Internet, el nuevo lugar de la política
Como sostiene Manuel Castells, toda política es mediática. Lo dice así: "Lo que no existe en el espacio de comunicación no existe, punto". Tiene razón: los mensajes políticos nos llegan a través de los medios, y –en el otro sentido– si queremos estar en los medios, tenemos que adaptarnos al lenguaje de ellos.
Podemos comunicarnos sin los medios también. Sí, pero individualmente. Para llegar a toda la sociedad (o a la parte a la que le queramos hablar) tenemos que dominar la comunicación mediática, que hoy es, ciertamente, dominar los entornos digitales. Después está la calle, la construcción puramente política, porque –como dijo Malcolm Gladwell– ni Facebook ni Twitter hacen las revoluciones. La política inevitablemente va a estar en Internet de aquí al futuro. Porque la información está en Internet y la información construye poder.
Pero para que eso siga siendo así, hay otra cosa importantísima que tenemos que proteger: a la Internet misma. ¿Qué significa? Informarnos e involucrarnos como ciudadanos para garantizar que la Red siga siendo un espacio libre.
Existen numerosos ejemplos de gobiernos y corporaciones haciendo lobby en los Congresos y los medios de comunicación dominantes para que eso cambie y que poco a poco este espacio tan heterogéneo, plural y lleno de voces quede recortado. Hay gente que quiere que no todas las palabras tengan el mismo peso en Internet, y tenemos que defender eso como defenderíamos que nadie venga a ponernos un edificio en el medio de un parque público. Una forma concreta de defender Internet es sancionar leyes que protejan la neutralidad de la Red. ¿Qué implica? Que ni los proveedores de Internet ni los buscadores limiten o restrinjan la información que queremos ver online, ni nos cobren más por acceder a más datos.
En la Argentina hay cuatro proyectos en el Senado que impedirían restricciones en este tipo de acceso a la Red. Chile y Holanda ya tienen estas leyes, porque activistas por Internet lucharon en favor de aprobarlas, en contra de los lobbies privados. En nuestro país también hay grupos que abogan por ésta y otras causas en favor de las libertades digitales. Pero se necesita más: que más gente conozca sobre ese nuevo espacio público que es Internet, se involucre y lo defienda. Desde la compu, pero también en la calle.