En todo infortunio hay un momento en que la única respuesta posible es la risa. El famoso "me río por no llorar". De ahí viene, en parte, el poder de la sátira y, sobre todo, el del humor político. Son formas sutiles de la venganza. Resulta hasta difícil de creer que, tres años después de la Guerra de las Malvinas, la televisión británica destruiría la imagen de Margaret Thatcher con un programa de caricaturas, cuyos muñecos eran modelados por un inmigrante argentino que vivía al borde de la ilegalidad. Pero esa es la historia de Pablo Bach, el caricaturista de Olivos, graduado en Bellas Artes, que emigró con la idea de establecerse en Londres y que terminó como director creativo en Spitting Image, el legendario programa de humor político protagonizado por muñecos, que ridiculizaba ferozmente al gobierno conservadory a la Familia Real, entre otras formas de estupidez humana.
"Me fui a los 24 años con un par de amigos, dimos vueltas por Europa y me quedé en Inglaterra, con la idea de dedicarme a la caricatura. Yo era fanático de la caricatura tradicional inglesa y francesa de los siglos XVIII y XIX. Y elegí Inglaterra por el idioma. Pero me fui sin nada".
Pablo Bach fue parte de Spitting Image, el programa inglés que ridiculizó al gobierno británico en los 80. En parte, ocurrió gracias al ilustrador Hermenegildo Sabat que le armó una lista de contactos para que visitara en Londres.
En parte, todo ocurrió gracias al generoso ilustrador Hermenegildo Sabat, vecino de Olivos y amigo de amigos, que le armó una lista de contactos, famosos dibujantes de allá, a los que podría visitar para ofrecer su trabajo. "Todos me recibieron muy bien, me invitaron a sus casas, pero de trabajo…, nada. Lo mismo que me pasaría hoy a mí si viniera alguien a verme".
En la lista del Menchi había un argentino y Pablo lo dejó para lo último: "Supongo que porque era argentino". Era Oscar Grillo, por ese entonces el creador de dibujos animados más importante de Inglaterra y quizá de todo Europa. Un personaje explosivo, quien al ver el porfolio de Pablo le comentó que unos conocidos habían comenzado un programa de televisión nuevo, hecho por caricaturistas, y lo mandó a verlos. Así conoció a Peter Fluck y George Law, los creadores de Spitting Image. Al poco tiempo se abrió una vacante y lo llamaron. Para entonces, Grillo lo había adoptado y le estaba enseñando el arte de la animación. "Lo que me respondió Grillo cuando le dije que me iba no te lo puedo reproducir".
El programa llegó a tener 15 millones de televidentes, un premio de la Academia Británica y dos Emmy. Se emitía los domingos a la noche, cuando la tele era básicamente el único entretenimiento disponible. "Yo iba a trabajar los lunes a la mañana en el subte y no escuchaba hablar de otra cosa".
Después ya estábamos envalentonados, queríamos derribar a Thatcher.
El éxito del programa fue tan grande que el gobierno estaba pendiente de lo que decían. "Después ya estábamos envalentonados, queríamos derribar a Thatcher".
La consecuencia fue que al momento de renovar el permiso de trabajo de Pablo ante la Foreign Office, se toparon con un dictamen negativo. Fluck y Law consiguieron que muchas celebridades del ámbito editorial enviaran sus cartas de apoyo, y así obtuvieron la renovación. Al año siguiente surgió el mismo problema. Esta vez no podían volver a hacer lo de las cartas. El único respaldo que podían ofrecer era una foto de Pablo junto con el príncipe Felipe, marido de la reina, en la inauguración de una gárgola alegórica, creada enteramente por Pablo, por encargo de la Universidad de Cambridge. La enviaron con una notita: "Here’s Pablo sharing a joke with Prince Philip". Le dieron la residencia.
Pablo no cree que su oficio sea una forma de venganza. Para él, en la caricatura hay un ejercicio que tiene que ver con el realismo. "Si yo saco un molde de tu cara tal cual es y lo convierto en un muñeco, no te reconoce ni tu mamá. En cambio, si lo hago como una caricatura, ahí sí".
Durante sus 14 años en Spitting Image, hizo muchísimos trabajos editoriales y artísticos, entre los que se incluyen varias tapas de revista Time, una muestra de cerámicas sobre los Siete Pecados Capitales, que ahora forma parte del Museo de Victoria y Alberto. En 2008, en colaboración con el escultor Jorge Maculan, realizó la muestra El Reino de Bolonquia, donde se retratan a grandes personajes de la política y de la actualidad argentina. Hoy reside temporariamente en Buenos Aires y está viendo a qué dedicarse.