A pasitos de la atestada avenida Santa Fe, una construcción clásica que se actualizó y destila lo mejor del pasado de una manera personal, calma y luminosa.
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Todas las grandes ciudades tienen una casa como esta (más de una, en realidad) que, entre luces de neón, humo de tortillas al paso y bicisendas, cuentan la historia extemporánea de una bella época que quedó impregnada en sus paredes. Este petit hôtel a metros de la avenida Santa Fe fue el solar de la familia Braun, pero con el correr de los años se fue dividiendo en unidades independientes. Y aunque todavía podés cruzarte con alguno de ellos en el ascensor, ahora funciona como cualquier consorcio.
Miriam y Oscar vivían en Villa Luro en una casa que empezaba a quedarles grande y un poco a trasmano del trabajo. Al principio, cuando les contaron de esta oportunidad cerca de la Facultad de Medicina, se resistieron. Hasta que vieron su terraza y el jardín que se prolonga en un pulmón de manzana con árboles centenarios… Entonces les pareció el mejor de los dos mundos: un pie a tierra en el Centro que no los iba a privar de las mejores tradiciones de la casa suburbana, como el asado al aire libre y los pies en el pasto.
Nueva configuración
“Este piso correspondía al área de servicio de la casa, con muchas habitaciones chicas para el personal. La arquitecta Cecilia Urruspuru nos propuso tirar paredes para armar dos áreas privadas completas”, cuenta Miriam. El proyecto integral de diseño e interiorismo de la reforma fue ejecutado por Silvie de Tezanos Pinto de Creole Design & Furniture.
Espacios para la vida cotidiana
Como si fuera otra isla en el gran espacio, el comedor también se armó en base a la circularidad. Una propuesta lúdica fue la de agrupar fuera del centro más estricto las lámparas colgantes de diseño
Para conectar la cocina y sectorizarla a la vez, se eligió un porcelanato oscuro que imita el dibujo ‘espina de pescado’ del parquet de roble
La reforma mantuvo la línea del edificio en todo momento y reutilizó sus puertas y ventanas. La única nueva es la del living, de hierro y vidrio, que es plegable
Se buscó integrar la sala de lectura y TV con el living y la cocina, para ampliar el área social con una vista extendida al jardín, la galería y el pulmón de manzana.
Áreas privadas: Elegante neutralidad
En el cuarto de Malena, una de las hijas del matrimonio, se empapeló la pared del mismo color del respaldo de la cama (Créole) con sommier (Piero) y acolchado (Home Collection). La mesa y las sillas son de remate.
Originales, las cortinas repiten el color de las paredes y cambian al llegar a la ventana, acompañándola en un tono más claro.
Remate sorpendente
En el techo de la galería hay vidrio, un toldo y verde natural (Mechi Durañona Paisajismo). En invierno, el toldo queda plegado para que pase la luz y el filtro sea verde. En verano se cierra para oscurecer un poco. Iluminación de los canteros (Luz & Más).
El jardín terminaba en una punta sin lindas vistas, por eso se cerró para armar un rincón fresco con pileta, plantas y una reposera. El rincón tiene una ducha similar a la que la arquitecta Cecilia Urruspuru vio en un hotel de Brasil donde estuvo: para no exhibir una flor, el agua corre por un caño (que oculta la madera) y cae como una cascada. Camastro (Créole).
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