Horangel: la música del azar
Su libro Predicciones astrológicas , que publica desde 1963, lleva vendidos más de 30 millones de ejemplares en 46 ediciones. Melómano, pianista, lector, descree de los horóscopos, pero asegura que la técnica que él aplica, la previmetría, es un método serio, "científico", basado en miles de encuestas
"Espere un segundito."
Frente a la habitación, en un extremo del pasillo oscuro -la mano pálida en el picaporte-, el hombre dice:
-Espere un segundito que aviso que me cuiden a Angela.
Tubos de oxígeno, mesas rodantes, ruidos a metales sanadores: cuchillos, agujas, esas cosas. Todo lo demás: prolijidades de hospital privado. Un médico, las manos envueltas en la viscosidad del látex, baja la vista pero el hombre no lo ve. El hombre camina errático, como si fuera a desarmarse, y entra en el cuarto de las enfermeras. Dice:
-Por favor, me la cuidan a Angela.
Y está claro que esa frase no es un ruego: es una orden. Después, en una sala con televisor, butacas, donde otros parientes esperan a que todo pase o a que todo termine de pasar, el hombre -alto- se sienta y dice que la cuenta de este hospital le va a salir una fortuna.
-Pero fue ella: ella quiso internarse.
Ella. Angela.
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Es poco después del mediodía. El televisor está anclado en Mirtha Legrand y sus almuerzos. El hombre -camisa clara, pantalón beige- se llama Horacio Tirigall y nació en San Isidro ochenta años atrás.
-Eramos doce hermanos. Doce. Mi padre... Ramón... trabajó en la Aduana toda la vida.
Vuela un pañuelo desde su bolsillo. Zic, zac, se frota cada ojo enrojecido.
-Perdonemé. Era un gran artista. Tocaba la guitarra. Un acuariano que hacía títeres, un gran cocinero. Mi madre se llamaba Angela. No permitió nunca que entrara un médico en la casa. Jarabe de tuna para esto, de cebolla para lo otro.
En las Navidades eran ciento cinco. Una mesa interminable, y fogateiros con fuegos artificiales, y las guitarras.
-Yo había hecho una traducción de Romeo y Julieta cantada por un gaucho: "Les voy a contar ahora la historia del gaucho Luna/ que una vez que tenía sed se tomó una laguna./ Subido en una vinchuca que era más grande que él/ una vez se mordió un pie por el lado de la nuca./ Como el gaucho era leído, cuando una tarde llovía/ dentró en una librería para ver qué habían traído./ Para mitigar sus pesares y serenar su alma inquieta/ compró Romeo y Julieta que escribió un tal Chaquespeare".
-¿Usted leía mucho?
-Sí. Flammarion, Freud, Heine. Para disimular lo que estaba haciendo: estudiar astrología y astronomía. Después pasaron cosas.
La primera: que un día, yendo al colegio, pasó por la quinta de Victoria Ocampo.
-Yo tenía ocho años, iba con mi hermano. Un hombre alto, como hindú, me miró y dijo: "Este chico tiene el ombligo de Mahoma". Y lo único que recuerdo es que ese hombre me daba miedo.
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De Horangel se dice que es culto, discreto, cascarrabias. Cuando a fines del año pasado se presentó en el programa Mañanas informales , de Canal 13, se molestó con los conductores reconviniéndolos con frases del tipo "No me haga repetir" o "Se nota que usted no me ha leído". Eso, a los ojos de sus seguidores, aumentó su fama de hombre serio. De astrólogo entre astrólogos.
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De infante era un chico reconcentrado, pero no triste; buen alumno. Por eso fue tan extraño que, a los doce años, le dijera a su madre que ahí se terminaban los estudios para él.
-Yo quería estudiar piano. Fui a ver a doña Rosa Castex, una señora que era parienta nuestra y que tenía mucho dinero, y le pregunté si me prestaba dos mil dólares. Y me dijo: "¿Y cómo me lo vas a pagar?". Y le dije que había conseguido trabajo en una imprenta.
Y, en efecto, había conseguido: en la imprenta Busnelli, de la calle Lavalle al 400. Se levantaba a las cuatro de la mañana y a veces tomaba doble turno. Le llevó apenas una tarde aprender a manejar el tipógrafo, y poco después lo ascendieron a encuadernador. Compró su piano, tomó clases. Cuando terminó de pagar el instrumento abandonó la imprenta, y siguió estudiando música. Creció. Terminó el colegio en una escuela nocturna. Con sus hermanos, con sus amigos, acostumbraba ir a charlas y a conciertos. En alguno de todos se topó, un día, con un pianista de 15 años que lo impresionó tremendamente. Se llamaba Luis Bacalov.
-El que ganó el Oscar con la música de Il postino . Nos hicimos grandes amigos y le sugerí dar unos conciertos.
Para entonces tenía 20 años y hacía algunos meses que mantenía correspondencia -intensa- con Angela Groba.
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En 1963 Horangel empezó a publicar un libro llamado Predicciones astrológicas . Desde entonces y hasta hoy el libro ha aparecido puntualmente, cada año, en varios países, y lleva vendidos treinta millones de ejemplares. La de 2009 (publicada por Atlántida) es la edición número cuarenta y seis.
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-La diferencia que hay entre un astrólogo que dice "a usted le va a pasar tal cosa" y los que, como Horangel, pretenden vaticinar lo que va a pasar en el mundo, es que es más fácil refutar un vaticinio al cual todos tenemos acceso -van a matar a tal, va a haber un terremoto equis- que refutar algo que le dice un astrólogo a una persona. ¿Dice algo de la buena fe de Horangel que se dedique a la astrología mundana? Posiblemente. Pero su buena fe no lo hace más efectivo. En 2004 dijo que si el triunfador de las elecciones en Estados Unidos resultaba George Bush, corría el riesgo de no concluir su mandato por enfermedad o accidente. A la luz de lo que ocurrió, no fue así -dice el periodista argentino Alejandro Agostinelli, autor del blog magiacritica ( criticadigital.com/magiacritica ) y del libro Invasores (Random House, 2009).
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"Los horóscopos no son serios; lo mío es una ciencia", titulaba la revista Gente en el año 2008 un artículo donde Horangel decía así: "Si hubiera puesto un consultorio, estaría forrado en dólares. Pero mi trabajo es serio. Los horóscopos son poco serios, y lo mío está basado sobre estudios". En la página 243 de su libro Predicciones astrológicas 2008-2009 pueden leerse cosas como éstas bajo el signo de Sagitario: "El Lucero Vespertino tocará Sagitario (...) en su pasaje por el sector, ayudará a resolver viejos dilemas conyugales, amparará los noviazgos y las uniones postergadas se consumarán con felicidad. (...) La agudeza y la fina percepción para los negocios rápidos patrocinarán adquisiciones significativas, traslados e inauguraciones".
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Datos difusos, frases desdibujadas, escenas inconexas: eso sucede cuando Horacio Tirigall habla de los nexos que llevan de ciertas cosas a ciertas otras: en este caso, del nexo que llevó de la inexistencia absoluta de Angela Groba en su vida a la existencia absoluta de Angela Groba en su vida. Difuso, vago, desdibujado, habla de reuniones en las que él solía tomar cualquier objeto que le dieran los presentes y aventurar, en plan de broma, alguna cosa acerca del dueño de ese pañuelo, de ese par de gafas. Habla, en particular, de una reunión en la que una mujer le dijo: "¿Por qué no me dice algo sobre este anillo?" y que él, sin pensarlo, respondió: "A la persona dueña de este anillo la mordió un caballo y tiene un ojo de vidrio y está en cama".
-La mujer me contestó: "En efecto, mi marido acaba de ser mordido por un caballo".
Difuso, vago, desdibujado, dice que se cruzó con esa mujer en más reuniones y que, en una, la dama le dijo: "Conozco a una persona que le puede interesar", y le dio una dirección en la ciudad de Córdoba de una chica llamada Angela Groba, estudiante prodigio, grafóloga, ganadora de premios literarios desde chica. Horacio Tirigall le escribió, a esa mujer, una carta petulante en la que le hablaba de Schopenhauer. Ella no le respondió durante dos meses. Y, cuando lo hizo, ya no hubo manera de parar. El tenía veinte. Ella, seis menos. Eso quiere decir que, cuando Angela Groba empezó a enamorarse de ese hombre al que no conocía era una niña de 14 años.
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-Yo no dudo de que Horangel cree en lo que hace, pero es una impresión personal -dice Alejandro Agostinelli-. Y no está bien juzgar a las personas por las impresiones. Porque no sabemos si él sabe que está engañando a los demás o si confía en lo que hace. Pero se expone al ridículo, y eso te inspira cierta ternura. Por otra parte, no son los tipos como Horangel los responsables de lo que sucede, sino los medios, que siempre andan buscando gente rara para que haga afirmaciones extravagantes.
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-Angela escribía tan divinamente.
Horangel tiene la piel intocada por el sol, los poros espesos de un varón de veinte.
-Cuando me llegó su primera carta perdí toda cordura. Nos escribíamos tres veces por semana. Estuvimos un año escribiéndonos antes de conocernos. Ni siquiera nos habíamos mandado una foto. Un día le dije: "Yo tengo absoluta dependencia de esta relación con vos. No puedo hacer otra cosa que escribirte y leerte. Tengo que casarme con vos". Le sugerí a Luis Bacalov que hiciéramos un concierto en Córdoba. Le dije: "Me escribo con una chica y no la conozco, nunca la vi, pero me he enamorado de ella. Vive en Córdoba, tiene 14 años, y no podemos dejar de escribirnos cartas fogosas, ardientes". Fuimos. Cuando llegamos, tomé un mateo. Y ella estaba en la puerta, sola. Nos dimos un gran abrazo. Un abrazo definitivo. Yo no la conocía, pero hubiera podido dibujarla. Yo temblaba todo el tiempo, y ella también.
Un año después, Angela Groba y Horacio Tirigall se casaron en San Isidro.
-Ya había decidido que la música no era para mí. Fue como cruzar la Línea Maginot; dije: "Basta, empezó otra guerra para mí".
Y aunque nunca dejó de tocar Beethoven para Angela, abandonó la idea de la música y empezó a ser esto que es: Horangel, la mezcla de Horacio y Angela.
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En Predicciones astrológicas 2009-2010 (Editorial Atlántida), la carta de los editores dice así: "Horangel basó su arduo trabajo no sólo en el dictado de los astros: lo complementó con rigurosos buceos por la Historia, la Psicología, la Heliofísica hasta lograr una Ciencia de lo Posible que llamó Previmetría, la predicción de sucesos en función de cálculos celestes y terrenos que dejaron atrás la intuición, la casualidad o la audacia. Predijo centenares de sucesos. (...) Los asesinatos de John Fitzgerald Kennedy y Martin Luther King, el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York y el colapso financiero mundial anunciado en el Mercado Bursátil y el Efecto Canguro ( Predicciones astrológicas 2008-2009 )". En la página 46 de Predicciones astrológicas 2008-2009 , bajo el título Mercado bursátil, Efecto Canguro , dice: "El constante cambio de manos de empresas prestigiosas, el lavado de dinero, los capitales golondrina y la corrupción de gobernantes inescrupulosos promoverán en las bolsas el Efecto Canguro, es decir que sólo funcionarán a los saltos".
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-La previmetría es un estudio de la persona, no del Zodíaco. Empecé hace años a estudiar a cientos de personas: millonarios, presidentes, trabajadores comunes, farmacéuticos. Y después los iba metiendo en signos; entonces veía que subían en tal cosa, bajaban en otra. Tengo un millón seiscientos mil encuestados. Gasté más de cuatro millones de dólares. Nosotros vivimos en Perú, en España, en Florencia. En Florencia fuimos a un laboratorio astrofísico. Ahí estudié las manchas solares, y aprendí que el Sol tiene estiramientos. Se estira como una carita.
Se toma las mejillas con las manos, estira y dice, pedagógicamente:
-Así.
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"Horacio Tirigall, más conocido como Horangel, es uno de los pseudocientíficos más populares en la Argentina", escribió el periodista Alejandro J. Borgo, especializado en temas pseudocientíficos y director del CFI Argentina (Center For Inquire Argentina www.cfiargentina.org ), en la revista Pensar, en el mes de abril de 2007- "(...) Horangel apuesta a los clásicos, pero los clásicos a veces no se dan: hace largo tiempo que el afamado profesional viene prediciendo la abdicación de la reina Isabel, el pago total de la deuda externa argentina. (...)"
-El tipo -dice Borgo- dice que usa la previmetría, algo que hasta ahora ningún científico sabe qué es. Es difícil saber si él está convencido de lo que está diciendo. Lo único que podemos decir es que si se lo juzga por sus resultados, lo que predice hasta ahora no es gran cosa.
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En sus primeros años como Horangel, con la previmetría en pleno desarrollo, Horacio Tirigall trabajaba también como celador en un colegio, preparaba alumnos, era bibliotecario, relataba partidos de fútbol, redactaba fotonovelas y discursos para políticos. El nexo que lleva de una cosa a la otra es, una vez más, difuso, vago, desdibujado.
-Pasaron cosas. Conocí personas.
Un día, dice, a los oídos del presidente de la empresa Mercedes-Benz llegó el rumor de un hombre que le había predicho al anarquista y escritor español residente en la Argentina Diego Abad de Santillán que iba a recibir una carta importante el día 10 de octubre.
-La carta llegó. Y a los 23 yo era asesor del presidente de Mercedes-Benz.
En esos años -difusos, vagos, desdibujados- se presentó en las oficinas de Julio Korn, dueño de la revista Vosotras, y empezó a publicar una doble página con predicciones. Poco después le ofrecieron un programa de televisión por Canal 9: Dimensión astral . Allí, un día, dijo: "Señores, yo creo que el próximo 22 de noviembre lo pueden matar al presidente Kennedy". Era 1963. Llegaron quejas, llamadas del gobierno. Una semana después, Kennedy estaba muerto en la fecha que Horangel había predicho. Dice que no lo echaron pero que, así y todo, tuvo a la CIA durante cinco años pegada a los talones.
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-Horangel parece Maxwell Smart. Que me diga qué organización internacional avaló la previmetría -dice Alejandro Borgo-, en qué revista de astronomía la publicó. Que no me diga que fue a visitar el observatorio tal.
En Predicciones astrológicas 1991-1992 , Horangel escribió: "El próximo año José María Muñoz será portador de nuevos lauros y crecientes beneficios materiales". José María Muñoz falleció en 1992. En Predicciones astrológicas 1993-1994 escribió: "(Para Lady Di y el príncipe Carlos) Existe la probabilidad de que este matrimonio, luego de un tiempo, se reconcilie". Ambas citas están tomadas del libro Puede fallar. Predicciones fallidas de astrólogos, videntes y mentalistas en la Argentina , escrito por Alejandro Borgo y Enrique Márquez (Planeta 1998).
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Horangel no tiene consultorio, no hace cartas natales personalizadas, no atiende a civiles de a pie. Vive, dice, de asesorar a una empresa petrolera que paga sus movimientos por el mundo y de la venta de sus libros, que desde hace años mantienen una estructura más o menos igual a sí misma: una carta a sus lectores, un calendario de lluvias, un capítulo dedicado a la lectura del dorso de las manos (donde dice, por ejemplo, que la cutícula crecida que tapa la base de la uña indica "abuso de alimentación chatarra y consumo excesivo de azúcares; insatisfacción sexual"), una sección con predicciones mundiales (rebrotes de cólera o asteroides demasiado cercanos); otra, más amplia, con predicciones para cada signo y, en los últimos tiempos, un capítulo sobre los astros y su influencia en el corte de pelo. En Predicciones astrológicas 2008-2009 detalla, bajo el título Depilación, tintura, cortes de uñas y tratamientos para la piel , los días propicios para cada una de esas actividades: "El llamado «viento solar» es el que traslada desde el Sol hasta la Tierra la mayor cantidad de protones electrificados, que tantos perjuicios suelen causar al cuero cabelludo y a la piel", dice, escribe, justifica.
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Después de aquel programa en Canal 9 hizo otro, llamado Juicio final , en Canal 13 y, en los 70 se fue a vivir, con Angela, a Venezuela.
-Tuvimos una oferta de Venevisión para hacer allá Horangel y los doce del signo . Y fue un éxito. Después me hice asesor de la familia.
La familia es la familia Cisneros, dueña, en aquel país, de Venevisión y DirecTV, y sobre cuyos miembros pesan sospechas oscuras. Así, durante más de tres décadas, la base de operaciones de Horacio Tirigall fue Caracas, pero cinco años atrás se instaló en Buenos Aires, en Recoleta, y entonces, un día, esa mujer que había ido a buscar a Córdoba para quedársela toda la vida, Angela Groba, se enfermó.
-Y la semana pasada me dijo que quería internarse. Yo no quería, pero ella insistió.
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De Horangel se dicen cosas: que es culto, que es discreto. Que no es como los demás. Escancia frases sobre la astrología caldea, Fenelón, la genética y el determinismo. Dice que ganó su primer millón de dólares siendo muy joven, en una historia que no puede develar del todo y en la que asesoró a una mujer muy rica en un juicio por unas propiedades. Que le robaron. Que lo atrapó el corralito.
-Si yo fuera adivino sería todo muy fácil. Pero lo mío es otra cosa. La astrología usa los planetas, y la distancia que hay entre ellos, y dice que eso podría influir en el momento del nacimiento sobre un individuo. Eso no se pudo probar y si uno cree ciegamente en eso está negando la teoría genética.
Lo rodea el halo de virtud del no fanático. De quien permite la sombra de la duda incluso en su contra, aun a su pesar.
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Al final de la tarde, el televisor está apagado y el pasillo que lleva a las habitaciones, sumido en susurros lentos. Horangel se pone de pie y camina -como si fuera a desarmarse- hacia el sitio donde yace esa mujer que quiso -que quiere- tanto.
-Ella quiso venir. Yo no quería.
Las enfermeras, a su paso, lo miran con recelo, se escabullen.
-Yo quería seguir cuidándola en casa. Si yo la cambio, la lavo, la plancho, soy marido, enfermero, amante, todo. Yo no quería una internación.
Y antes de entrar al cuarto, la mano pálida en el picaporte, dice:
-Tener un buen amor es una bendición. Pero no hay que andar diciendo que uno fue feliz en el amor.
Y después:
-En el fondo, yo he intentado ser siempre un hombre bueno.
Dos semanas después, Angela habrá muerto.
Agradecimiento: Make Up: Luz Olivieri
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