“Inquilinas del infierno”: tuvo que usar una máscara y un traje especial para limpiar la suciedad que le dejaron
Tommy Lappin pensó que con un poco de limpieza, que no le demandaría más de media jornada, iba a tener listo el departamento para entregárselo a los nuevos inquilinos, pero lo que vio al cruzar la puerta le quitó la respiración, literalmente.
Cuando este jubilado inglés de 68 años ingresó a la propiedad de tres dormitorios ubicada en la ciudad de Swindon, al sudoeste de Inglaterra, se encontró con un panorama repugnante: los ambientes tapizados de excrementos y un aire inmundo completamente irrespirable.
Las alfombras, las paredes y los muebles de la propiedad que había alquilado Lappin y que no visitaba desde hacía diez meses estaban cubiertos de heces de gato malolientes y llenos de montones de basura por todos los ambientes.
Como publicó Daily Mail, el propietario tuvo que gastar USD 19.000 para limpiar y reparar la propiedad, sin contar los USD 8.400 que las "inquilinas del infierno", le quedaron debiendo en concepto de alquiler e impuestos.
El descalabro fue tal que Lappin tuvo que usar un traje de materiales peligrosos con un aparato de respiración para protegerse mientras limpiaba el departamento y tiraba todos los muebles a la basura.
"Realmente eran inquilinas del infierno, estaba absolutamente devastado cuando vi la casa. Cuando entré por la puerta no lo podía creer, fue absolutamente horrible", dijo Lappin.
"Me sentí conmocionado, nunca, nunca esperé que el estado de esta casa estuviera así. No podía creer lo que veía, tampoco mi hija y mi nieta. Estaba lleno de heces de gato, en cada mueble, alfombra, todo", relató.
"Esta era una casa completamente amueblada y en pleno funcionamiento y tuvimos que tirar todos los muebles. Todos los muebles tenían heces de gato. Se subieron a las puertas y lo esparcieron por todas partes, incluidos los marcos de las ventanas y el baño", dijo indignado.
Deuda incobrable
"Pagué más de 1300 dólares por un contenedor y tuve que tirar todos los muebles, alfombras y pisos. Los televisores son míos y los tiraron al suelo en el lío de gatos. Supongo que el dormitorio en el que dormían (las inquilinas) era mucho mejor que el resto de la casa", contó Lappin, y se lamentó: "Pensé que tendría que darle una aspiradora rápida y tal vez un poco de limpieza de alfombras, no restaurar toda la casa de principio a fin. Había heces en el pasillo, el baño de abajo y el descanso de la escalera. Incluso hemos tenido que romper las tablas del suelo y reemplazarlas. He pasado día y noche en esto desde que entré por la puerta".
Desde que las inquilinas ingresaron a la vivienda en noviembre de 2019, Lappin dijo que había tenido problemas para ingresar a la propiedad, incluso después de pedirles varias veces que debía revisar las alarmas de incendio.
Ante cada pedido del propietario, las dos mujeres respondían con evasivas. De esta manera, el dueño nunca pudo ingresar a su casa hasta que se fueron, diez meses después de haber ingresado y con seis meses de alquiler adeudado.
"Tuve algún contacto con la madre de una de las chicas. Estaba devastada por la forma en que vivía su hija, pero no he sabido nada desde entonces. Si pondrán algo de dinero en esto o no, no tengo idea. Ella dijo que su hija me devolvería el dinero que me debe", dijo Lappin, escéptico, y descartó iniciar acciones judiciales.
"No creo que llegue a ninguna parte con acciones legales. Lo más probable es que vayan a la corte y digan ‘te pagaré 10 libras al mes’. Estaría muerto antes de recuperar mi dinero", finalizó.
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