Este año me puso a prueba a otro nivel, en una escala que jamás hubiera imaginado", sentencia Ivana Figueiras (33) a modo de balance de su intenso 2020, que la atravesó desde lo laboral, físico y emocional. "En cuarentena me separé, engordé diez kilos y los bajé, me enfermé de coronavirus junto a toda mi familia y tuve el mejor de mis años laborales con la apertura de dos tiendas, en Palermo y en el Alcorta", dice la dueña de Pompavana, madre de Suri (de 5, junto al modelo Tomás Guarracino) y Juana (de 12, de una relación anterior), que recibe a ¡HOLA! Argentina en su departamento de La Horqueta, recién decorado para las fiestas. "Me encanta la Navidad, y desde que tengo hijas, la vivo de una manera muy especial", revela.
–¿Cómo transitaste este año tan particular?
–Viví la pandemia con mucha presión porque tengo mucha gente a cargo. Tenía que ser la que alentaba al equipo, pero al mismo tiempo me estaba separando. ¡Engordé diez kilos! Con la separación y la cuarentena empecé a comer muy mal y los bajé guiada por una nutricionista. No son cosas para encarar sola, más siendo ejemplo de mis hijas. Hice una dieta cetogénica y arranqué a hacer gimnasia funcional dos veces por semana. Ahora me siento muy saludable y contenta con mi peso. Fue un año difícil, pero al mismo tiempo de superación absoluta. Como dice mi abuela: 2020 destapó la olla y se vio muy claro lo bueno y lo malo de la gente. Para mí fue revelador.
–¿Qué te reveló?
–Siento que hubo algo que me marcó el camino. También gané confianza y me di cuenta de todo lo que podía hacer. Tuve dudas y me decidí a estar sola, saliendo de una relación que no me hacía feliz.
–¿Cómo viviste la separación?
–Me separé a principios de abril. No fue nada fácil, me costó un montón. Con Tomy estuvimos seis años juntos, tenemos una hija y soñábamos con casarnos y tener más hijos. Pero no se dio… Cuando en la pareja se pierde el compañerismo no hay vuelta atrás. Y no me refiero a esos momentos transitorios en los que uno puede estar más o menos conectado. Tenía la sensación de llegar a casa y pasarla mal, cuando hacía todo para generar lo contrario. Perdimos el punto de encuentro y cada uno estaba en la suya. Creo en el amor y en la familia, pero siento que no tengo que seguir por los mandatos en un lugar en el que no soy feliz.
–¿Te dejó algún aprendizaje?
–Sí, ¡claro! Ahora soy un poco más cauta. Con Tomy nos conocimos y fue todo muy explosivo y con el tiempo te das cuenta de que las cosas cambian… La distancia, el hecho de que vivía afuera por su carrera de modelo y que nos encontrábamos fue muy romántico, pero en el día a día no es lo mismo. Ya le tengo dudas a ese empalagamiento del principio de las relaciones.
–¿Suri cómo se lo tomó?
–Transitó un primer mes en el que hizo muchas preguntas y después lo fue naturalizando. Igualmente este año de pandemia no ayudó mucho. Ella tiene mucha energía y necesita canalizarla, por eso ni bien pude la anoté en equitación, música y arte.
–¿Te gustaría volver a enamorarte?
–Si, pero estoy más selectiva. Estoy en un momento de mi vida en el que no me enamoro de cualquiera y no me obnubilo tan fácilmente. Tampoco lo estoy buscando. Muchas amigas me quieren presentar candidatos y pareciera que socialmente no podés estar sola. Pero ¡estoy tan bien! El día que llegue alguien a mi vida será para sumar. Me gustaría enamorarme y tener una relación emocionalmente estable, sin lugar para los celos, donde pueda compartir. Hoy estoy tranquila, sin apuros. Fui madre tan joven que no me apura ningún reloj biológico.
Maquillaje: Meli Sklar para Estudio Frúmboli. Peinado: Eddie Rodríguez para Estudio Frúmboli. Agradecimientos: Marisa Tenguerian
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