Keren Eldad. “Mi método es para quienes tienen todo y quieren más”
EAST HAMPON.- "¿Pero qué más pueden querer estas mujeres?". Una amiga me pasa a buscar por el bed & breakfast más chic de East Hampton, donde me encuentra rodeada de una plétora de señoras rubias y castañas jóvenes que parecen sacadas de propagandas de champú, con largas túnicas con los estampados japoneses de moda y algún anillo interesante, o familiar. Hay delicadezas orgánicas y gluten free de las granjas cercanas, tragos (abundantes), y sonrisas perfectas.
"Si pueden afrontar estar en este balneario a fin del verano, en el medio de la semana, amontonándose para escuchar una conferencia y brindar, es que ya tienen la vida bastante resuelta, ¿no?", insiste mi amiga.
Le transmito, luego, su duda existencial a Keren Eldad, la gurú que fueron todas a ver. Eldad es la coach personal del momento en Nueva York. Aunque por obvio secreto profesional no puede decir los nombres, todo el mundo rumorea quiénes son los popes las finanzas, los hipsters con triunfos tecnológicos e incluso celebridades del espectáculo a los que asesora. Llamada por los medios la "luxury coach" es también quien contratan las grandes marcas de lujo como Dior, Cartier, Van Cleef & Arpels, Jaeger Le-Coultre y IWC para entrenar a sus altos ejecutivos. De hecho, su encuentro en la playa fue organizado por Empire Global Ventures, una empresa boutique de estrategias corporativas, parte de cuya ponderosa base femenina está allí presente, atenta a las recomendaciones de Eldad.
"Mis clientes son todos high achievers" –reconoce Eldad en diálogo con la nacion, usando el término de moda para la gente con logros sobresalientes–. Pero yo también lo soy. Somos todos superestrellas. Mi método fue creado para quienes lo tienen todo, y quieren más. Y la respuesta a tu amiga es que todos queremos más. Sobre todo en una ciudad como Nueva York, está este sentimiento de que cuando dejás de desear avanzar a tu máximo potencial en algún aspecto, se pierde un poco el rumbo en la vida, que sin progreso no hay felicidad".
–¿Por qué sos la coach de gente poderosa?
– Vengo de una educación relativamente parecida a la de mis clientes. No es que me iluminé un día de la nada, o que voy de gurú carismática. Fui a la Universidad de Columbia, luego London School of Economics y demás. Trabajé como consultora en la industria del lujo por 17 años. Cuando hago coaching en grandes compañías del sector nos entendemos porque conozco su mundo de manera íntima. De esa primera etapa quedé acostumbrada a estar con gente que ya sabe lo que es estar en la cima, y para el coaching personal asimismo les sirve alguien que conoce esa realidad.
–¿ Cómo te volviste life coach?
–Todo era impecable, pero a los 35 años tuve una crisis total. Me divorcié, falló un negocio que había armado, hasta se murieron mis gatitos. Todo en mi vida se venía abajo. Me ayudaron buenos amigos que me pudieron dar contención. Como tenía el tiempo, y había visto de cerca el lado oscuro, empecé a trabajar de voluntaria en una línea telefónica para la prevención del suicidio, a la que sigo muy vinculada hoy. Me metí de lleno en el tema del desarrollo personal, y volví a las empresas de lujo, pero con otro enfoque, y esto derivó en clientes privados. El resto, como dicen aquí, es historia.
–¿Por qué haría falta un life coach?
–Quien mejor lo sintetiza es Joan Didion, quien dijo: "Nos contamos historias a nosotros mismos para poder vivir". Cada minuto del día nos contamos a nosotros mismos historias sobre quiénes somos y nuestra relación con el mundo. De esta manera se forman sistemas de pensamientos de los cuales no somos conscientes a no ser que nos pongamos específicamente a explorarlos. Así se van formando los hábitos, y esos hábitos suelen ser los que nos traen los problemas. Un buen life coach contribuye a solucionarlos.
–¿Cómo lo hacen?
–Es lo mismo para una persona o para una compañía, para alguien con problemas sentimentales o que quiere dar un gran salto en lo laboral. Primero se excava profundo para encontrar dónde están las ideas tóxicas. Después se trabaja con qué se van a reemplazar y se desarrollan herramientas para lograrlo. El punto final es introducir las estrategias que modifiquen el comportamiento. Uno piensa que lo está haciendo para una meta en particular, pero la realidad es que sirve para cualquier desafío futuro.
–¿Por por qué no ir al analista?
–Es algo distinto. Esto se basa en la psicología conductista y no pasamos demasiado tiempo hablando lo que ocurrió cuando eras chico. Son una serie de sesiones donde se aprende a encarar una meta. Sí, después se pueden hacer otras series y profundizar, pero es una ayuda puntual para un tiempo determinado.
–Tu trabajo era de coaching general y corporativo, pero luego lanzaste un programa de coaching para conseguir pareja, ¿por qué?
–Un 60 por ciento de la gente que me contrataba para hablar de trabajo o de metas de cualquier aspecto de la vida me terminaba hablando de las frustraciones de su vida sentimental. Cada vez hay más gente sola, y hay crecientes niveles de ansiedad y depresión, así que también se relaciona con el bienestar general. Decidí, entonces, aplicar las mismas técnicas de mis programas para quienes buscan una pareja y lancé un programa, que se llama como todos los demás, "con entusiasmo".
–En la búsqueda del amor, de los negocios y demás, ¿mostrar entusiasmo no es sinónimo de querer algo demasiado, de no ser "cool"?
–Puede ser; pero mi definición del entusiasmo es vivir la vida con inspiración y con una sobrecarga de energía positiva. Cuando uno se deshace de las maneras negativas de pensar que lo restringen, se puede vivir así: contento, emocionado, listo para todo. Si eso implica no ser cool, no me parece tan grave si te consigue resultados.
–Si tuvieras que dar alguna recomendación de aplicación fácil para mejorar la vida cotidiana, ¿que dirías?
–Esto lo tomé de uno de mis propios coaches. Cuando tenemos una meta, anotar 20 maneras en las que trabajaremos para llegar a ella. Cinco es fácil, 20 implica tener que hacer un esfuerzo y pensar también las formas que no son evidentes para lograrlo. Sirve para abrir la mente y, quien sabe, quizá alguna de las que no se nos habían ocurrido y nunca intentamos antes resulte la clave. Por otra parte, creo firmemente en despertarse y meditar o simplemente no hacer nada por media hora. Si chequeamos el mail o las redes sociales ya arrancamos el día reaccionando a cosas. Evitarlo es un buen primer paso para comandar el tiempo.
–¿Es muy distinto trabajar con tus distintos grupos de clientes superestrellas?
–Ningún cliente es muy diferente al otro porque en todos buscamos modificar comportamientos para sacar al máximo el potencial. En la práctica, es distinto el enfoque. Un ejecutivo de Wall Street tiene otra manera de digerir información. El coach puede ser mas directo y podemos trabajar mas rápido. Otras personas requieren más validación y dulzura. En mi experiencia tampoco hubo demasiada diferencia en las sesiones con personas con las que trabajo personalmente y las que viajan y lo manejamos digitalmente.
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