Este comediante está obsesionado con la calvicie a tal punto que quiere combatirla por más que sabe que jamás va a quedarse completamente pelado.
Por Nazareno Brega
“Espero que el título no sea «Me estoy quedando pelado»”, dice Esteban Menis después de una charla donde la alopecia fue protagonista excluyente. Pero enseguida intenta matizar su pesar: “Sé que cuando vea las fotos de la nota me voy a dar cuenta de que no es tan grave ni tan doloroso”. Mientras prepara una continuación de Eléctrica, su gran comedia online, que ahora va a centrarse en Ronnie (el de Iair Said), el comediante cuenta por qué está obsesionado con la caída del cabello y cómo terminó decidiendo ser su propio peluquero.
DESCRIBÍ TU PEINADO
No sé muy bien, no tengo un peinado. Tengo pelo corto, más corto a los costados que arriba.
¿CUÁNTO TIEMPO HACE QUE LO USÁS ASÍ?
Hace muchos años. No me gusta que crezca todo con el mismo largo. En el secundario lo tenía así y, como mi pelo es enrulado, parecía una oveja. No me gustan los rulos, por eso lo uso corto. También usé mucho tiempo el look colectivero y después, también durante el secundario, me lo dejé más largo.
¿CÓMO LLEGASTE A TU LOOK CAPILAR ACTUAL?
Hace bastante tiempo que no voy al peluquero, me lo corto solo. Me miré al espejo y me di cuenta de que me quedaba mejor más corto a los costados que arriba. Y después se fue volviendo una necesidad porque me estoy quedando pelado. Nunca hablé con un especialista sobre mi imagen, aunque me importa cómo se ven mi cara y mi pelo, pero hace tiempo que no gasto plata en un peluquero. En realidad, miento, porque la última vez quería raparme y, como no tengo máquina, terminé en una peluquería cerca del Botánico que cobra barato. Pero el peluquero me terminó convenciendo de que no me convenía por el frío. Quería raparme para enfrentar la realidad, para ver cómo voy a quedar pelado. Los pelados tienen muy buen cuerpo, tipo Vin Diesel, pero yo no. Voy a ser un pelado más triste desde lo visual.
¿HICISTE ALGÚN TIPO DE TRATAMIENTO?
Fui unos meses. Mi vieja me insistió y me dijo que me lo pagaba, así que aproveché para ver de qué se trataba. Parecía Eterno resplandor de una mente sin recuerdos: me ponían un tubo en la cabeza y me atendía una especie de Mark Ruffalo del conurbano. Era muy divertido, pero no funcionó. Después me mandaron un mensaje para ver cómo me había ido, porque te tienen en una base de datos, y los mandé al carajo.
¿CUÁNTO IMPORTA EL PEINADO EN TU TRABAJO?
A mí me importa mucho, no me hago el que no me importa. Me da pena, pero tengo que enfrentar que me estoy quedando pelado. Me preocupa parecer mucho más grande. Pero como trabajo con la ficción, es un tema que me alimentó mucho y le encontré el lado positivo. Yo transformo en comedia todas mis inseguridades y temores. Trato de no ocultarlos y les busco la vuelta.
¿DESDE CUÁNDO TE PREOCUPÁS POR EL PELO?
Hace un par de años. Uso un champú bueno y me lavo día por medio. Nunca me voy a quedar pelado por completo, pero tengo menos pelo al costado. Antes me gustaba usar gorro, pero lo dejé porque hace mal. Es algo omnipresente, uno siempre se ve y todo el tiempo siente que está en una especie de cuenta regresiva.
¿TE LO CORTÁS SEGUIDO?
Cada tres semanas. Y además se lo corto a mi hijo de cuatro. Tiene un casco gigante. Aprovecho mientras lo baño y se lo rebajo. Me divierte cortar el pelo y no me da miedo. Muchos años despotriqué contra los peluqueros, son cosas que tiene que hacer uno mismo. Si sos pibe, me parece que no da que gastes plata en eso. Cuando un amigo me dice que fue a tal peluquería y gastó $ 350, le digo que está en pedo.
¿A QUIÉN LE ENVIDIÁS EL PELO?
A todos los que no tienen mi problema. Si voy por la calle y veo a un pibe con un buen pelo lacio, me da envidia. A Gonzalo Heredia lo envidio mucho. Pero no hace falta que sea famoso, veo a alguien con ese tipo de pelo y ya lo envidio.
LA NACION