Jim Carrey: ríanse ahora
Hizo dos películas serias: El mundo de Andy y The Truman Show. Por cualquiera de las dos hubiera merecido el Oscar. No se lo dieron, y ahora el payaso vuelve a las andadas. Es decir, simplemente a provocar carcajadas
NUEVA YORK.- Afuera del Regency Hotel todo indicaba que el apocalipsis llegaría en cualquier momento. Decenas de miles de latinos habían invadido los elegantes alrededores del Upper Midtown de Manhattan festejando el Día de Puerto Rico. La policía había cortado varias de las arterias que dividen la ciudad y el tránsito era imposible. Y todo esto sazonado con unos agradables 40 grados a la sombra.
Pero, ¿qué pasaba con Jim Carrey? Nadie sabía con qué nos íbamos a encontrar. ¿Sería un engreído? ¿Estaría de mal humor y respondería con monosílabos? ¿Se dedicaría a reírse de todos y cada uno de nosotros? Pasaron otros quince minutos y, después de una hora de espera, el grupo de periodistas aguardaba ansiosamente la llegada del cómico más taquillero del momento.
De repente, ruido de pisadas en el pasillo, silencio súbito en la sala, un: Hola, qué día ¿eh?, y el misterio se había develado: Jim Carrey, en persona, con su metro noventa y pico de estatura, se sentó y su lenguaje corporal indicó que, a diferencia de lo que les ocurre a muchos actores consagrados, a él no le molesta el estar sentado frente a un grabador. Y, al contrario de lo que podría esperarse, no mostró ni rastros de la histeria que lo hizo famoso.
James Eugene Carrey nació en New Market, Ontario, Canadá, el 17 de enero de 1962, y no tuvo una infancia de cuento de hadas.
El menor de cuatro hermanos se crió en los suburbios de Toronto. Su pasatiempo favorito era permanecer horas frente al espejo descubriendo las caras que se escondían bajo su rostro.
"A mi mamá le preocupaba que pasara tanto tiempo encerrado en mi pieza -cuenta, sonriendo con timidez-. No me podían retar, porque armaba un verdadero escándalo. Me pasaba el día así: (hace una batería de caras y provoca el primero de varios estallidos de risa que se producirán durante la entrevista). Mis papás hasta trataron de asustarme. Mi mamá llegó a decirme: Si seguís mirándote al espejo... vas a ver al diablo. Y eso, para un chico, por supuesto, fue como... excelente. ¿Estás ahí, diablo? Vamos, salí, salí... Sólo logró empeorar la situación."
Pero los días de desafiar al diablo no duraron mucho. Cuando cumplió 14 años, su padre, Percy, un aspirante a saxofonista que trabajaba como contador, perdió el empleo y todos los Carrey se vieron forzados a emplearse como ordenanzas y agentes en una fábrica.
No pasó mucho tiempo antes de que Jim renunciara a la escuela, y la familia, a la fábrica. Terminaron todos viviendo en una camioneta Volkswagen. Así, Carrey llegó al mundo del espectáculo: buscó canalizar su enojo contra los embates de la vida actuando en clubes de comedia (los célebres comedy clubs). Vestido con un traje amarillo de poliéster que le había hecho mamá, debutó en el escenario siendo aún un adolescente. Y... no, no fue ovacionado. Por el contrario, tanto su vestimenta como su actuación fueron abucheadas sin piedad.
Pero como no tenía nada que perder se aferró ferozmente a su vocación. Con tiernos 17 años, y el arrojo que se convertiría en su sello, se mudó a Los Angeles, donde se aseguró un espacio fijo en la mítica Comedy Store, especie de rampa de lanzamiento de algunos de los más destacados cómicos norteamericanos, que le sirvió de vidriera. Allí logró llamar la atención, y hasta hizo su debut fílmico en la farsa Finders Keepers, dirigida por Richard Lester. El camino parecía empezar a vislumbrarse entre la niebla, pero el proceso fue lento. Primero, David Letterman lo invitó al Late Night Show. Gracias a esta presentación, la NBC le ofreció el protagónico de Duck Factory, una serie que fue cancelada después de sólo 13 episodios. Luego, Carrey obtuvo un par de papeles secundarios con directores consagrados: en Peggy Sue, de Francis Ford Coppola, y en la quinta Harry el Sucio, The Dead Pool, de Clint Eastwood. Sin embargo, no fue hasta 1989 cuando tuvo un casual encuentro con el comienzo del resto de su vida.
A los 27 años, Carrey conoció a Damon Wayans en el set de Earth girls are easy, donde compartían cartel con Jeff Goldblum y Geena Davis. Finalmente, el destino le iba a dar una oportunidad que él no iba a dejar pasar. Impresionado por el talento de su compañero de elenco, Damon habló con su hermano Keenen Ivory (director de la película más taquillera del verano 2000 norteamericano, Película de miedo), que en ese momento estaba armando una serie cómica para televisión protagonizada por actores negros, llamada In living colors.
Fue un show extremo, nacido en respuesta a la dominación de Saturday Night Live en su franja horaria. En él, Carrey, el único blanco del elenco, perfeccionó muchos personajes, pero el que tuvo más repercusión fue el de un jefe de bomberos que siempre terminaba provocando incendios. El sketch fue suspendido cuando los críticos adujeron que incitaba a los chicos a jugar con fuego. La controversia puso por primera vez el nombre de Carrey en la primera plana de los diarios.
Cuando finalizó la tercera temporada, Carrey se interesó por el personaje protagónico de una película que todos rechazaban: Ace Ventura, detective de mascotas. Fue el primero de tres estrenos que hicieron de 1994 el año del hombre de la cara de goma.
Carrey fue suficiente para hacer de Ace Ventura un éxito de taquilla entre los adolescentes. Los críticos lo calificaron como "un Jerry Lewis bajo los efectos de esteroides", y como "una explosión anárquica e irreverente de humor".
La comparación con Jerry Lewis no debería sorprender. "Cuando estaba creciendo, me asombraba y admiraba ese tipo que se podía sentar delante de una cámara durante cinco minutos seguidos haciéndome reír sin parar. Tuvo una gran influencia en mí -confiesa Carrey-. No sólo es brillante, sino que ha hecho algunos de los mejores números cómicos que se han puesto en pantalla. Es cierto que es arrogante, todo el mundo lo sabe, pero... (las risas lo interrumpen y él esboza una sonrisa tímida). Pero no es el único, ni el prime- ro... hay muchas leyendas extremadamente arrogantes: algunos de los dioses griegos son insoportables. Pero debe tener sus razones... supongo."
La temática de la doble personalidad y la alienación, que Lewis abordó en algunas de sus creaciones, tampoco le es ajena.
"Creo que todos los cómicos extraemos ideas de nosotros mismos, cosas por las que, de alguna manera, estamos atravesando y con las que necesitamos lidiar de algún modo -explica-. Y no cabe duda de que tenemos una personalidad dual, porque básicamente somos personas tímidas a las que nos da vergüenza mostrar nuestras emociones. Por eso, caricaturizamos todo. Lo mostramos como si fuera algo insignificante. Esto es muy entretenido de ver, pero no es la forma más purificadora de vivir."
Desde Ace Ventura, el lado anárquico de sus personajes se fue agudizando hasta que en The Cable Guy fue demasiado lejos. Esa película marcó el primer fracaso de su vida como una superestrella de Hollywood.
"¿De qué te podés reír y de qué no? Los límites para un humorista se establecen cuando el gag sólo provoca silencio -dice Carrey, con una serenidad inesperada-. Pero traspasaría cualquier supuesto límite mientras logre una carcajada. Tomar un tema incómodo, disfrazarlo y mostrarlo de forma tal que la gente sienta que puede mirarlo también es un truco del arte. La comedia generalmente reside en que alguien pueda sentarse en la última fila y pensar: ¡Oh, estoy tan contento de que lo hayas dicho!, porque ahora el tema prohibido es una broma y no algo escalofriante por lo que te castigan. Poder hacer eso es algo casi inigualable, aunque no creo que a esta altura haya muchos tabúes".
Después del traspié que significó The Cable Guy, Carrey volvió a la pantalla en 1997 con Mentiroso-mentiroso, una simpática comedia inocente. Tanto los fans como los críticos lo perdonaron y la película confirmó que su poder de convocatoria no se había evaporado: recaudó cerca de 200 millones. El orden parecía estar restablecido, pero Jim Carrey todavía tenía muchas sorpresas guardadas en su bolsa de trucos.
"Cuando vi Ace Ventura, recuerdo haber pensado que Jim podría haber sido un gran actor de películas mudas. Las contorsiones faciales impedían determinar cuál era su verdadero aspecto. El era surrealista. Pero se notaba que había algo más detrás de esa cara graciosa. Una inocencia y una dulzura perfectas para Truman Burbank", dijo Peter Weir, director de The Truman Show.
En 1998, Carrey nos saludó con un ahora clásico Buenos días y, en caso de que nos los vea, buenas tardes y buenas noches. The Truman Show no recibió más que críticas laudatorias, y lo consagró ya no como cómico, sino como uno de los mejores actores dramáticos de su generación. Fue un gran éxito de taquilla y todos daban por sentado que su nombre iba a estar en la lista de los nominados al Oscar..., pero nunca ocurrió.
Si a alguien le había quedado alguna duda sobre la idoneidad de Carrey, al año siguiente se hizo de un rol deseado por la flor y nata del selecto club de actores talentosos de Hollywood. Andy Kaufman y él tenían mucho en común, pero la lista de interesados no era fácil de superar. De modo que Carrey le mandó al director de El mundo de Andy, Milos Forman, un video de sí mismo haciendo zapping por los personajes del controvertido dadá de la comedia. "Con un equipo de cinco personas nos paseamos por la casa haciendo los personajes de Kaufman, tocando los bongós, hablando pausadamente a la cámara, como Andy -le contó Carrey a la revista Entertainment Weekly-. Yo solía hacer una imitación de Latka en mi acto (el mecánico esloveno por el que se hizo famoso Kaufman en la serie Taxi), así que eso lo tenía cocinado."
Con el rol de Andy Kaufman asegurado, Jim hizo su mayor acto de arrojo y durante los tres meses que duró la filmación fue el mejor discípulo de El Método: le dio vacaciones a Jim y se convirtió en Andy... las 24 horas. "A la gente que trataba de comunicarse conmigo durante la filmación le fue imposible -cuenta-. Tenían que dejar el mensaje, y en última instancia, Andy me lo pasaba, si quería."
Los que conocieron a Andy Kaufman aseguraron que Jim Carrey fue mejor Andy que Andy mismo, y para Carrey fue la posibilidad de interpretar a alguien a quien admiraba y a quien consideraba un científico del comportamiento humano. Ahora, ¿cómo se definiría él?
"Supongo que de alguna manera también soy eso -responde-. Creo que, de alguna forma, todos los actores lo son. Sólo que Andy era más extremo que la mayoría. Mi trabajo es, no importa cuál sea el personaje, meterme dentro de su cabeza y encontrar la manera de simpatizar con él."
Nuevamente los críticos lo alabaron, pero esta vez la taquilla no lo acompañó. Y, de nuevo, a la hora de las nominaciones para los Oscar, el nombre de Carrey brilló por su ausencia.
"En realidad, estoy maravillado de lo bien recibidos que fueron mis trabajos dramáticos por los espectadores y los críticos -retruca Carrey, con una capacidad para ver el lado positivo de las cosas que parece inagotable-. El hecho de que no reciba un premio no quiere decir que no haya hecho un buen trabajo. Sin embargo, entiendo por qué no los recibo. Por un lado, si a la película no le va extraordinariamente bien en la taquilla, la mayoría de esa gente te pondrá último en la lista a la hora de elegir qué film van a ver, y estoy seguro de que mucha de la gente de la Academia ni siquiera vio El mundo de Andy. Además, yo alcancé la fama moviendo la cola, y encima después hice seis películas seguidas donde era el tipo al que no le importa nada -la seriedad de sus palabras es tal que de nuevo la risa invade el ambiente-. Yo no espero que ellos cambien su opinión sobre mí sólo por estos dos intentos en la arena del drama. Así que seguiré en el barrio, esperaré que me den el premio por los logros de una vida, mandaré a mi hijo a recibirlo por mí, y él dirá: Si papá pudiese hablar, creo que a él le gustaría decir... que no puede aceptar este premio, bastardos." (Las carcajadas no se pueden reprimir.)
En el 20º aniversario del Comedy Store, Jim Carrey apareció vestido nada más que con una media... en sus partes pudendas, y en cada una de las entregas de los premios MTV donde se lo reconoció por su trabajo, siempre dio un show aparte. Es imposible prever qué es lo que Carrey hará cuando se le pone una cámara adelante, y ése es un riesgo que quizá los organizadores de la entrega de los Oscar no quieren correr. Pero si a Carrey, después de haber conquistado la fama, los premios no lo desvelan, y tampoco el dinero (porque por sus trabajos como Truman y Andy cobró la mitad de su cachet habitual), ¿qué es lo que lo motiva?
"En realidad, y aunque parezca raro, soy una persona algo espiritual -asegura este conocido lector de libros de autoayuda-. Pienso que la vida es más importante que el arte. Solía tener este deseo irrefrenable que me consumía de hacer que las cosas ocurriesen; principalmente, mi carrera. Ahora alcancé un equilibrio. Aunque amo lo que hago, también aprendí que al final de la vida lo que importará es quién está alrededor tuyo y no lo que tenés. Incluso me deshice de un montón de actitudes y cosas que me di cuenta que son pretenciosas y de estrellita. Porque cuando alcanzás la fama te venden la estúpida idea de que alguien debe hacer las cosas por vos, y que no podés ir a ninguna parte, cosas así. En un principio me atrapó este preconcepto, pero ahora voy adonde se me antoja y no me preocupo por esas pavadas. A menos que sepa que va a haber paparazzi, simplemente camino libremente entre los seres humanos, y yo soy uno, y eso me encanta. En todas las ciudades a las que voy ando en rollers, de vez en cuando me gusta ir a la lavandería... y ya me resigné a que tengo que lavar mi propia taza."
Y ése es Jim, básicamente, una persona feliz, como él mismo se declara, alguien a quien se podría invitar al asado del domingo y del que en un segundo olvidarías que gana en tres meses varias veces más de lo que cualquier mortal común gana en una vida.
"Mi verdadero yo es el que está aquí mismo -dice- y no sé cómo describir eso. Creo que soy como un sándwich abierto, no tengo muchas cosas ocultas. Soy una persona que valora el amor verdadero y las amistades verdaderas, y todo eso... y si me dejan seguir hablando voy a sonar como un idiota." Este remate provoca otra ola de risas que quiebran la intimidad creada, aunque con un par de palabras atrapa de nuevo a su audiencia.
"Pero tuve mis momentos -sigue en tono confesional-. Supongo que hice lo que pensé que tenía que hacer: convertirme en famoso. Y cuando eso llegó, supuse que todo el mundo estaba tratando de acosarme. Pero la verdad es que la gente que se me acerca, lo hace con una sonrisa en la cara, diciendo: Me encanta lo que hacés, Mis hijos se matan de la risa con tus personajes o Me encantó tu estilo dramático, o lo que sea, pero siempre con algún comentario positivo. No faltó el que me pidió: Por favor, espere acá un segundo que voy a buscar la cámara a mi casa, que está al otro lado de la ciudad, y vuelvo, y ahí no te queda otra que decir: Lo lamento, pero simplemente no puedo hacer eso. Y una vez cada tanto te tenés que enfrentar a algo tipo: El rey de la comedia, y también a algún loco que te dice: Debería darte cáncer."
En junio de este año se estrenó en Estados Unidos la comedia Irene, yo y mi otro yo, película que, con idea y dirección de los hermanos Peter y Bob Farrelli, también directores de Tonto y retonto y Locos por Mary, se sostiene por completo en el carisma y las habilidades cómicas de Carrey. Irene... es la historia de Charly, un policía motorizado de Rhode Island más bueno que el pan, cuya mujer lo abandona por un genio enano y negro, y lo deja con los tres hijos que tuvieron. Nada parece molestar al amable Charly, hasta que aparece Hank, su parte reprimida de chico que se hace respetar. El cuadro se completa con Renee Zellwegger, como la chica fugitiva de la que se enamoran las dos personalidades de este peculiar policía.
Cuando parecía curado de las comedias con ribetes escatológicos, Carrey no pudo con su genio. Por supuesto, la pregunta era obvia: "¿Los papeles dramáticos quedaron en el pasado?" "No, para nada -no hay el mínimo dejo de duda en su respuesta-. Lo que pasó es que después del par de dramas tenía ganas de pasarla bien. Para mí es muy importante que haya gente como Peter Weir o Milos Forman que me apoyan, y que me permitieron mostrar mi cara dramática. Y creo haber hecho un trabajo bastante bueno. Pero quiero tomármelo con calma, no quiero que la gente piense que me estoy tomando en serio y ser algún tipo de idiota americano. Simplemente no quiero vender un artificio engreído de mí mismo. Yo soy el tipo que hace bromas. No tengo por qué disimularlo. Te podría nombrar a cada persona del negocio que interpreta principalmente papeles dramáticos y mantiene esa imagen de actor serio para la audiencia, pero que cuando sale hace los mismos chistes que yo. Pero yo no veo por qué hacer diferencias, eso es parte de tu constitución. Y esto no impide que dentro de un par de proyectos vuelva a optar por un drama. Parte del trabajo de un actor es hacer de todo. Encasillarse no es una opción."
Filmografía
- How The Grinch Stole Christmas (2000)
- Irene, yo y mi otro yo (2000)
- El mundo de Andy (1999)
- Simon Birch (1998) (cameo) alias
- Un pequeño milagro, alias Angeles y armadillos.
- The Truman Show (1998)
- Mentiroso, mentiroso (1997)
- The Cable Guy (1996)
- Ace Ventura: el llamado de la selva
- Batman Forever (1995)
- Tonto y retonto (1994)
- La máscara (1994)
- Ace Ventura: detective de mascotas (1994)
- Doing Time on Maple Drive (1992), película para televisión
- The Itsy Bitsy Spider (1992), dibujo animado
- High Strung (1991) (uncredited cameo), sólo editada en video
- In Living Color (1990-1993), serie de TV
- Earth Girls Are Easy (1989)
- Mike Hammer: Murderz Takes All (1989), película para televisión
- Pink Cadillac (1989)
- The Dead Pool (1988)
- Peggy Sue Got Married (1986)
- Once Bitten (1985)
- The Duck Factory (1984), serie de TV
- Finders Keepers (1984)
- All In Good Taste (1983)
- Club Med (1983), película de TV, alias Copper Mountain: A Club Med Experience
- The Sex and Violence Family Hour (1983)