Hay mujeres capaces de nadar 3800 m, pedalear 180 km y correr una maratón (42,195 km). Todo seguido y sin parar. Tardan entre 8 y 17 horas. Cansa solo leerlo, pero ellas lo hacen. Y cada vez son más.
De eso se trata el Ironman, la prueba madre y máxima del triatlón. Su nombre hace referencia a la dureza del metal, y desde su nombre pareciera excluir a las mujeres. Pero ya no. La epopeya deportiva nació en Hawái en 1978, donde las Fuerzas Armadas del Ejército de Estados Unidos tienen sus bases navales y aéreas. Empezó como una simple apuesta entre marines. El reto era enfrentar las tres pruebas más duras del archipiélago: la Swim around Oahu Bay, la tour Bike Race y la Honolulu Marathon. Quien completara las tres seguidas sería coronado como el mejor y el más fuerte. Como un Ironman. Solo 15 hombres aceptaron el desafío. Doce lo completaron. Allí no había ninguna mujer. Gordon Haller, chofer de taxi de Honolulu en esa época, cruzó la meta en 11 horas y 46 minutos, convirtiéndose en el primer Ironman de la historia.
En avance constante
Solo en nuestro país, el año pasado hubo casi 900 finishers en Ironman Full. Si contemplamos las demás distancias bajo licencia Ironman, la cifra se eleva a 3900.
Hay que distinguir lo que es "Ironman" como prueba de la marca. Ironman es el nombre de una de las pruebas del triatlón con las distancias intactas del reto de Hawái, pero es también una licencia internacional que incluye, además, triatlones más cortos.
Para que una competencia lleve sello Ironman, debe cumplir normas internacionales muy rigurosas. A nuestro país llegó en 2016 de la mano del triatleta y entrenador Abayuba Rodríguez, tras arduos años de negociaciones. Abayuba explica que la participación femenina aumentó mucho, pero que sigue siendo baja en relación con la masculina. Sin embargo, la Argentina tiene un alto porcentaje de mujeres en sus carreras: casi un 19%, cuando en el resto del mundo es del 15%.
Para Cristian Paludi, director de Marketing de Ironman Argentina, la expectativa es alcanzar en los próximos cinco años una participación del 40% de mujeres.
Dar la pelea
Adriana Díaz no tiene estómago. Tiene 59 años, lleva corridos 11 Ironman Full y hasta logró clasificar para el Mundial de Hawái 2012.
Empezó con el triatlón de grande, a los 49. Y no se lamenta. Sabe que de haber arrancado antes, hoy tendría mejores desempeños, pero asegura que le hubiera sido imposible practicarlo cuando sus hijos eran chiquitos.
En febrero de 2016 empezó con molestias. Le costaba comer, le dolía tragar. Lo minimizó pensando que eran los nervios. Cuando el malestar se volvió cotidiano y consultó al médico, los estudios confirmaron lo peor: cáncer de estómago. Tenía también tomada la base del esófago. A partir de ahí comenzó un largo peregrinaje: muchos estudios "horribles", meses de quimioterapia y la operación donde le sacaron todo. Y la quimio otra vez. En enero de 2017 volvió al entrenamiento. Muy de a poco. El médico le decía que descansara, que su cuerpo estaba luchando contra una enfermedad y que si las pocas energías que tenía las usaba para entrenar, tardaría mucho más en curarse. Recién ahí logró hacer el clic para parar, y se dedicó a curarse. Siempre manteniéndose cerca de su equipo de triatlón, el Mutti Team.
Cuando Adriana se enteró de lo que tenía, sintió que dios la había inscripto en otro Ironman. En uno que ella no eligió, pero que correría igual. Compara siempre la enfermedad con la carrera: la primera quimio con la etapa de natación, la operación con la bici (la más larga y a veces la peor), y la quimio final con la corrida a pie, donde todo depende de uno mismo, y la cabeza es determinante. "Si te bajaste de la bici tenés que terminar. La carrera ya es tuya. Caminando, o como sea", se repetía como un mantra en la recta final.
Nunca se enojó con la vida ni pensó "¿por qué a mí?". Lo tomó con tranquilidad. Tampoco se agarró de eso para sacar alguna ventaja. Hoy se siente una más. Es una más. Nadie la trata distinto y se exige igual que antes. Jamás se escuda en lo que le pasó, por momentos se olvida de sus limitaciones. Lo único especial es su alimentación. La comida no se le disuelve bien ni absorbe correctamente los nutrientes. Por eso lleva una dieta especial y debe comer mucho más que cualquier persona. Si antes, por ejemplo, comía 150 gramos de carne, ahora tiene que comer 400. Si antes comía uno o dos huevos, ahora precisa cinco. Al principio vomitaba siempre, después se fue acostumbrando. Muchas veces comer se le vuelve un martirio, porque además no tiene apetito. Elige muy bien lo que ingiere, no puede ocupar lugar con cualquier cosa. Y debe tomar suplementos de por vida.
Esta mujer de 59 años y sonrisa gigante nunca se sintió discriminada ni tratada de manera diferente por su enfermedad. Tampoco por ser mujer. En su grupo de entrenamiento la norma es justamente "en el tria no hay sexo". A la que le da la potencia y la fuerza para entrenar con hombres, se mezcla con ellos. Su entrenador, Pancho Mutti, conoce muy bien los tiempos de todos y, al armar los grupos, los separa por ritmos. Jamás por sexos.
De sueños y exilio
Soledad Omar es otra luchadora que inspira. Fue la triatleta más versátil de nuestro país. Se destacó en pruebas cortas, largas y hasta incursionó en la montaña y las carreras en equipos. Clasificó para el mundial en categoría profesional y participó de varios sudamericanos y panamericanos. Una mujer todoterreno. Casada con Ezequiel Morales, otro ícono del triatlón de nuestro país, viven con su hijo Philippe en la paradisíaca Niterói, en Brasil, desde 2004. Soledad cuenta que vivir profesionalmente del triatlón en Argentina le era imposible, que siempre tenía que trabajar de otra cosa y que por eso se fue. Recuerda con nostalgia cuando no pudo con la clasificación para los Juegos Olímpicos por limitaciones económicas: los mismos atletas debían cubrir sus gastos. En Brasil, los patrocinadores y los premios de las carreras le permitieron dedicarse exclusivamente a entrenar como amerita el triatlón PRO de larga distancia: hay semanas con 15 sesiones o más y jornadas de doble o triple turno. Todo cambió cuando nació su hijo. Ahí trocó su bici TT (contrarreloj) por una de paseo para llevar a Philippe en la sillita y a su perrito en el canasto. Después de ser madre nunca más sintió esas ganas de entregarse por completo al triatlón. Optó por pruebas más cortas u otras modalidades. Pero aclara que esa fue una decisión personal, suya, porque muchas triatletas tienen hijos y se mantienen a nivel competitivo. Soledad llegó a completar un Ironman en 9 horas y 37 minutos en su mejor momento. Hoy, lo más importante para ella es la felicidad que le dan su familia y su equipo, EZK Team, en un país extranjero que ama y siente como propio. Cada día transmiten junto con su marido Ezequiel a cientos de alumnos su experiencia de décadas en el deporte.
Soledad trae su ciudad natal a la charla y explica que en Concordia, Entre Ríos, siempre hubo mucho respeto por las mujeres deportistas, a diferencia de otros lugares. Su mensaje para las mujeres que buscan reconocimiento en su profesión es claro: tan solo "enfocarse" en lo que se quiere conquistar, con disciplina y determinación. Asegura que de ese modo, en algún momento, todo llega. Tan reales son sus palabras que el tiempo le dio la razón. Hoy es usual ver cómo llegaron y llegan las mujeres al Ironman, quizás la prueba más exigente del mundo.
Sin duda, la M de man con sombrerito arriba que se tatúan tantos Ironman en el gemelo o en el brazo, la insignia de la carrera, es hoy también la M de mujer.
¿Cuánto cuesta correr un Ironman? (en plata y tiempo)
Inscripción Ironman Full: US$800
Bicicleta de triatlón usada: A partir de $60.000
Bicicleta de triatlón nueva: Desde $140.000 hasta $500.000 y más
Zapatillas: Desde $5000 hasta $19.000 (se usan entre 3 y 7 pares al año)
Traje de neoprene nuevo: Desde $12.000 hasta $50.000
Reloj con GPS Multideporte nuevo: Desde $30.000
Pase mensual pileta de natación: Entre $1500 y $2500
Pase diario pista de ciclismo (KDT): $120 (incluye estacionamiento)
Plan mensual de entrenamiento o cuota team: Desde $1000 hasta $7000
Tiempo: Aproximadamente entre 10 y 30 horas semanales de entrenamiento: 1 a 6 por día, según el nivel
*Los valores son estimados / promedio y pueden existir diferencias enormes en ciertos ítems según modelos / calidades / etcétera.
*Carolina es Entrenadora Nacional de Atletismo y corredora, coordinadora del Running Team FILA. www.carolinarossi.com.ar