementes rayos del astro rey.
Pero hoy, gracias a un proyecto turístico que involucra directa e indirectamente a todas las familias de esta vereda, ya no escasean el agua ni la comida, y las casas mejoraron su infraestructura con paredes de bloque y hasta techos altos de tejas termo acústicas, más frescos que el bahareque.
Este proyecto nació en 2018 y se llama Perlaguaneque. El plan era aprovechar que Camarones (a 15 minutos por tierra del aeropuerto de Riohacha), y en especial Perico, es el sitio predilecto por los flamencos rosados en América del Sur para pasar largas temporadas alimentándose y había muchas personas interesadas en ver a esta majestuosa especie, que es muy esquiva.
Esta ya era una zona protegida desde 1977, denominada Santuario de Fauna y Flora los Flamencos, administrada por Parques Nacionales Naturales (PNN), pero no había un proyecto local propio y establecido para acercarse a esta especie.
Perlaguaneque, liderado por el líder afro Kevin Rivadeneira y cinco periquéeos más, comenzó a ofrecer un recorrido de dos horas en canoas por el sistema de lagunas de 7.000 hectáreas que conforman el santuario. Y la idea del mismo era, además de ver a los flamencos, enseñarle a la gente lo que ellos aprendieron durante generaciones sobre la especie.
Así es el recorrido para el avistamiento de los flamencos
Justo en la entrada de Perico, en plena Troncal del Caribe, hay una caseta y el anuncio del Santuario de Fauna y Flora Los Flamencos y el de Perlaguaneque, denominado así por la unión de los nombres de las lagunas del santuario: Perico, Laguna Grande y Navío Quebrado.
En esa caseta, construida por los mismos periqueños, hay tres personas que reciben a los visitantes. Por lo general es Kevin y algunos de sus compañeros, que son la mayoría de adolescentes del pueblo que se están formando para en el futuro mantener el proyecto.
Para entrar se debe llenar un registro y pagar 40.000 pesos por persona que cuesta el recorrido. Lo ideal para Perlaguaneque es hacer el paseo con 8 turistas, pues así es más rentable, pero si llegan al menos dos personas pueden hacerlo. Desde la entrada de Perico hasta alguna de las algunas se puede ir a pie o en bicicletas, las cuales fueron donadas al proyecto por la Unión Europea, la cual apoya varias iniciativas turísticas en La Guajira.
Una vez se llega a la orilla de la laguna, que no supera los 70 centímetros de profundidad, hay que subir a las canoas, que son impulsadas con un palo de guásimo que funciona como remo. El timonel, como le llaman, entierra el palo en el fondo de la laguna y empuja la canoa. Así se van moviendo hasta a unos 10 kilómetros por hora por el agua salada.
En el trayecto hasta la orilla contraria, donde están alimentándose o descansando más de 7.000 flamencos rosados, se pueden ver los peces locales. Además, se ven otras aves como patos cuchara, pelícanos, garzas blancas y los muy populares ibis.
“Durante el viaje les contamos a los turistas la importancia que tienen estas aves para nuestro ecosistema, cuáles son sus hábitos, de qué se alimentan, etcétera. Por ejemplo, muchos no saben que el flamenco cuando nace y durante su primera etapa de vida es gris, y a medida que crece y se alimenta de un crustáceo llamado Artemia salina –el cual solo vive en aguas muy saladas — obtiene su color rosado”, señala Rivadeneira.
El flamenco rosado es un ave filtradora. Entierra su pico en el sedimento de las aguas poco profundas y extrae pequeñas algas, peces y crustáceos. Es una especie majestuosa, pero muy esquiva y suele asustarse fácilmente ante cualquier presencia que consideren como una amenaza. Por eso, en Perlaguaneque han desarrollado un método para acercarse hasta 30 metros de ellos sin ahuyentarlos.
“Bajamos la velocidad y comenzamos a movernos en paralelo al grupo de aves y luego en círculos, así ellas no ven de frente que una canoa se les acerca. Esto se ha logrado porque varias generaciones de pescadores han hecho sus faenas en estas aguas y las aves ya se han ido acostumbrando a esas presencias”, explica Ilbel Ramírez, uno de los pescadores y timoneles.
Un éxito ecoturístico en toda La Guajira
Por sus métodos, su cuidado con la especie y el involucramiento de todo el pueblo de Perico en el proyecto, Perlaguaneque se convirtió en uno de los proyectos ecoturísticos más populares de La Guajira.
“En temporada alta, entre noviembre y marzo, llegamos a tener más de 2.000 visitantes de todo el mundo, lo cual le deja grandes ganancias a todo el pueblo. Si bien en este momento somos 35 personas trabajando formalmente, entre timoneles y guías, el comercio del pueblo también crece, ya que se venden almuerzos, refrigerios, artesanías, entre otros”, asegura Kevin.
Además, calculan que en todo el año pueden llegar más de 6.000 turistas al santuario, lo que les deja ganancias aproximadas, solo por el avistamiento de flamencos, de 240 millones de pesos. Luego, está el beneficio indirecto, que es el de las compras de almuerzos y otros productos locales, pues en Perico se puede almorzar en las viviendas de casi una decena de familias, quienes aprovechan la pesca del día para vender almuerzos a los turistas.
Se puede comer desde chivo asado o guisado en coco o toda la variedad de peces frescos de la laguna: lebranche, soco, sierra, entre otros. Además, explicó Rivadeneira, las ganancias son repartidas con total equidad entre todos los miembros participantes de cada paseo de avistamiento.
El crecimiento del poblado se debe, explica su líder, al trabajo con las dos comunidades de Perico: afro y wayú. Sobre todo con los niños, ya que todos están involucrados y pueden ganar directamente, y al apoyo internacional de entidades como la Unión Europea, que les brindó las ayudas que la administración municipal de Riohacha nunca ofreció, la misma administración que ocasionalmente aparece solo a decir que Perico es ejemplo de ecoturismo en La Guajira.
”Precisamente porque nunca hemos tenido el apoyo del gobierno local y porque hemos vivido en la pobreza, es que ahora valoramos mucho el sustento que nos entrega la naturaleza. Con los flamencos todos hemos mejorado nuestra calidad de vida, ya más niños en el pueblo quieren ir a estudiar, ya más adultos se capacitan en pesca sostenible y optimización de recursos, ya tenemos más periqueños con ganas de emprender y, sobre todo, somos una de las comunidades en el mundo que mejor cuidamos a los flamencos, por eso pasan más tiempo en Camarones”, precisa Rivadeneira.
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