Joan Manuel Serrat: un servidor
Ayer, el Nano cumplió 60 años y los celebró, como dice una de sus canciones, jugando al juego que mejor juega y que más le gusta: con nuevo disco, Serrat sinfónico. En esta entrevista exclusiva, el cantautor catalán habla de música, claro, pero también de política, de sentimientos y de la vejez. La Argentina volverá a emocionarse con sus temas, en vivo, a partir de febrero
BARCELONA.- Existen pasiones que no se abandonan: Joan Manuel Serrat jamás perdió su debilidad por comer aceitunas. Hay otras cosas, como los años, que tampoco se pueden dejar atrás, y a este catalán le llegaron los 60 diciembres.
Barcelona amaneció fría y soleada. Así se ve desde una imponente torre ubicada en el puerto de la ciudad. Se ve el mar y, al otro lado, el monte, el centro de la ciudad y Poble Sec, ese barrio obrero donde nació el autor de Mediterráneo.
Junto a las postales que se ofrecen desde estas alturas también aparece la imagen del cantautor reflejada en los amplios ventanales. Parado frente a los vidrios del mirador está el hombre que, a los 60, tiene en su mente una frase que le escuchó a Ringo Bonavena -"La experiencia es un peine que te regalan cuando ya estás calvo"- y otras palabras que con los años se transformaron en un verdadero trabalenguas. En su juventud escribió la canción Ara que tinc vint anys (Ahora que tengo 20 años). Dos décadas después cambió a Hace veinte años que tengo veinte años. Ahora se llama Hace veinte años que digo que hace veinte años que tengo veinte años y mantiene los mismos versos: No tengo el alma muerta/ y aún tengo fuerza/ (...) quiero levantar la voz/ por una tempestad/ por un rayo de sol.
Porque el presente de Serrat no necesita jugarle bromas al tiempo. Su cambio de década viene acompañado de las ganas de volver a grabar un disco en catalán y del ambicioso proyecto que le ocupará buena parte de 2004. Interpretar con diferentes orquestas de América latina el repertorio del CD Serrat sinfónico, que registró en septiembre último y presentó en vivo, semanas atrás, en esta ciudad, con la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Catalunya.
Se trata de una serie de piezas que compuso durante cuarenta años de carrera. "Resistir al paso del tiempo es una de las razones para este repertorio, pero de ninguna manera la pretensión fue hacer un disco de grandes éxitos. Elegí pensando en el concierto. Canciones que sonaran perfectamente actuales en lo que estaba contando y que armonizaran bien unas con otras."
Aunque no fueron incluidas en el CD, Serrat también escribió otras que hoy sonarían actuales. A quien corresponda, por ejemplo, una denuncia dolorosamente actual. Que no hay quien confíe en su hermano,/ que la tierra cayó en manos de unos locos con carnet, escribió hace más de 20 años. ¿Será que la historia transcurre en ciclos que vuelven a un mismo punto?
-No diría que es cíclica, sino que la humanidad tarda en aprender durante plazos muy largos -aclara-. Avances y retrocesos constantes. La despreocupación del administrador por el administrado es algo que todavía está profundamente vigente en nuestra sociedad. Como está vigente el maltrato a la tierra. Algunos administradores del mundo ni siquiera firman los protocolos y otros, que sí los firman, no los cumplen. Y eso lo hacen en sociedades llamadas libres y democráticas.
-¿Qué sensación te produce lo que sucede en Irak?
-Una sensación de angustia por la falta de rigor con que se mueven los que deciden acerca del bien y el mal. Esta guerra estuvo basada en mentiras y acusaciones falsas sobre armas de destrucción masiva que nunca aparecieron. Fue una burla a los inspectores que enviaron, un desprecio a las decisiones de las Naciones Unidas. Sin defender el régimen de Saddam, lo que se ha conseguido con la guerra fue radicalizar la situación.
-Más allá de estos conflictos mundiales, ¿alguna vez tuviste miedo?
-Sí. Bueno, incluso también en la Argentina he pasado por situaciones peligrosas. Las he descubierto después de que hubieran ocurrido. Sólo el entusiasmo y el sentimiento magnífico de la indestructibilidad juvenil te permiten circular por situaciones sin que se te paralice el cuerpo.
-Como en 1972, cuando pusieron bombas en un teatro de Buenos Aires donde estabas actuando.
-Pero no me enteré qué sucedía. Sólo me hicieron parar el concierto. Creo que este tipo de situaciones ocurría con cierta normalidad. Compañeros míos en la Argentina han sufrido violencias directas.
-¿Averiguaste qué pasó?
-Fue el preludio de lo que ocurrió años más tarde, del genocidio que nos tocó vivir. A principios de los años setenta era algo más descontrolado. Incluso la Triple A. Y no hay que olvidar que a la Triple A no la inventaron los militares. Que se acuerden muy bien de eso. Se puede suponer quiénes pusieron aquella bomba, pero no era un caso aislado. Era el país el que vivía una situación violenta, ética y moralmente injustificable.
Serrat hace una pausa y trata de llevar los recuerdos a una anécdota menos oscura.
-Cuando hacía los carnavales y había muchos asaltos iba con un empresario que tenía un guardaespaldas llamado Peligro. Por eso yo viajaba por el Gran Buenos Aires con Peligro (se ríe). Por el 71 o 72 se hacían cinco o seis clubes por noche. Ibas de Luján a Berisso, y de Comunicaciones a San Lorenzo.
Llega la hora del almuerzo. La torre del puerto de Barcelona ofrece buena gastronomía. El cantautor elige el vino, la entrada y el plato principal. Luego hace el pedido al mozo. En catalán, por supuesto. En la única lengua que posiblemente vuelva a utilizar para su próximo CD.
Escuchar a Serrat en su idioma provoca ganas de saber más acerca de ese disco.
-Todo lo que diga puede ser utilizado en mi contra -advierte-. Pero digamos que el disco es un propósito que está poco consolidado. Porque lo que hago ahora me exige un gran trabajo. Quizá demande ensayos con 30 o 35 orquestas sinfónicas de todo el mundo. En 2005 quiero hacer producciones nuevas. Es hermoso cuando a un artista le reconocen lo que ha hecho. Y diría que cuando esto no sucede a veces duele.
-Pero la canción dice: nunca perseguí la gloria.
-Bueno, perseguí a alguna que otra Gloria (se ríe).
-¿Y la que ofrece el público?
-A ver: pienso que un artista debe hacer lo que crea, con independencia del aplauso. Porque se puede equivocar si cree haber descubierto una piedra filosofal para acceder al aplauso, y porque no hay nada que aburra más que escuchar la misma historia varias veces. Puede ser que uno se repita. Que los fantasmas tengan que ser expulsados varias veces. Lo que uno no puede es hacerlo conscientemente. Tiene que echar pa´ fuera lo que le pase. Eso sería la honradez artística y, aunque no quisiera usar palabras demasiado grandes en ese sentido, creo que también la inteligencia. Un artista es inteligente en la medida en que hurga dentro de sí y en la manera como saca eso pa´ fuera.
-¿Qué podés decir de la experiencia? ¿Es ese peine que uno recibe cuando ya está calvo?
-Al menos eso es lo que le oí a Bonavena en una entrevista maravillosa, poco antes de que lo asesinaran. También escuché otra magnífica: "Mirá lo solo que está uno en el ring que hasta el banquito te quitan". Yo me quedé con la primera frase porque a mí no me quitan el banquito y porque no me subo al escenario a pegarme con nadie. Alguna vez ocurrió, fuera del escenario, claro, e incluso físicamente.Y no me siento especialmente orgulloso de haber llegado a esa situación. Sí del hecho de enfrentarme, de dar la cara, de mantener una posición. Incluso, prefiero pasar miedo a pasar vergüenza.
-¿Y lo del peine?
-Bueno, no es para tanto. Aunque todas esa frases tienen un espacio de certeza. La vida es una combustión, un camino al deterioro y también al aprendizaje. No hay que dejar pasar un día sin saber que uno está vivo. Otra cosa es la dificultad. Porque uno aprende a ser padre cuando es abuelo, y a callarse cuando ya nadie le pregunta.
Para saber más
Argentino del corazón
- "Un servidor, Joan Manuel Serrat, casado, mayor de edad (...) Hijo de Angeles y de Josep, de profesión cantautor y natural de Barcelona...", dice una de sus canciones. Nació el 27 de diciembre de 1943. Veintidós años después grabó el primer EP en catalán mientras terminaba sus estudios de perito agrónomo.
- En 1968 lanzó un single en castellano. Un año después realizó la primera gira por América latina que lo trajo a la Argentina, donde alcanzó el primer puesto en ventas discográficas con el tema Tu nombre me sabe a hierba. En 1970 regresó para ofrecer varias funciones en el teatro Opera. Durante esa visita también cantó Sur con Aníbal Troilo, en Caño 14.
- Tiene tres hijos y dos nietas. Lleva cuarenta años de carrera artística y más de 30 discos grabados.
¡Al Colón!
El último CD del cantautor catalán es Serrat sinfónico y contiene temas como Aquellas pequeñas cosas,
Canço de matinada, Barquito de papel, Mediterráneo y Cantares. Fue presentado a principios de este mes en el Palau Sant Jordi de Barcelona, con dos conciertos que sumaron más de 30 mil personas.
Desde febrero próximo actuará en la Argentina junto aorquestas locales. Su gira comenzará en el Polideportivo de Mar del Plata el 28 de ese mes.
El 3 de marzo estará en el Teatro Colón de Buenos Aires con la Filarmónica; el 6, en el Estadio Municipal de La Plata; el 11, en el Orfeo de Córdoba; el 14, enMendoza; el 19 viajará a Montevideo, y después, el 23, 24 y 25 se presentará en el Luna Park, para regocijode los porteños.
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