Innovar es volver al origen: de Corrientes a París y la Costa Azul

Para mí fue una felicidad total ganar este premio: desde crear el plato con el que concursé en el Prix de Baron B-Édition Cuisine hasta vivir la experiencia del viaje a Francia.

Diario de un viaje hacia las raíces

"Mi búsqueda siempre ha sido hacia los orígenes. Siempre hice mi trabajo desde ese lugar, desde lo heredado, lo aprendido. Seis años atrás había viajado por primera vez a Francia, cumpliendo un poco el deseo de mi padre que no pudo conocer el lugar donde nació mi abuelo, en Normandía. Por otra parte, hace dos años fui convocada por la ONG Conservation Land Trust para renovar el concepto gastronómico de la hostería Rincón del Socorro, en los Esteros del Iberá, poniéndolo en sintonía con el proyecto que convertirá a esa zona de Corrientes en un Parque Nacional. Entonces, cuando leí las bases del concurso, en el que se buscaba distinguir un proyecto gastronómico integral que estuviera generando un cambio en su entorno, y además parte del premio era un viaje a Francia, encajaba todo perfectamente. Y se empezó a gestar en mí el deseo de participar".

Gastronomía con impacto

"Apenas llegué, me enamoré de los Esteros. La gente es muy cálida, muy arraigada a sus tradiciones, muy entrañable. La naturaleza es fuertísima. Tenés a los ñandúes, los carpinchos, los zorros, los osos hormigueros andando por ahí; el aire es puro, cuelgan de los árboles las flores de lapacho, todo es muy inspirador. Y yo siento que eso es un privilegio, y uno debe cuidarlo y, aparte, mostrarlo. En la hostería no hay carta, porque yo no me puedo dar el lujo de tener desperdicio. En el briefing de bienvenida se les explica a los huéspedes que van a comer de nuestra huerta orgánica y producto local, como pescado de río y cordero de Corrientes. Que les ofrecemos lo mejor que tenemos, en recetas tradicionales. Como el plato que presenté en el concurso, que me enseñaron a hacer las mujeres del lugar".

De los Esteros a los mercados parisinos y más

"El itinerario del viaje, que formaba parte del premio del Prix de Baron B – Édition Cuisine, iniciaba en París, donde recorrimos los mejores mercados, visitamos la torre Eiffel y un lugar que para mí tenía un valor muy especial: el Jardín de Luxemburgo. El año anterior, un amigo había estado ahí, donde la gente tira monedas a una fuente pidiendo deseos, y yo le había dicho que tirara una en nombre mío porque quería volver a Francia. Y se cumplió. Después fuimos a un lugar emblemático en Pouilly-Sur-Loire a más de cien kilómetros de París, uno de los más interesantes y exclusivos que pudimos visitar, que es el castillo de la familia del creador de Baron B, el barón Bertrand de Ladoucette. Es un lugar soñado, porque tenés el castillo y a su alrededor los viñedos; viví una experiencia única, disfrutando de una cata muy interesante y de una cena de gala con el nieto del barón".

La escuela y la vida como un aprendizaje

"Seguimos nuestro viaje de excelencia hacia Menton, en el sur de Francia, donde Mauro Colagreco (que fue parte del jurado que me eligió) tiene su restaurante Mirazur, de dos estrellas Michelin y el cual fue recientemente premiado como tercer mejor restaurante del mundo. Tuvimos una cena maravillosa y el lujo de poder recorrer junto a Mauro su cocina y su huerta. Estuvimos dos días ahí, y después volvimos a París, donde tuve una semana de un curso intensivo de carnes con un profesor particular en la escuela de gastronomía Lenôtre, una de las mejores de Francia. Lo que te puedo decir es que para mí fue una felicidad total. Y creo que los cocineros tenemos el compromiso de aprender y divulgar la cocina como transmisión de cultura, así que siento que me gustaría que esa siga siendo mi bandera".

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