El aislamiento obligatorio nos pegó tan fuerte que ahora nos cuesta volver... Compartimos estas situaciones típicas que generó la cuarentena con las que seguro te sentís identificada. Pero ¿sos del team que todavía tiene un poco de miedo?
MODO AGENTE SECRETO
Afuera, el calor derrite el asfalto. Pero vos no querés cruzarte con nadie, que te reconozcan y tener que saludar con el codo. Así que clavás gafas de sol, pilotín, gorrito Piluso, tapabocas, guantes, protector solar... y ojotas. ¿Será que es la tendencia de moda del verano?
EXPERTA EN EXCUSAS RIDÍCULAS
Las staycations hicieron que el verano sea un desfile de propuestas de encuentros en quintas, pícnics al aire libre, cumpleaños en parques y planes con los chicos. Pero a vos te sigue costando un poco compartir el tiempo-espacio con más personas. Así que ya tenés un arsenal de coartadas al paso que parecen salidas de un capítulo de Black Mirror, en vez de confesar que realmente no tenés ganas de ir. Pero relax: los que te quieren saben que mentís y te hacen la segunda, Pinocha.
VACACIONES... ¿EN EL BALCÓN?
Tu idea del verano incluye una palangana king size mojándote los pies, tomando sol en topless en el balcón y abajo del ventilador de techo a toda velocidad. Tu pareja te propone una escapadita cerca y vos ya imaginás hordas de personas circulando e hiperventilás. Preferís un verano con un cuarto de helado, algún taller de verano en Zoom y listo. ¿O acaso la Bristol entiende de distanciamiento social?
CHAU BIRRA, CHAU AIRE
Con tal de no ir a un baño en una reunión, sos capaz de dejar pasar una bandeja de birras heladas en las pocas salidas a las que accedés. Cuando te bajan a abrir juntás aire para no inhalar en el ascensor con alguien cerca. También aprendiste a manejar el hambre con tal de no tocar una bandeja manipulada por otro y morirte de calor antes de que a alguien se le ocurra prender el aire acondicionado. ¿Cuándo era que llegaba la vacuna?
¡NADIE TE AGUANTA!
"Ese barbijo está mal puesto", "acá en este lugar superamos la capacidad por m2". Y sí: te volviste tan criticona y obse que parecés una maestra Siruela. No solo aleccionás a la gente, también les pedís que se pongan alcohol en gel cada cinco minutos y te la pasás scrolleando en las redes y juzgando a los que están afuera de casa. En el fondo, sentís una mezcla de envidia y admiración por quienes se cuidan y pueden disfrutar los nuevos modos de socializar. Claro, vos ahí te fuiste a marzo.
HOLA, CAMINANTE ETERNA
Nunca fuiste fan del gym, pero la pandemia te dejó no solo fóbica, sino fit. Sos capaz de caminar distancias dignas de peregrinación a Luján, ir en bici, corriendo y hasta volviste a desempolvar los rollers. Cualquier plan es mejor que compartir con otros un transporte público. Lo único que extrañás es que subiendo las escaleras no te cruzás con el vecinito del 4° B...
SÍ AL SEXO VIRTUAL
Claro que acá a veces gana la "ley del ex": hiciste un revival de chongos antiguos que aparecen por arte de magia, porque la última vez que activaste Tinder hiciste un match, pero ante la mínima posibilidad de verse face to face, desinstalaste la app. Así que si los amores de verano eran fugaces..., ahora también son bastante complicados.
Algunas herramientas para superar tus miedos
- Empezar de a poco. Lo ideal, si querés relajar un poco las medidas, es arrancar consalidas al aire libre en lugares poco poblados, por ejemplo, hacer una caminata al parque un día de semana.
- Ser selectiva. Luego de tantos cuidados, y para no volverte paranoica, te conviene elegir personas que creas que toman los recaudos necesarios y evitar a quienes consideres que se exponen mucho.
- No sobredimensionar tu vulnerabilidad. Si estás entre las personas de riesgo, tenés padres grandes o una pareja inmunodeprimida, la idea es que igualmente, y con las precauciones correctas, puedas de a poco volver a la vida normal.
- Moderar tu consumo informativo. Es muy fácil caer en la tentación de leer las últimas noticias, contar muertes y camas de terapia intensiva. Pero la realidad es que no solo no te suma en nada, sino que puede generarte estrés y ansiedad.
- Aceptar que existe una cuota de incertidumbre. Por más recaudos que tomes, es como la vida misma: no se puede controlar absolutamente todo. Personas que jamás salieron más que a hacer las compras se han contagiado.
- Establecer condiciones antes de juntarte con alguien. Vas a estar más tranquila si el otro tiene claro de antemano qué cosas son importantes para vos.
- Intentar racionalizar tus miedos. Esto no siempre es fácil, sobre todo si estás muy paranoica. Pero la idea es que puedas discriminar lo criterioso y lo exagerado. Esto puede hacerse con un profesional que te ayude con una mirada objetiva sobre el tema.
Experto consultado: Dr. Ricardo A. Rubinstein, médico psicoanalista, miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
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