Este actor tuvo tantos estilos como escándalos mediáticos y reconoce que el look capilar le puede cambiar su estado de ánimo.
Por Nazareno Brega / Fotos de Ignacio Sánchez
Pocas personas pueden decir que tienen un año más agitado que él; sin embargo, Federico Bal se hace tiempo cada semana para cortarse el pelo. Su look actual, al que no teme describir como hipster, así lo requiere. Fede se preocupa también por retocarse la barba que luce orgulloso: “La tengo colorada, como la de Messi”.
Entre las múltiples entrevistas que brinda y su participación en Bailando por un sueño, se la pasa corriendo de canal en canal. Pero, claro, sin despeinarse nunca...
Describí tu peinado
Tiene algo de hipster. Tuve varias etapas con el pelo. Ahora estoy en una de despeine, siempre corto abajo y largo arriba, y me queda tal cual como me despierto. Me pego una ducha, salgo con un poco de cera y a la mierda, medio despeinado. A veces también estoy mambeando raya al costado. Ahora que viene el calor estoy tratando de dejarlo crecer un poco más, con barba abajo. La barba me crece pelirroja, como a Messi.
¿Cada cuánto cambiás el look?
Mantengo siempre este mismo estilo, salvo que amerite un cambio alguna participación en la tele o algo así. A veces busco tener más clase y me lo tiro un poco para atrás y me pongo gel, pero por lo general mantengo el despeine arriba y bien cortito en las patillas y la nuca.
¿Cuántos estilos tuviste?
De chico tuve muchos diferentes. En una época me rapé todo con unos amigos. Era una de esas locuras que teníamos, medio de ritual, donde tirábamos los pelos al fuego. Nos rapamos 12 amigos pelotudos en la preadolescencia como si fuéramos una secta. Después lo tuve un poco más largo. Y después lo usé parado con mucho gel. Era un adolescente punk y me hacía una cresta.
¿Cuál fue tu peor corte?
A los 12 o 13 tenía uno que me avergonzaba. Fue en la época que escuchaba Blink-182 y Green Day, me peinaba tipo Billie Joe Armstrong y me hacía una especie de raya al costado terrible... chiquita y atrás tenía todo el pelo parado. Horrible.
¿Cada cuánto vas a la peluquería?
Con este corte necesito retocarlo por lo menos una vez por semana. Me crece mucho y quiero que esté bien rapada la nuca y que salga bien cortito para las presentaciones en la tele.
¿Quién es tu peluquero?
Tengo un amigo íntimo, Néstor, que trabajó siempre en Llongueras pero ahora tiene su propia peluquería. Y también me corta Seba, de Rústica, otro amigo. Voy variando entre ellos. Y la barba en la barbería que está en Olleros y Cabildo.
¿Te enojaste con algún peluquero?
Cuando era chiquito, un chabón me arruinó. Me hizo unos huecos tremendos. Se hizo el cool, tipo nueva escuela de peluqueros, y me armó unos huecos en la cabeza. Cuando me tocaba sentía que me estaba quedando pelado.
¿Qué importancia le das al look capilar?
El pelo te cambia el ánimo. Cuando te cortan mal o no te queda bien es una mierda. Es muy importante el corte. Te pinta la cara. En mi profesión es un tema que me interesa mucho. Soy la imagen de una aplicación que se llama Rocket Hair, de unos pibes uruguayos. Sirve para sacar turnos en peluquerías o spas, y soy el embajador de la marca.
¿Te da miedo quedarte pelado?
Ni en pedo. Cuando era chico se me caía demasiado el pelo y me ocupé, tuve unas sesiones de tratamiento capilar. No quería terminar pelado como mi tío. Igual mi viejo, por suerte, tiene mucho pelo.
¿Te teñirías?
Ahora puedo hacer lo que sea porque el trabajo me lo permite, no estoy interpretando a ningún personaje. Tengo ganas de teñirme de plateado o medio ceniza. Y si me lo tengo que teñir porque algún personaje lo amerita, ningún problema, lo haría con gusto.
LA NACION