Los separaban miles de kilómetros y su romance parecía inofensivo, hasta que un extraño apareció en sus vidas
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Javier sabe que su historia no es única, pero para él es mágica. Dice que no es única porque en estos tiempos, ¿quién no tuvo o tiene alguna relación que comenzó en el mundo virtual? Sin embargo, en aquellos meses de 2010, tal vez no fuera tan usual. O sí, pero para él, que por entonces estaba casado hacía algunos años y había vivido una vida tradicional, todo emergió novedoso y bienvenido. Cuando conoció a Guadalupe a través de las redes, hacía años que sus emociones estaban adormecidas.
Mi noviazgo fue tradicional, mis proyectos fueron tradicionales, mi boda fue tradicional y mi trabajo lo sigue siendo. Mi vida es un gran `deber ser´, le contó a la mujer que conoció a través de la pantalla. Y ella, una española andaluza, bien sabía de tradiciones y sin dudas quería escapar de ellas.
Conozco Argentina, estuve hace unos diez años, hermoso país, rica comida, buena gente, le dijo ella sin intención más que tener algunos minutos de charla amena e intercambio cultural. Ni loca se involucraba con un hombre casado, aunque fuera de manera virtual y los separaran miles de kilómetros de distancia. El tiempo para ella valía oro y no iba a perderlo con un hombre al otro lado del océano.
“Creo que fue eso mismo, su aparente desinterés, lo que me atrajo. Me gustaba mucho su lengua sin filtro, su sinceridad. La quería conquistar. Y a ella también le atraían mucho nuestras charlas, justamente, como no veía futuro, me hablaba siendo ella misma, algo que nos llevó a intimar cada día más”, cuenta hoy Javier.
La intención de ser amigos que no duró
Bueno, podemos ser amigos, aventuró ella cierto día al comprender que si dejaba de hablarle a ese hombre argentino, lo iba a extrañar. Y así, las semanas pasaron y cierto día Guadalupe decidió que, si era de las tradiciones que se quería escapar, por qué no tener un novio virtual y nada más que eso, aunque estuviera casado. No había peligro real para nadie, ¿o sí? Y de qué se estaban atajando, si él le había dicho que no era feliz en su matrimonio y que allí, con ella del otro lado de la pantalla, estaba encontrándose con la felicidad, tras años de desdichas.
“A los cuatro meses nos convertimos en novios virtuales, ella en España, luego de atravesar sus desamores, y yo en Argentina, casado hacía siete años”, cuenta Javier. “Guadalupe, a pesar del título que nos dimos, nunca creyó que lo nuestro podría tornarse en algo serio, lo tomó más bien como esa aventura rebelde, emocionante, imposible”.
Pero a medida que pasaron los meses, el tono comenzó a cambiar. Tal vez fueron las confesiones, tal vez se trató de esa intimidad peculiar, distinta a la que jamás habían experimentado, que comenzó a crecer un sentimiento profundo entre los dos.
Cierto día, sin embargo, Guadalupe trajo a la conversación un nombre que Javier jamás había escuchado. Se trataba de un hombre, un compañero de coro de ella (a Guadalupe le fascina cantar), que surgió como si nada pero que puso en alerta al enamorado virtual.
“Nada había pasado entre ellos, pero me llamó la atención que lo nombrara, supe de inmediato que ese tipo quería conquistarla. También supe de inmediato que ella tenía que ser para mí”, asegura Javier.
¿Vos crees que podemos seguir así para siempre?
La dimensión de sus propios sentimientos tomó por sorpresa a Javier, quien al mismo tiempo comenzó a percibir una leve distancia en Guadalupe. Ella le contaba su día como siempre y las palabras de amor seguían presentes, pero había más salidas a horas felices con amigos y el nombre del contrincante surgía como si nada.
Nos vas a abandonar y pasaré al olvido, le dijo a su amada cierto día. Nunca te voy a olvidar, te amo, ¿pero acaso crees que podemos seguir así para siempre?, replicó ella. Y fue entonces que todas las alarmas sonaron al mismo tiempo.
Javier hizo algo que jamás creyó que tendría el coraje de hacer. Compró un pasaje Málaga- Madrid - Buenos Aires y, gracias a un amigo que tenía en España, le hizo llegar el ticket a su amada, que al abrir el sobre creyó que el corazón se le escaparía de su pecho: “Me llamó casi gritando, llorando, no podía creerlo. ¿Esto es real? ¿Somos reales? ¿Qué vas a hacer con tu mujer?, me repetía”.
Y así, Guadalupe voló al encuentro de Javier, quien confesó todo a su exesposa que, aliviada, accedió a separarse: ¿acaso creía que no había notado que los dos vivían hacía tiempo vidas distantes?
“Con Guadalupe estuvimos juntos por cuatro maravillosos años. Por motivos que prefiero reservarme no somos más pareja. La nuestra siempre va a ser una historia mágica, para mí es la historia de mi despertar, muchas cosas cambiaron en mí desde entonces, lo más importante, ya no me dejo guiar por el deber ser, sino por el corazón”, concluye.
Si querés contarle tu historia a la Señorita Heart, escribile a corazones@lanacion.com.ar
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