Il signor Nino
Los tesoros de Nino Cerruti salen a la luz en una muestra en Florencia
Al ingresar a la muestra que compila los tesoros de Nino Cerruti –pionero de la sastrería made in Italy–, la visión de 62 trajes de su colección privada de outfits colgando desde andamios color carmín prologados por un saco de paño noble en tono beige absolutamente agujereado, raído y gastado me llevé una grata sorpresa.
La sentencia Desconfíen de quien no siente amor por las ropas viejas, de Sartor Resartus, obra de Thomas Carlyle, se materializó en una giacca (chaqueta) con agujeros del tamaño de los botones y que difiere del tono inmaculado que reflejan los demás abrigos, pantalones, camisas, corbatas y pajaritas que se extendieron por las salas del Museo Marino Marini de Florencia, donde durante junio y comienzos de julio transcurrió Il signor Nino, una producción del Centro de la Moda de Firenze como correlato de la feria Pitti Uomo 88.
"Ese saco es una de mis piezas favoritas de la muestra, considero que al haber sido usado por él hasta destruirlo se cuenta una historia alrededor de la artesanía", desliza el periodista Angelo Flaccavento, quien además de habitual columnista de L’Officiel Italia, Style.com y The Business of Fashion ofició de curador de la exposición. Agrega que la puesta difiere de todo relato lineal centrado en la cronología y en el abordaje histórico para, en cambio, priorizar las texturas.
De ahí que no resultó arbitrario que los tonos y los materiales entablaran complicidad con las colosales esculturas de cemento del museo, tampoco que una mesa de trabajo compilase biblioratos del archivo textil Cerruti con pedacitos de tweeds y descripciones de modelos, al tiempo que cortes de tela y un saco que dejó su moldería a la vista irrumpieran entre uno y otro.
La sinfonía sartorial y en apariencia no historicista –aunque recopila ropas fechadas y usadas entre 1952 y la actualidad– hizo espacio para recortes de revistas, de periódicos y fotografías, orgullosos de su modo no digital. Allí, un cartel garabateado a mano sentenció Cuando Roma era la Nueva York junto a estrellas del star system que filmaron en Italia. Es vox pópuli que la sastrería de etiqueta Cerruti vistió a los protagonistas de Bonnie and Clyde, y que de Jack Nicholson a Tom Cruise son devotos de la firma
Un video documental lo muestra en plena labor de documentación y selección de prendas en Biela, la sede de la fábrica familiar Cerruti, que se extendió durante tres meses y donde las decisiones de estilismo correspondieron principalmente al diseñador.
Otras piezas rara avis de esa puesta entre andamios y los retratos en papel y tinta del artista Antonio Pippolini remitieron al mono de cuero negro con cierres, el largo abrigo rojo con piel negra, o el saco en brocato rojo y blanco que Diana Vreeland, la reconocida editora de moda de Vogue y Harper's Bazaar, elogió cuando Cerruti lo presentó en las colecciones de París circa 1967.
El diseñador creció en el contexto de una familia consagrada a la sastrería desde 1881, que vistió un traje a medida por primera vez a los 22 años cuando tomó el riesgo de abrir una tienda en París. En ocasión de la inauguración iba vestido con un traje gris impoluto, un moño negro y medias rojas.
El periodista Angelo Flaccavento está preparando una biografía con forma de libro sobre la colorida y variopinta historia de Cerruti para 2016, y cuando le pregunté qué opinaba Il Signor acerca de los asistentes al Pitti Club que acostumbran pasearse cual pavos reales por los aledaños de la feria no vaciló en responderme: "El señor Nino se ríe".