Sus dueños sabían lo que querían y el arquitecto que encaró la obra los interpretó a la perfección. El resultado, un hogar que se vive a pleno.
La casa de Bermejo, pero más grande. “Y agregale cosas”. El pedido que recibió el arquitecto Sebastián del Campo estaba signado por la confianza que brindan años de amistad. Por lo mismo, él supo interpretar esas palabras, que para el resto de la gente no parecen encerrar un significado muy preciso. Aunque así era.
Mariana Aldazábal y su marido tienen cuatro hijos y querían mantener la distribución que en su vivienda anterior organizaba la zona de los chicos por un lado y la de los grandes por el otro. Para satisfacerlos, del Campo proyectó un subsuelo que es un polo de entretenimiento (tiene microcine, ping-pong y hasta un patio), una planta baja social que incluye un playroom junto al comedor diario para las niñas, que son más chiquitas, y un primer piso con una amplia suite bien separada de los cuartos de los hijos.
Tan atinados resultaron los espacios en cuanto a su uso que toda la familia tiene hábitos nuevos vinculados a este bien ganado territorio propio. Hecho el relato, comenzamos el recorrido.
“La ambientación fue muy intuitiva, fui eligiendo lo que me gustaba. Creo que conseguimos cierta síntesis material, y una línea de colores claros con mucho gris”, nos cuenta Mariana. Esto se ve a la perfección en el living, donde se dispuso un sofá (Juan Castañeira) tapizado en lino (Compañía del Comercio) con almohadones ($599, Pez Koi Deco). El mismo género se utilizó en las cortinas que cierran todo el perímetro.
Como no podía ser de otra manera, la mesa del comedor es grande (diez personas pueden comer en ella) y está hecha a medida en petiribí. Su centro está decorado con botellas (Innings) y alrededor hay sillones modelo ‘Museo’ (Net Muebles). Las preciosas lámparas opalinas colgantes son modelo ‘Ministerio’ (Lumishop) y el cuadro es de Sofía Wiñazki.
Los dueños aprovecharon para compensar aquello que les molestaba de su casa anterior, como la falta de placares. De ahí, los múltiples frentes ciegos que ocultan espacios de guardado.
En cuanto al vajillero enchapado en guayabo que vemos arriba, cabe destacar que contiene del otro lado un largo mueble recibidor que desemboca en la cocina, próximo destino de nuestra visita.
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“Para la cocina nos propusieron de todo, pero yo quería blanco sí o sí. Me la jugué con el toque rojo y con los muebles brillantes: dan mucha luz y tienen un aspecto más cool, menos de cocina”, nos muestra Mariana.
Aquí nos encontramos con una mesada de Silestone y amoblamiento con terminación en laca poliuretánica brillante. En un extremo de la isla están los hornos y la heladera; en el otro, un mueble-despensa, que con un vano central integra el comedor diario.
Completan el sector una mesa con caballetes, sillas ‘DSW’ ($1.390, desli.com) y lámpara de MDF enchapado en cedro ($5.400 Net Muebles).
La casa se abre a un envidiable patio dividido en un sector de pileta y otro de galería. En este último, el piso es un deck de cemento atérmico sin junta para dejar pasar la mayor cantidad posible de aire y sol al patio inglés que se ubica debajo.
Infaltable, una parrilla de frente metálico que se cierra completamente ocultando todo rastro de ceniza post-asado, junto a una mesa de trabajo hecha a medida. Acompañan un juego de living en hierro (MG Muebles y Objetos), velas ($879) y objetos cerámicos ($329, todo de Falabella).
Pero todavía no terminamos de conocer todos los ambientes internos de esta encantadora casa. Nos toca ahora entrar al reino de sus habitantes más pequeños.
“Los chicos están mucho en el playroom, sobre todo cuando vienen amigos; las chicas son más de su cuarto. Siempre digo que lo mejor de esta casa es que todo se usa, no hay lugares intocables”, comenta Mariana.
En el subsuelo, el increíble patio inglés, que se integra mediante un cerramiento vidriado y que tiene un atractivo metegol, está revestido con una estructura metálica de gaviones que contienen piedra Neuquén suelta. “Ésta, irregular y de impronta tradicional, contrasta con la malla metálica, de aspecto más contemporáneo, y jerarquiza el patio como expansión del interior”, nos explica el Arq. Sebastián del Campo.
¿Quién no querría tener un cine en casa? Esta familia se dio el gusto instalando uno. Pero, en lugar de butacas, aquí hay una estructura de hierro con tres gradas con colchonetas y almohadones (Juan Castañeira) para relajarse y disfrutar de la función. Además, un sistema de puertas se desliza desde el costado hacia el frente para independizar la zona en caso de que se esté usando el área de juego contigua, donde hay ping-pong y pool.
En la planta superior están los cuartos de los chicos. Diseñados en espejo, ambos tienen su baño, vestidor y un amplio escritorio frente a las camas.
En la habitación de los varones se colocó un par de camas con una mesita central, todo realizado a medida. La decoración incluye canastos (Falabella) y un vinilo con motivo de aviones ($200, Amazon.com).
Tanto ésta como la que comparten las chicas ocupan -con sus servicios- casi la misma superficie que el living y el comedor. Bien separadas de la suite, la idea es que toda la familia disfrute de espacios propios.
“Cuando nos mudamos, Sofi era bebita, y dormíamos con el baby-call pegado a la oreja porque tenía miedo de no escucharla”, recuerda Mariana para graficar esa distancia que hoy agradece, cuando la casa es sede de trasnoches con amigos y pijamadas.
El hogar de Mariana también cuenta con una bodega en el subsuelo, encargada a un herrero especialmente para el espacio que vemos debajo, junto a una mesa de madera a medida y banquetas altas ($1.240, Tabureto).
El escritorio hecho a medida que vemos arriba corresponde al primer piso. Perfecto para encarar cualquier proyecto, fue emparejado con un sillón ‘DSW’ ($2.500, desillas.com) y un canasto metálico (Falabella).
Mariana cuenta que antes nunca pasaba tiempo en su cuarto: “Cuando los chicos se van al cole y tengo un rato en casa, agarro un libro o la tablet y me vengo acá: es un momento nuevo que surgió en esta casa y me encanta”. Con sólo dar una mirada en el ambiente, nos damos cuenta el porqué.
En cuanto al mobiliario, el respaldo de cama es modelo ‘Cumeleno’ en lino tratado, las mesas de luz son ‘Trifilia’ con detalles en cuero y la cómoda es ‘Tábano’ de madera y lino (todo de Eugenio Aguirre).
Por último, entramos al territorio femenino por excelencia: el baño de la suite que fue diseñado a la medida de la dueña de casa, quien lo quiso amplio y compartimentado, con una bañera forrada en mármol de Carrara (Marmolería Dan Dan) y perchero ‘Modular’ de paraíso ($5.700, Net Muebles). Pura funcionalidad.
Producción: Mercedes Giambastiani.
Texto: Lucrecia Álvarez