La sensación térmica en París subía sin parar. Entonces, armaron valijas livianas y emprendieron un viaje rutero con destino a las playas de La Baule, a 450 kilómetros de la Ciudad Luz. Y para Natacha Eguía (27), que está embarazada de ocho meses, el aire de mar fue reparador. Su marido, Juan Imhoff (30), wing del equipo francés Racing 92, disfrutó tanto como ella. "En junio estuvimos dos semanas en Argentina, pero, en julio, Juan empezó con la pretemporada. Ahora le dieron días libres, así que nos tomamos un break acá, que es el ‘Punta del Este’ de Francia", dice Natacha, al teléfono con ¡Hola! Argentina, mientras se escucha el sonido de las olas rompiendo de fondo.
–Natacha, ¿cómo estás transitando la recta final del embarazo?
–Lo venía manejando bien, hasta ahora, que falta sólo un mes. Soy bastante ansiosa y Juan también, así que empecé a pensar en el parto, las ganas que tengo de conocer la cara del bebé. Estamos muy contentos. La semana cuarenta y uno, que es el tope, es la del 20 de septiembre. Imagino que Bastián llegará a principios de septiembre.
Muchos me dicen que voy a ser muy exigente como papá, por como soy conmigo.
–¿Cómo fue la elección del nombre?
Natacha: Un día Juan me sugirió Bastián y me encantó. ¡Es mucha responsabilidad elegir el nombre de un hijo! Nuestro problema estaba en la pronunciación: hay muchos nombres franceses que son muy lindos, pero no quisiéramos que el día de mañana, cuando estemos en Argentina, sea difícil de pronunciar. Lo mismo nos pasa en español. A nosotros, en Francia, nos dicen mal nuestros nombres. Acá yo soy "Natashá". [Se ríe].
Juan: Un día escuché el nombre Bastien, que es Bastián en francés, y me quedó dando vueltas en la cabeza. De casualidad, en el grupo familiar de WhatsApp, una de mis hermanas escribió: "Cómo me gusta el nombre Bastián". Más allá de que leí listas de nombres con significados y un montón de cosas, cuando escuché el nombre por primera vez me encantó.
–¿Cómo se imaginan en su rol de padres?
Natacha: Compañera. Sentí eso con mis viejos, que me hablaron de todo, sin tabúes… Aunque también me pusieron límites. Con Juan estamos de acuerdo en muchas cosas. Por ejemplo, le vamos a inculcar el deporte. Pero no queremos poner sólo el foco en el rugby, queremos que haga lo que le guste. Como método de crianza, me gusta el Montessori. Yo, de chica, fui a un jardín así en La Plata. Por eso, el cuarto de Bastián ya está adaptado bajo esa corriente: la cuna es evolutiva, la podés ir agrandando. Intentaremos que todo esté a su altura para que tenga fácil acceso.
Juan: Yo tengo miles de pensamientos todos los días y con Natacha o amigos salen temas de conversación sobre cómo criar a un hijo. Muchos me dicen que voy a ser muy exigente, por como soy conmigo. La verdad es que hoy no puedo dar una respuesta. Siempre pensé en que me gustaría ser permisivo para acompañar a mi hijo en sus elecciones, pero exigente en la manera en la que lo va a llevar adelante. Así fui educado yo.
–¿Tuviste antojos, Natacha?
–La verdad, como un montón, pero siempre fui así. Por suerte, tengo un metabolismo que nunca me jugó en contra. Todo lo que se nos pasa por la cabeza, a mí y a Bastián, lo comemos. Aumenté sólo diez kilos, voy bien. Y tengo cero retención de líquidos.
–¿Tenes alguna rutina de cuidados?
–Por suerte, Juan tiene todas las máquinas de rehabilitación en casa. Entre esas cosas están las botas de compresión de presoterapia y me las pongo todos los días para beneficiar la circulación. Ese es mi secreto estético.
–¿Ya están preparados para el parto?
Natacha: Encontré un equipo médico espectacular: son todas mujeres que me van llevando naturalmente hacia el momento del parto. No sólo está la obstetra, también las enfermeras, la osteópata, la anestesista, con las que me reuní en varias oportunidades. En Francia están a favor de volver a lo natural. Usan peridural, pero te proponen que hagas ejercicios del perineo para evitar la episiotomía. Hay un ejercicio con una máquina que se llama Epi-no y te prepara el músculo para que no se desgarre. Y hay ejercicios posparto para tener la firmeza de antes. Yo soy partidaria de no sufrir, pero me aconsejaron respirar y aprender a bancar antes de pedir la anestesia. Tal vez, así, te dan menos dosis. Hay una preparación personal que está buena y me siento acompañada por el equipo médico y por Juan.
Juan: Desde que supimos que Bastián nacería en septiembre, fecha en la que es el Mundial de Rugby, nos preparamos con Natacha porque tal vez yo no pueda estar presente en el parto. Pero si llego a estar, en el sanatorio nos hablaron y dijeron que tenía que hacer ciertas cosas como padre, siguiendo ciertas políticas como el "piel con piel" [se basa en no separar a la madre del recién nacido]. Son cosas que en su momento me estresaron un poco, pero ya voy cayendo porque es tal mi ansiedad por que nazca que no veo la hora de verlo.
–Entonces, la puerta del Mundial aún no está cerrada para vos.
–La realidad, no tengo idea. Recién me voy a enterar cuando den la lista mundialista. Si llegaran a convocarme, calculo que voy a enterarme antes. Pero, por ahora, no sé nada.
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