Innovación sideral: lecciones del diseño espacial antes de que llegue a la Tierra

Se dice de las personas muy talentosas que son extraterrestres. Como si sus dotes no fueran humanas o no cupieran en la Tierra. O que ser creativo es pensar fuera de la caja. Como un extraterrestre podría pensar fuera de la atmósfera y la gravedad.

Las dos cosas se aplican a Guillermo Trotti, un arquitecto argentino que dejó el país a los 19 años y llegó a los Estados Unidos justo cuando el hombre aterrizó en la Luna. En su carrera fuera de la caja y de la Tierra, Trotti construyó bases lunares, vehículos marcianos y una estación espacial internacional con la NASA. Diseñó con el MIT un traje de astronauta que el año pasado se exhibió como obra de arte en la Bienal de Venecia y creó hábitats submarinos.

Hijo, nieto y bisnieto de arquitectos, y mucho después padre de otra colega más, Trotti había hecho el primer año de arquitectura en la UBA. “Fui parte de la primera clase que cursó en el edificio de Ciudad Universitaria”, cuenta. “Ese primer año fue tan bueno que cuando llegué a los Estados Unidos con sólo ver mi carpeta me aceptaron para entrar en segundo”, agrega.

Ahora pasó por Buenos Aires para presentar otra carrera: la Licenciatura en Diseño que lanzará la Universidad de San Andrés en 2018, con la apuesta de discutir cómo creamos nuestros entornos: espacios imaginados desde el diseño donde confluyen gráfica, productos, marcas e información, tanto offline como online. “Es una oportunidad extraordinaria porque es muy difícil cambiar algo que ya existe. Es mucho mejor crear un programa de diseño desde cero”, se entusiasma Trotti.

Siempre en la frontera de lo nuevo, la obra de Trotti se emparenta con las principales tendencias de la agenda de la innovación. Su experiencia demuestra que no hay mejor lugar para entender y practicar la innovación que el espacio, como prueban estos cinco ejemplos:

1 - Las reglas y sus desafíos. Los procesos de innovación se emparentan con el desafío a las reglas. Cuando se diseña en el espacio, eso es muy palpable. “La falta de gravedad se puede ver como una restricción, pero también nos da más libertad. Podés usar el cielorraso, todas las paredes, los muros. La función de un ambiente puede cambiar si se ilumina del techo hacia el piso o al revés. En la Tierra eso es lo que hacen los japoneses cuando aprovechan un espacio muy pequeño para una multitud de tareas. Aunque en Japón todavía hay gravedad”, se ríe Trotti.

En las estaciones espaciales Trotti imaginó dormitorios que funcionan en el cielorraso, mientras en el piso funciona el living. Los muros suelen estar cargados de elementos, desde equipos técnicos hasta utensilios de cocina. Son muros inteligentes que responden a una lógica modular y flexible, otras dos características de los procesos de innovación.

Cada uno de estos desafíos de diseño requiere del trabajo de un equipo multidisciplinario. Trotti trabaja con sociólogos, científicos, biólogos, ingenieros industriales o ingenieros de materiales. La combinación de perfiles distintos es otra clave probada de creatividad. No en vano el diseñador y arquitecto Richard Buckminster Fuller, mentor y referente profesional de Trotti, es considerado un promotor y difusor de la idea de sinergia.

2 - El colmo de la usabilidad. Una forma de definir la innovación es pensarla como la suma de creatividad y utilidad. No alcanza con que una idea sea nueva, tiene que servir para resolver un problema de manera fácil y eficiente para las personas.

“Para un astronauta es muy importante que todo su equipo esté en relación con su cuerpo. En la zona más accesible, en los brazos, tiene que estar lo que más usa. Otras cosas pueden estar más escondidas. Cuando empezamos a plantear estos temas en los 80 no existía el concepto de usabilidad. Pero nosotros ya teníamos esos desafíos. La cama de los astronautas por ejemplo es muy distinta a la nuestra. En la Tierra necesitamos el colchón para que no nos duelan los huesos. En el espacio necesitamos un sistema de contención para no irnos volando. Entonces tomamos el modelo de las bolsas de dormir, pero les agregamos tajos por donde sacar los brazos para poder hacer otras cosas. Tiene que ser todo tan simple que cualquiera piense que se le podría haber ocurrido”, explica Trotti.

3 - Productividad supersónica. Otro aspecto en el que el espacio adelanta respecto de la agenda de innovación es en los temas de productividad. Mientras los terrestres nos preguntamos por la efectividad del multitasking y las herramientas para mejorar nuestra eficiencia, los astronautas llevan décadas en el tema. “Hacemos estudios de secuencia y tiempo para lograr la máxima eficiencia. El tiempo es muy precioso en el espacio”, señala Trotti.

“El proceso de almorzar, por ejemplo, tiene que insumir la menor cantidad de movimientos posible. Es muy difícil comer un bife en el espacio: por empezar está flotando. Y si lo cortás, un pedacito se te va volando. Entonces estudiamos la comida oriental, ya cortada. Y creamos unos dedales que son como extensiones de las uñas, inspiradas en los palitos pero más fáciles de manipular. O experimentamos con salsas espesas para que no vuelen en el ambiente”, cuenta. Como en el espacio no hay gravedad tampoco hay convección. Para superar ese escollo, Trotti fue uno de los creadores de un sistema de cocción que inyecta aire caliente. Ese modelo luego se replicó en las cocinas de inyección, que hoy se usan para cocinar a gran velocidad en la Tierra.

4 - Creatividad material. Un vector de innovación que se destacó en los últimos años fue la capacidad humana para alterar los componentes de los materiales –físicos o biológicos– y encontrar así nuevas soluciones. Esas novedades están en el corazón del diseño en el espacio. “El nano carbono, la fibra de carbono, materiales flexibles como el kevlar o el tedlar, son una familia de materiales hechos con fibras sintéticas que resultan fundamentales para trabajar en ambientes desafiantes”, señala Trotti.

El traje espacial que está desarrollando, conocido como Biosuit, aprovecha materiales inteligentes que se contraen y expanden de acuerdo con la temperatura o cambian de forma al sumarles electricidad. El traje proporciona presión sobre el cuerpo, para compensar la falta de presión atmosférica. “Como es tan apretado –cuenta Trotti– resulta casi imposible entrar. Por eso experimentamos con un cierre zigzag hecho con un hilo elástico que se contrae al sumar electricidad y se adapta al tamaño exacto de tu cuerpo”.

Este tipo de vestimenta también tienen su correlato terrestre. “Sirven para niños con problemas de control de su sistema motor, porque los sostienen y los ayudan a caminar mejor. Y lo estamos probando también en trajes para adultos mayores, que funcionan como un airbag: detectan que la persona se está cayendo y se inflan. En el Age Lab del MIT ya tenemos prototipos y en los próximos seis meses vamos a hacer estudios de mercado”, completa.

5 - Impresiones espaciales. El espacio es también un ámbito donde la impresión 3D tiene gran impacto y desarrollo. “Cuando una misión viaja a Marte necesita llevar sólo lo indispensable. Hay muchas herramientas o repuestos que conviene imprimir sólo cuando son necesarias. Eso ya es revolucionario. Pero estamos pensando también en estructuras arquitectónicas que puedan ser construidas en Marte, en la Luna o en el espacio mediante una impresora robótica, que las construya antes de que llegue la tripulación. El robot llega primero, construye la estructura y cuando llegan los hombres ya tienen donde refugiarse”.

Es curioso que Trotti hable de viajar en el tiempo. Tal vez no haga falta eso para conocer los secretos de la innovación. Como él bien sabe, quizá alcance con alejarse de la Tierra unos millones de kilómetros.

sonia@sociopublico.com

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