¿Quién es?
Laurentino López Candiotti (36) es ingeniero agrónomo especializado en producción láctea.
¿Qué hizo?
Revolucionó la forma de producir leche a partir de energías sustentables y sin maltrato animal.
¿Cómo lo hizo?
Apenas recibido de ingeniero agrónomo, en 2006, Laurentino empezó a trabajar en el tambo de su familia con un rol enfocado en la producción. "Yo nací en el campo entrerriano y, a los cuatro años, correteaba entre las vacas, aunque siempre les tenía mucho respeto. Luego alterné entre la ciudad de Paraná, donde estudiaba, y La Rosalía, en Espinillo. Toda mi vida respiré campo, forma parte de mí", cuenta, en uno de sus viajes a Buenos Aires.
La Rosalía es una empresa agropecuaria familiar que se dedica a la producción de leche desde 1981 y, desde 2013, es el único tambo en el país certificado para exportar directa o indirectamente a la Comunidad Económica Europea. Es decir que cualquier empresa láctea que quiera exportar sus productos a esos países tiene que comprar esta leche. Cuenta con 450 hectáreas propias con 500 vacas.
Pero lo que este ingeniero agrónomo se propuso fue cambiar la reglas del tambo tradicional: además de ser autosustentable de energía por la inclusión de paneles solares, este año incorporaron cámaras online que muestran en tiempo real la producción. "Queremos que todo el mundo pueda ver lo que hacemos y se transparente en la calidad y eficiencia de nuestro trabajo. El objetivo es que en la etiqueta de los productos que utilizan nuestra leche haya un código QR a través del cual se pueda visualizar todo esto en tiempo real", explica López Candioti.
Desde su mirada, la innovación del tambo radica en un cambio de paradigma mental: hacer algo diferente para tener resultados distintos en proyectos a largo plazo. "Todo esto nació de mis trabajos en tambos en Nueva Zelanda y Estados Unidos. Ahí pude observar muchas propuestas innovadoras y fundamentalmente el trabajo en equipo, a diferencia de lo que suele suceder con el productor argentino, que trabaja en soledad", agrega Laurentino.
En el establecimiento se conformó un grupo de ingenieros agrónomos, veterinarios y nutricionistas que continuamente aportan una mirada científica y tecnológica para mejorar procesos. "La innovación también radica en que el consumidor pueda conocer cómo nosotros producimos nuestra leche sin intermediarios, viendo las vacas comer, descansar y ordeñarse. Es una manera de transmitir la tranquilidad de que el alimento que consume proviene de vacas que son bien tratadas y de que pueda constatar esto sin que nadie se lo tenga que contar. Y, finalmente, buscamos generar una leche con baja huella de carbono, para lo cual nos autoabastecemos de energía", concluye.