Indio, el perro labrador que salvó a una joven uruguaya de ser atropellada en los Estados Unidos
La joven Milagros Costabel es no vidente y contó cómo su mascota, entrenada como “perro guía” le salvó la vida en el medio del caos y la desesperación tras la irrupción de un conductor imprudente
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El pasado lunes las redes se conmovieron con el relato que Milagros Costabel —la joven uruguaya que estudia en la Universidad de Harvard (Estados Unidos)— hizo en sus redes. Su perro guía, Indio, le salvó la vida cuando casi es atropellada por un auto.
“En ese segundo pasó de todo: la gente corría para salvarse, y nadie se acercó para sacarme del peligro. Indio, que de todas las decisiones que podía haber tomado pensó por ambos y en lugar de salir corriendo para cualquier lugar me sacó de ahí y se aseguró que no me moviese”, relató Milagros.
“Nada le impedía a Indio cumplir con sus instintos y salir corriendo siguiendo a los demás, metiéndose en el caos y dejándome a mí. Pero no lo hizo. Y aun después de esa experiencia, me guio al trabajo como si hacerlo fuese lo mejor del mundo”, afirmó.
Luego de que Milagros compartiera su historia, surgieron en redes diversos debates en torno a la labor de los perros guía y las acciones que se pueden o no hacer al estar junto a uno.
Una formación desde el primer día
Alberto Calcagno, presidente de la Fundación de Apoyo y Promoción del Perro de Asistencia (Fundappas), fue el primero en traer un perro guía a Uruguay. Se trató de Sunee, una cachorra labradora que trajo desde Michigan en 2009 luego de postularse como aspirante en Estados Unidos y ser seleccionado para tener esta compañía.
Fue a raíz de Sunee que Calcagno trabajó durante años para crear una escuela que criara, entrenara, sociabilizara y entregara, de manera totalmente gratuita, perros guía a las personas con discapacidad visual y posteriormente, perros de asistencia a familias con niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Oficialmente desde octubre de 2016 hasta la fecha, Fundappas ha entregado unos 65 perros. La pregunta que surge es… ¿Qué implica criar a un perro guía?
“Los perros nacen en la escuela de productores propiedad de la fundación. A través de ayuda de personas especializadas en la crianza de perros labrador nos facilitan el entrenamiento y una vez controlados los temas de enfermedades hereditarias revisamos las crías para empezar a hacer estimulaciones tempranas y socializar”, comentó Calcagno en diálogo con El País.
Luego de que los cachorros tienen todas las vacunas y controles médicos necesarios, son entregados a una familia o a una persona durante un año en su casa y socializan para que el perro pueda trabajar con personas con discapacidad conociendo todo el entorno “y no se asusten por casi nada”.
“Con un año y poco el perro ingresa de nuevo a la escuela para la instrucción definitiva; unos se dedican a personas con discapacidad visual y otros a niños con TEA”, detalló el presidente de Fundappas.
Perros guía: qué no hay que hacer con ellos
Luego de que Milagros relatara que tras el inquietante incidente que vivió “nadie se acercó” ni a ella ni a Indio, surgió la cuestión de si es lícito o no tocar a un perro guía cuando está asistiendo a una persona ciega o con trastorno del espectro autista (TEA).
“De ninguna manera se puede tocar al perro guía cuando está trabajando con la persona ciega que está tomada de la manija con su arnés. Si uno lo distrae, lo desenfoca de la tarea que está realizando y puede provocar un accidente”, enfatizó Calcagno.
Sin embargo, esto no quiere decir que los perros guía o lazarillo estén todo el día en funciones. “Solamente cuando se le coloca el arnés y cuando el ciego toma la manija es que el perro está trabajando. Si no lo tiene de la mano, el perro no está en funciones”.
“La tarea del perro es exclusiva cuando se toma de la manija. El resto del día está descansando como una mascota común y corriente”, contó el presidente de Fundappas y aseguró que, a diferencia de un perro común, el perro guía acompaña todo el día y está entrenado para proteger a la persona con discapacidad, por lo que “lo que más le importa es estar con su compañero de vida”.
Las dificultades de tener estos compañeros de vida
Aunque la tarea desde 2016 le ha facilitado la vida a 65 personas, Fundappas tiene una lista de espera. Y es que, más allá de la voluntad de aumentar el espacio y poder criar a más perros, se trata de una fundación no gubernamental que se sustenta con los donativos de filántropos, entre ellos Lætitia d’Arenberg, presidenta honoraria de la fundación.
“La ley de presupuesto en subsidios y subvenciones otorga anualmente $ 700.000 para todo el año a la fundación, lo que cubre un mes y medio del presupuesto de la escuela”, remarcó Calcagno. El presidente de la fundación detalló que cada perro, desde que nace hasta que se entrega de forma gratuita a su compañero, tiene un valor de unos US$ 15.000.
Además, “no dejar que el perro acceda a todos los lugares con el socializador sería como obligar a un niño a nadar sin entrar a la piscina”, resaltó Calcagno. Así, el Estado tiene el Registro Nacional de Animales de Compañía (Renac) bajo el radar del Instituto Nacional de bienestar Animal (INBA).
Desde Fundappas ya se entrega cada perro con un carné asociado al registro, lo que permite que no solo la persona ciega, sino también los socializadores puedan estar con el animal en lugares públicos o subir a los distintos medios de transporte público.
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