Julio Le Parc, un rebelde en el museo
Julio Le Parc tenía menos de treinta años cuando le tiró una carta en la cara al mítico Jorge Romero Brest, entonces director del Museo Nacional de Bellas Artes y luego del Centro de Artes Visuales del Instituto Torcuato Di Tella. Le había pedido una recomendación para una beca en Canadá; cuando fue a buscarla, la curiosidad lo llevó a abrir el sobre apenas llegó a la vereda. Como "no decía gran cosa", según él, decidió volver a su oficina y devolvérsela en persona.
"Jamás en la vida me va a perdonar una cosa así", pensó el artista mendocino poco después, cuando se presentó a otra beca de formación en Francia y se enteró de que Romero Brest integraba el jurado. Sin embargo, no solo tuvo su aprobación sino que también lograría más tarde su apoyo para representar al país en la Bienal de Venecia de 1966, donde obtuvo el Gran Premio Internacional de Pintura.
Eso contó Le Parc en una entrevista con Hans-Michael Herzog, cocurador de una gran muestra de la Colección Daros que se exhibió en Río de Janeiro en 2013, meses después de que otra exposición en el parisino Palais de Tokyo atrajera hasta 12.000 personas por día. "Hay un público que está acostumbrado a ir a los museos y a someterse", agregó en aquel diálogo este maestro del arte cinéltico y lumínico, que alguna vez jugó a los dados –y perdió– su participación en una muestra en el Museo de Arte Moderno de París. Dentro de las instituciones, explicaba, "no se puede hablar en voz alta, hay que caminar despacio" y las opiniones de los visitantes "no tienen absolutamente ninguna relevancia".
Con obras que invitan a rebelarse contra esas limitaciones, sin embargo, logró conquistar algunos de los espacios más codiciados del mundo. La muestra de Daros fue alojada en 2014 por el Malba, que acaba de incluir una de sus obras interactivas en el nuevo montaje de su colección permanente. En 2016 tuvo en el Pérez Art Museum Miami su primera muestra individual en un museo de Estados Unidos y en los próximos días, a los 90 años, se dispone a inaugurar otra nada menos que en el Met Breuer, en Nueva York.
Mientras, su hijo Yamil trabaja para concretar un homenaje en vida en Buenos Aires para su padre el año próximo, con grandes muestras en el Centro Cultural Kirchner y en el Museo Nacional de Bellas Artes, además de acciones en el Teatro Colón y una proyección sobre el Obelisco. Igual que en la década de 1960, cuando fundó el Grupo de Investigación de Artes Visuales, invitará al público a dejar de someterse y "ser parte de una experiencia" que lo lleve a reflexionar sobre su rol en la sociedad.
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