Jardín zen, paso a paso
De origen japonés, consiste en un campo de arena, grava y rocas que invita a la meditación; lo comenzarona utilizar los monjes en sus templos y ahora se encuentran en versiones decorativas para escritorios
El karesansui es un estilo de jardín japonés seco que consiste en un campo de arena poco profundo y que contiene arena, grava y rocas. Ocasionalmente contiene hierba, musgo y otros elementos naturales, según explican en el Jardín Japonés de Buenos Aires. Son utilizados como forma de meditación.
La arena representa el mar en torno a las piedras. ¿Cómo se rastrilla? Alrededor de las rocas, formando anillos u ondulaciones como en el agua. El resto del jardín se rastrilla de forma paralela. La orientación del jardín para lograr la armonía debe ser hacia el Este.
Los monjes Zen introducen estos jardines secos en sus templos, que se utilizan para la meditación.
Historia
Estos espacios se desarrollan principalmente durante el período Muromachi (1333-1573). Durante esta etapa surgen dos elementos estéticos básicos de este jardín:
Yugen: la simplicidad y la elegancia.
Yohaku no bi: la belleza del vacío. Tiene relación con el taoísmo, según el cual el vacío es la parte útil de las cosas.
En el período Azuchi-Momoyama (1574-1599) se introducen algunas variaciones:
- La talla de rocas: se permite agregar piedras talladas en los jardines secos (antes sólo piedras naturales).
- O-karikomi: práctica que consiste en recortar árboles y plantas dándole formas. Se podan formando distintas imágenes.
Para los que no se animan a llevar la propuesta a casa, existen los jardines zen en su mini versión, ideal para la mesa del living.
LOS ELEMENTOS
La arena puede simbolizar una montaña, o si está rastrillada, el mar. Amontonada y ondulada en su parte superior representa la niebla (el viento va cambiando su forma, de manera que cada día tiene una distinta).
Las rocas pueden representar islas o montañas, o incluso el agua (cascada seca), corrientes u olas. Son los elementos base del jardín, y las más usadas son las de origen volcánico, sobre todo el basalto.
PASO A PASO
1 Elegir un número de piedras, pequeñas y grandes. No se comienza por la idea y luego se busca el material, sino al revés.
2 Colocar primero las rocas principales, con aristas vivas y de grandes dimensiones. Luego, las demás.
3 En la parte llana, se colocan piedras bajas, como si hubieran sido abandonadas. Así se encuentra belleza en lo imperfecto, en lo inacabado.
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