Historias del Río de la Plata. William Carr Beresford y una inquietante historia de fantasmas
En Irlanda del Norte, más precisamente en la ciudad de Coleraine, Lady Nicola Sophia Hamilton despertó de golpe y consternada. Esta mañana de octubre de 1693, sacudió a su marido, Sir Tristram Beresford, hasta que logró que abriera los ojos. Aún sobresaltada le informó que estaba embarazada, que nacería un varón y que cuando creciera, se casaría con una sobrina de Lord Tyrone.
El marido procuraba reaccionar cuando Lady Hamilton le contó que estaba casi convencida de que Lord Tyrone, gran amigo de la familia, había muerto en esos días en el condado de Waterford. A pesar de la curiosidad del esposo, la dama se negaba a explicar en qué se basaba para decirlo.
A partir de esa mañana, Lady Hamilton llevó en su muñeca una cinta de género negro. El marido quiso saber por qué había decidido usarla, pero ella le imploró que jamás quisiera averiguarlo. Antes del mediodía, un mensajero arribó con la carta en la que se anunciaba que Tyrone había muerto días atrás, en el condado de Waterford, distante a unos setenta kilómetros de Coleraine. Algo muy extraño estaba ocurriendo.
Los personajes de esta historia eran jóvenes. Lady Hamilton: 23 años. Su marido: 24. Hasta ese momento, tenían dos pequeñas hijas. Y lord Tyrone -el muerto- rondaba la edad de ellos. Nueve meses después de aquel incomprensible episodio, el 16 de julio de 1694, nació Marcus.
Tristram, el marido de Nicola Sophia, murió a los 31 años de edad, el 17 de junio de 1701. Jamás pudo conocer la historia de la extraña pulsera y menos comprender el extraño suceso en que la dama había predicho el embarazo, el nacimiento del varón Marcus y la muerte de Lord Tyrone. La viuda continuó su melancólica existencia por varios años más.
¿Cómo vio Lady Hamilton el futuro?
El 23 de febrero de 1713, fecha en que Lady Nicola cumplía 47 años, reunió a sus tres hijos y al arzobispo de Dublín en el escritorio de su mansión. Cerró las puertas y les anunció que iba a narrarles una sombría historia. El relato que ofreció Lady Hamilton fue más o menos así:
"Siendo adolescente, Lord Tyrone y yo éramos muy amigos. Nos gustaba tratar todos los temas y teníamos predilección por la religión. A pesar de que nuestros padres se oponían, nosotros éramos deístas (que son aquellos que sostienen que Dios creó la naturaleza, pero no admiten los cultos). Una tarde hicimos un juramento. Nos comprometimos a que el primero que muriera de los dos intentaría regresar del más allá para revelarle al otro cuál era la doctrina verdadera".
La familia y el arzobispo escuchaban en silencio a la mujer, cuyo rostro exhibía una inquietante palidez. Lady Hamilton prosiguió:
"Aquella fatídica noche de octubre de 1693, el fantasma de Lord Tyrone irrumpió en mi habitación. Me anunció que había muerto en el distante condado de Waterford y que se le había permitido aparecer ante mí para aclararme que la religión revelada es la única que puede salvarnos. Me dijo que estaba embarazada, que nacería un varón y que se casaría con una sobrina de él. Nueve meses después naciste tú, Marcus. Aquella noche de octubre yo estaba paralizada por el terror, pero atiné a requerirle alguna prueba que me demostrara que lo que estaba ocurriendo era real.
El espectro de Lord Tyrone garabateó un mensaje en mi diario personal. Luego tomó la muñeca de mi mano y sentí un fuerte dolor. El fantasma desapareció. Cuando miré mi muñeca, observé que tenía una gran cicatriz".
La mujer corrió la cinta y mostró la feroz marca a los presentes. Y dio por concluida la reunión. Apenas dos días después del sorprendente relato, Lady Nicola murió.
Predicciones cumplidas
Marcus se casó cuatro años después de que muriera su madre. Lo hizo con Lady Catherine Power, sobrina del fantasma Tyrone. Tuvieron nueve hijos. Marcus vivió hasta 1763. Catherine, un año más. Su gran herencia, como correspondía al estilo de aquella época, quedó en manos del primogénito George. Quien era bizco.
Dueño de una inmensa fortuna, George contrajo matrimonio cinco años después de que muriera su madre Catherine. La convidada a las segundas nupcias fue la acaudalada Lady Elizabeth Monk of Charleville. Tuvieron la fiesta de casamiento más espectacular de aquel tiempo. George aportó, además de sus títulos, tierras y libras esterlinas, dos pequeños hijos extramatrimoniales: John y William. El segundo de ellos había nacido de la relación que él había tenido con una jovencita llamada Luisa Carr. Ese pequeño, que gobernaría por unas semanas el Río de la Plata, era William Carr Beresford, hijo del bizco George Beresford, nieto de Marcus Beresford y bisnieto de Tristam Beresford y Lady Hamilton. Por supuesto, también emparentado con el fantasma de Coleraine.
Conocimos este relato gracias al insuperable biógrafo de Beresford en la Argentina: Bernardo Lozier Almazán, quien además nos aseguró que la famosa cinta negra de Lady Hamilton y su diario personal han venido pasando de generación en generación, junto con la historia del espíritu de Llord Tyrone.
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