“Inútil e injusto”: la dueña de un restaurante estalló de furia por la queja de un cliente
Rebekka Jane, propietaria de un café en Reino Unido, confrontó a un comensal que dejó una reseña negativa en Google y luego lo definió como “idiota” en una entrevista
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La dueña de un café en el Reino Unido se quejó por la reseña de una estrella que recibió su local en Google debido a que un cliente, al que en una entrevista calificó de “idiota”, se enojó porque no le dieron porotos, se quedó con hambre y tuvo que ir a una cadena de comida rápida.
La historia comenzó cuando el comensal pidió un sándwich en la cafetería y, poco tiempo después, publicó una reseña negativa sobre el lugar. “Fui con mi novia, las porciones son terribles comparadas con el precio. No lo recomiendo”, empezó en su crítica. “Me fui decepcionado, no volvería a comer aquí”, agregó. Si bien aclaró que el ambiente le pareció agradable, dijo que “en tiempos difíciles para todos” el restaurante “debería satisfacer a sus clientes para que vuelvan”.
Rebekka Jane, la propietaria del café llamado Bankhouse Diner & Bar ubicado en la localidad de Stafford, en un primer momento se contuvo en su respuesta. “Gracias por tu reseña, realmente me gustaría que la gente mencionara estos problemas en el momento en vez de usar esta plataforma para tratar públicamente de dañar nuestro negocio”, escribió. Y justificó los precios del menú: “Nuestra comida es fresca, de productores locales y creemos que los costos son acordes”.
Sin embargo, más tarde volvió a dejar un mensaje en respuesta a la reseña original, ya en otro tono. “Ahora sé que este cliente pidió un sándwich de desayuno que sale ocho dólares. Aparentemente, se enojó porque no se lo sirvieron con porotos horneados”, explicó, haciendo alusión a un tradicional plato de la gastronomía inglesa. “Insisto en que necesitamos que los clientes se comuniquen con nosotros en vez de publicar estos negativos, inútiles y francamente injustos comentarios en Google”, continuó Jane.
Del mismo modo, señaló que es solo la segunda reseña negativa que su cafetería recibió hasta ahora: otro cliente se quejó porque su comida se sirve en cajas, pero Rebekka manifestó que eso funciona así para garantizar que las preparaciones cumplan con todas las regulaciones contra el Covid-19.
Luego, en diálogo con The Sun, la propietaria expresó que también está furiosa porque hace unos días le robaron las sombrillas de la vereda, mientras que dos grupos de clientes se fueron sin pagar la comida desde que ella abrió sus puertas cuando se flexibilizaron las medidas por la pandemia.
“Creo en decir lo que pienso y en que tenemos que cuidar a nuestros compañeros comerciantes y dejar afuera a los ladrones e idiotas”, lanzó, sin filtro. “Pasamos un año sin poder trabajar. Invertimos una cantidad considerable de tiempo y de dinero, además de planificar, remodelar y trabajar muy duro para hacer de nuestro restaurante un lugar acogedor y de calidad”, siguió. “La hospitalidad es un trabajo muy difícil y las pequeñas empresas nos esforzamos mucho. No es necesario que robes ni faltes al respeto”, concluyó.
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