Aunque Sylvester Stallone había dicho que Creed II sería su adiós a Rocky, en las últimas semanas trascendió que ya está en marcha Creed III, el spin off de una saga que se estrenó en 1976 y se convirtió en una industria independiente.
Pero si todos sabemos a qué se refieren las escalinatas del Museo de Arte de Filadelfia, el dato que todavía pocos conocen es que Rocky Balboa era –o sigue siendo– Charles Wepner, un boxeador real, poco talentoso y siempre valiente, casi al borde de la inmolación, que el 24 de marzo de 1975 terminó su pelea contra Muhammad Alí casi ciego, con las cejas sangrándole como si fuesen cataratas rojas, aunque de pie y sobreponiéndose a la cátedra que le había diagnosticado una derrota fulminante ante el mejor de la historia.
Wepner, incluso, llegó a tirar a Alí: parecía un Maracanazo del boxeo. Finalmente perdió por nocaut técnico a 19 segundos de que terminara el 15o y último round, pero fue una derrota dulce que inspiraría a Stallone, un joven de 29 años que desde hacía rato quería ser parte de Hollywood y no sabía cómo, hasta que se conmovió con la hazaña de Wepner y, tres días después, ya tenía escrito un guión, listo para comenzar a ofrecerlo entre los productores cinematográficos. Sin esa pelea, sin esa derrota, no habría ningún motivo para recordar a Wepner. Y ni Rocky ni Creed habrían existido.
A Wepner, la musa herida de Stallone, lo llamaban con lo que debe ser uno de los mejores apodos de la historia del boxeo: "El sangrador de Bayonne", un apelativo que conjugaba su lugar de origen, una ciudad de Nueva Jersey, con su inviable rutina de terminar las peleas con la cara cortada. En Wikipedia, hay un dato que duele de solo leerlo: lo cosieron con 329 puntos en su carrera.
La pelea Alí-Wepner que originó a Rocky fue en Ohio. La hemeroteca digital del diario La Vanguardia, de Barcelona, permite reconstruir lo que resultó otra carnicería para "el sangrador de Bayonne". El título de una fotoepígrafe con la cara destrozada de Wepner es doblemente gráfico: "Como un mapa". El texto amplía: "Wepner, a lo largo de cuya carrera le han sido aplicados más de 200 puntos de sutura en su frágil piel y cejas, rompió todos los pronósticos al aguantarle prácticamente toda la pelea a Alí. A cambio de ello, Wepner percibió cien mil dólares, cantidad que un boxeador relativamente modesto como él no había soñado jamás".
La derrota de Wepner ante Mohamed Alí inspiró a Stallone, quien a los tres días tenía escrito el guión de Rocky. Por las similitudes de la ficción con su historia, el boxeador lo llevó a Tribunales y le ganó un juicio millonario.
Cien mil dólares era mucho, pero sería nada en comparación con los millones de dólares que, muchos años después, Wepner le ganaría a Stallone en Tribunales. Fue, además, la primera pelea de Alí posterior a su mítica consagración, la victoria ante Foreman el 30 de octubre de 1974 en Kinshasa. Wepner era lo que se considera "un paquete", un rival mediocre que le garantizaría una tranquila victoria, sin demasiado esfuerzo, al campeón de los pesos pesados. Wepner tenía 37 años y un récord discreto: 30 victorias y 9 derrotas. Nunca había ganado un título. Ya estaba semirretirado. Peleaba en clubes de aficionados contra rivales amateurs y sobrevivía como cuentapropista: tenía una cartera de clientes a los que les vendía licores.
Un escenario algo decrépito al que, detalle más, detalle menos, Stallone copiaría y pegaría para construir la leyenda de Rocky Balboa, como su inesperada chance para atrapar el título del mundo. Si a Wepner le había llegado de rebote la pelea contra Alí, el ignoto Rocky también pelearía contra el campeón, Apollo Creed, por una suma de casualidades imprevistas, ya lejos de lo mejor de su discreta carrera, y sin tiempo para prepararse.
Aquella noche de marzo de 1975, las apuestas eran 30-1 en favor de Alí. Se esperaba un trámite, pero los rounds comenzaron a pasar y Wepner desparramaba más guapeza y resistencia de la que se creía, como Rocky repetiría en la ficción contra Apollo. Stallone también tomaría de la noche de Ohio aquel momento en que el árbitro le pregunta al retador cuántos dedos le estaba mostrando enfrente de su cara. Wepner no los vio, pero sintió cómo su entrenador lo pellizcaba tres veces, y entonces dijo tres, y la pelea continuó hasta el final, o mejor dicho hasta 19 segundos antes de que terminara el 15o y último round, cuando Alí ganó por nocaut técnico.
Las similitudes del guion de Stallone (que, desde joven, había curtido el ambiente de los gimnasios, donde trabajaba su padre, y exigió protagonizar el papel del retador) fueron tan evidentes que Wepner, el antihéroe sangrante, quería su parte. Lo intentó durante años hasta que recién en 2006 cobraría una compensación por los derechos de su historia: fue un acuerdo extrajudicial que habría llegado a los 15 millones de dólares.
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