La vida de los periodistas deportivos, en especial los de fútbol, cambió cuando entendieron que también podían convertirse en protagonistas de la noticia, incluso a veces por encima de los jugadores y entrenadores. El combo es completo porque su invicto no corre riesgo: como no salen a la cancha, nunca pierden. De periodistas que se hayan convertido en jugadores no hay registros ni lo puede haber, pero sí hay un puñado de periodistas/ panelistas/ relatores/ cronistas/ comentadores que en un buen o un mal día dejaron el palco de prensa y se sentaron en el banco de suplentes. A la mayoría no les fue bien, aunque no a todos: la semilla de la mejor selección de la historia, Brasil 1970, se la debemos a un hombre del micrófono.
Si hablamos de periodistas reciclados en directores técnicos, el caso más extraordinario en Argentina fue el de José Gabriel González Peña, Pepe Peña –el padre del actor Fernando–, que en 1961 asumió en Huracán. En ese momento se trató de una sorpresa absoluta porque reemplazaba a un nombre fuerte del fútbol argentino, el de Néstor Pipo Rossi, técnico de un discreto Huracán de 1960. Peña era un notable periodista de El Gráfico y desde hacía un par de años conducía un programa mítico, Fútbol al centímetro –una tira en radio Belgrano que marcó un antes y un después en las tiras de fútbol–, junto al director de El Gráfico, Dante Panzeri, y al "Maestro" Adolfo Pedernera.
Peña había ganado fama gracias a un estilo sarcástico, irónico, polémico, terminante y muchas veces en el límite. De José Sanfilippo, gran goleador de San Lorenzo, aseguraba que "estaba en el área con una caña de pescar". Cuando le llegó la oportunidad de Huracán renunció a El Gráfico y comenzó los entrenamientos a pura innovación. La excentricidad que tenía en los micrófonos lo trasladó al césped y hacía poner neumáticos contra el alambrado para que los jugadores, desde media distancia, patearan y trataran de acertar al agujero.
Tuvo 13 incorporaciones durante el receso, pero el debut, en la primera fecha del campeonato de 1961, fue calamitoso. A los 10 minutos del segundo tiempo, justamente en un clásico contra San Lorenzo, Huracán ya caía 5-0. Al final, su equipo maquilló la goleada con un 5-2, pero lo que vendría no sería mejor: en la segunda fecha empató 2-2 con Vélez y en la tercera perdió 4-2 ante Atlanta, el punto final de su brevísima experiencia como entrenador. Pepe Peña fue despedido, volvió a ser periodista en Polémica en el fútbol y no regresó a la dirección técnica. También hubo otros ejemplos en Argentina con suerte dispar. En 1955, Temperley –en Primera B– contrató como técnico a Saverio Vicente Iozzi, el jefe de deportes del diario La Unión de Lomas de Zamora. No solo falló en los resultados, sino que lo denunciaron por sobornar a un defensor de Argentino de Quilmes. Sí, en cambio, se destacó Alejandro Yebra, periodista de Clarín y de Canal 7que ganó dos Martín Fierro, en 1960 y 1961, y que salió campeón con Almagro en la B en 1968. Aunque nunca fue cronista deportivo, sino de espectáculos, Luis Ventura fue el técnico de El Porvenir cuando descendió de la C a la D en 2013, mientras que el caso más cercano es el de Rodolfo De Paoli, el relator que logró imponer varias frases en el lenguaje de los futboleros argentinos –por ejemplo, "que viva el fútbol, Pisculichi"–, pero que, después de un comienzo como entrenador en Riestra, Argentino de Merlo y Liniers, a comienzos de 2020 dejó Chicago en el último puesto de la B Nacional tras dos triunfos, cinco derrotas y seis empates en 13 partidos.
Los periodistas que quieran repetir su éxito como técnico deberían inspirarse en João Saldanha, un cronista que también era ácido frente a los micrófonos cuando fue contratado por el Botafogo en 1957: salió campeón brasileño, dirigió otros dos años y regresó a los pupitres de prensa hasta que en 1969, cansado de las críticas del periodismo, João Havelange –que todavía no era presidente de la FIFA, sino de la Confederación brasileña– decidió llamar a un hombre de prensa y eligió al propio Saldanha. Ese Brasil ganó los seis partidos que jugó de las Eliminatorias para México 70 con 23 goles a favor y 2 en contra, pero más importante fue que reunió a los cinco números 10 que al año siguiente –ya con otro técnico, Mário Lobo Zagallo– brillarían en el Mundial: Jairzinho, Gérson, Tostão, Pelé y Rivelino.
Pero el éxito de Saldanha es, claramente, una excepción: frente a una computadora o delante de un micrófono somos todos invictos.