A nadie le resultó extraño que, al dejar el Palacio de Buckingham para cumplir su cuarentena en el castillo de Windsor, la Reina estuviese acompañada por una de sus mascotas.
Así lo demuestran las fotografías tomadas hace días: Su Majestad dentro de su vehículo, alejándose de Londres, con uno de sus amados dorgis sobre la falda. Mezcla de dachshund y corgi, la mascota es uno de los últimos dos miembros de la familia de perros que integraron la dinastía canina de Isabel II. Sus compañeros actuales, Candy y Vulcano, serán sus últimos, ya que desde 2012 Su Majestad dejó de criar dorgis para que no la sobrevivieran.
La raza Pembroke Welsh Corgi (o Corgi Galés de Pembroke) comenzó a escoltar a la monarquía británica en 1933 cuando el padre de la Reina, George VI, trajo a su hogar el primer ejemplar, al que llamaron Dookie. Desde entonces, los pequeños de cuatro patas conquistaron el corazón de la familia y los acompañaron a través de varias generaciones.
BUSCANDO DESESPERADAMENTE A SUSAN
La princesa Isabel, futura reina de Inglaterra, tuvo que esperar a cumplir 18 años para tener su propio corgi. Ese día, el de su cumpleaños, le regalaron a Susan. Tanto se enamoró de su mascota que en 1947 la llevó a su luna de miel… ante la sorpresa de su esposo, el príncipe Felipe. Brian Hoey, prestigioso biógrafo de la realeza, asegura que el duque de Edimburgo "detesta" los corgis por ser "demasiado alegres". A pesar de ello, la Reina continuó criando a sus adorados cachorros durante las últimas siete décadas y muchos de los que la acompañan hoy son descendientes de Susan.
Entre ellos está Willow, uno de los tres perros de la Reina que se convirtió en figura mundial tras su aparición en la pantalla grande durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012. En aquella oportunidad, la filmación también contó con la presencia de Holly y Monti, los corgis que escoltaban a la Reina, en una suerte de "reunión de misión secreta" con la estrella 007, Daniel Craig, en el palacio.
Diana, la princesa de Gales, llegó a referirse a los perros de Isabel II como "una alfombra en movimiento", en referencia a cómo los corgis siguen a Su Majestad a todas partes. Según se dice, sus fieles amigos la acompañaban a sus habitaciones privadas en Windsor y ella los alimentaba, muchas veces con un tenedor y cuchara que un servidor traía en bandeja.
Incluso se ha dicho que los perros dormían en cestas de mimbres ubicadas en una habitación especial para mascotas del Palacio de Buckingham. Su último corgi, Whisper, murió en 2018 y dejó devastada a la soberana británica. Hoy sólo tiene dos dorgis.
EL MEJOR AMIGO DEL PERRO
El duque de Cambridge sabe que estas mascotas hicieron feliz a su abuela durante su largo reinado. "Definitivamente cuestionaría un poco la cordura de los corgis que ladran todo el día... La verdad, no sé cómo se las arregla", contó entre risas el príncipe William en una entrevista concedida a la televisión en 2012.
El príncipe Harry también reveló cómo su entonces prometida Meghan Markle había conquistado a los amados perros de la Reina la primera vez que los conoció. "Los corgis te amaron enseguida. En cambio, a mí, me ladraron los últimos treinta y tres años de mi vida", dijo en una entrevista tras anunciar su compromiso con la actriz californiana.
Y como dijo la biógrafa real Penny Junor en su libro All The Queen’s Corgis, es con sus amados perros y caballos donde la Reina en verdad se relaja. "Cuando ella se adentra en el campo que tanto ama, con sus mascotas y animales, ahí es cuando se siente realmente viva; cuando está más feliz", escribe.
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