La vida de los dueños de la tienda Gath & Chaves que marcó un el mapa de la ciudad, en Florida y Perón, y pasó a la historia porteña por su actividad y las tradiciones que incubó
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Alfredo H. Gath y Lorenzo Chaves fundaron, en 1883, la importante casa Gath & Chaves que llegó a tener varias sedes en la calle Florida, en muchas ciudades del interior, y también en Santiago de Chile.
Como La Martona, Puloil o Bidú, Gath & Chaves es una marca que quedó en la memoria argentina, aunque millennials no sepan de qué se trata. Los padres o los abuelos podrán contarles acerca de la visita ritual a Papá Noel de cada año (tradición que luego compartirían con Harrods), o a los Reyes Magos. Sin embargo, para muchos la gran tienda es un sintagma único -“Gatichaves”- que los remonta a la época de ñaupa, o María Castaña, otros conceptos ya vetustos.
“Gath” fue Alfredo H. Gath, y “Chaves”, Lorenzo Chaves. Los Gath eran de Bradford, Yorkshire, Inglaterra. Alfred Henry nació el 3 de enero de 1851, probablemente bautizado en 1852.
Llegó a la Argentina en 1866, con su familia, integrada por su padre William (1819) y sus hermanos John William (1843), Walter Charles (1846) y Mary Frances (1857).
En las actas de nacimiento de los cuatro, la madre figura como Nancy, pero en el matrimonio de Mary Frances (María Francisca) con el irlandés Guillermo Patricio Murphy, que tuvo lugar en la iglesia de Balvanera el 25 de marzo de 1876, ella aparece como hija de Ana Alkinson.
Se instalaron en Bragado y se dedicaron a la ganadería. William quedó viudo y contrajo segundas nupcias con María Clarke, de cuya unión nació Guillermo Eduardo Gath Clarke (1876-1954).
En 1873, Alfred volvió a la ciudad de Buenos Aires e ingresó como dependiente en Casa Burgos, de la esquina de Cangallo y Florida.
Allí conocería a Lorenzo Chaves, con quien fundaría Gath y Chaves el 7 de julio de 1883. Arrancaron como The London Horsiery de Gath y Chaves en un pequeño local de San Martín 569.
Luego se mudaron a Piedad 561/569, local que fueron ensanchando hasta ganar la esquina de Florida. En 1901 pegaron un salto y abrieron una sede matriz, en Bartolomé Mitre y Florida.
En 1908, la firma pasó a ser Sociedad Anónima, y coincidió con la etapa de mayor expansión. Ese año sumaron el anexo de ropa para damas, en Perú y Rivadavia. En 1909, abrieron en Florida 296 (y Sarmiento) la rama infantil, el Palacio de los Niños, y en mayo de 1910, la nueva sede de Av. de Mayo y Perú, que Salvatore Mirate construyó en sólo cuatro meses.
En mayo de 1912, la empresa fue adquirida por capitales británicos y pasó a llamarse The South American Stores (Gath y Chaves). Al momento de la compra, contaba con tres sucursales, talleres en la avenida Pueyrredón y una fábrica en Constitución, más ocho tiendas en el resto de Argentina, y el local en Santiago de Chile. Para el periódico británico The Times del 30 de mayo de 1912, Gath y Chaves era: "lejos el [negocio] más grande de su tipo en la República Argentina, similar a Bon Marché, Louvre, y Printemps en París, y a otras grandes tiendas en Londres y otros lugares que venden ropa, sombreros, textiles, perfumes, muebles, provisiones (…).
Ese mismo año comenzaron las obras de la gran tienda de Florida y Cangallo, a cargo del arquitecto francés Francisque Fleury Tronquoy. Se inauguró en septiembre de 1914. Este fue el verdadero "templo" de la marca, el que convocó a miles de porteños durante varias generaciones.
En 1922, la sociedad de capitales ingleses se fusionó con Harrods, y en 1925 inauguraron el edificio gemelo, que hoy es sucursal de Falabella, y se comunicaba con el principal a través de pasajes subterráneos.
Siguieron otros 50 años de consolidación, que permitieron que Gath & Chaves llegara a celebrar sus 90 años de vida. Las tiendas cerraron en 1974.
La evolución de Gath y Chaves -las personas- fue otra, y poco se sabe ya de ellos.
Alfredo H. Gath
En Argentina, Alfred se casó en 1881 con la italiana Rosa Lucioni y tuvieron cinco hijos: Ida (que casó con el Marqués Giulio Malenchini), Enrique (que se casó con Elena Carlés y tuvo dos hijos), Violeta Francisca (nacida en París, pero anotada en Londres), Ofelia Emma (que murió joven) y Alba Iris (que se casó en Roma con el príncipe Baldassarre Boncompagni Ludovisi). Violeta y Ofelia fueron las dos primeras mujeres en obtener registro de conducir, en 1906, rubricados por Jorge Newbery. Ida y Ofelia, por su parte, resultaron buenas alumnas del taller de pintura de Eduardo Sívori.
Alfredo Gath también viajaba con frecuencia. A Londres, por motivos familiares y de negocios, lo hizo hasta 1913, cuando abandonó el directorio. En 1914 enfermó y se trasladó a Alemania para iniciar un tratamiento médico. La Primera Guerra Mundial lo sorprendió allí. Falleció en Suiza el 6 de diciembre de 1916 (a pesar de que es frecuente encontrar como fecha de su muerte el 7 de julio de 1936).
Su nota necrológica en La Nación dice "A pesar de que en todo momento opuso a la enfermedad que ha hecho crisis ayer una resistencia tenaz (…) la acción del señor Gath en los últimos años se dejaba sentir aún. Ausente hace algún tiempo del país, había realizado una cura de aguas en Carlsbad, y se trasladó luego a Florencia, en compañía de su familia, pero como el mal acusase cierta gravedad, se resolvió el traslado del enfermo para embarcarse en un puerto francés, en viaje de regreso a ésta".
Sus restos llegaron el 22 de febrero de 1917 a bordo del vapor Infanta Isabel de Borbón, y una multitud fue a recibirlos al puerto y acompañarlos al cementerio de la Recoleta. En esa oportunidad, el gerente Pablo Della Valle pronunció un discurso.
El mito de la bóveda
Alrededor de la muerte de Gath se armó, más tarde, una leyenda popular que es incongruente con la realidad histórica. Se asegura que, como tenía mucho miedo de ser enterrado vivo, pergeñó un cajón con un sistema de apertura eléctrico que se comunicaba también con una campanita, o un timbre, colocado en la bóveda y daba aviso de la emergencia al cementerio. El mito dice, incluso, que llegó a probarlo doce veces, y la décimo tercera fue la vencida, la de su muerte. Ahora bien, el deceso no sólo se produjo en el extranjero, sino que cuando sus restos arribaron a la Recoleta, la bóveda del famoso italiano Leonardo Bistolfi (1859-1933), no había siquiera comenzado a construirse.
Según información proporcionada por Susana Gesualdi, jefa del Departamento Histórico-Artístico del Cementerio de la Recoleta, Gath estuvo enterrado temporariamente en el mausoleo de la familia Ferro, hasta que, después de 1919, su viuda traspasó los restos al monumento revestido con las célebres esculturas en bronce de Bistolfi que representan Las Lágrimas, El Silencio, La Oración, La Resurrección y el Infinito. Allí permaneció hasta el 30 de septiembre de 1992, cuando descendientes hicieron los trámites para cremarlo. La titularidad de la bóveda pasó, en 1996, a la familia González y Kordich, que la tiene hasta ahora.
Hay algunos miembros de la familia Gath, sin embargo, que justifican la leyenda del féretro argumentando "somos todos claustrofóbicos en la familia". Como sea, si alguna vez existió la prevención o el temor, es improbable que haya tenido oportunidad de materializar el sofisticado mecanismo de alarma.
Lorenzo Chaves
El socio argentino, Lorenzo Chaves, nació el 10 de agosto de 1854. Era hijo del cordobés Andrés Chaves y la santiagueña Ildefonsa Aurora Quiroga. Fue bautizado en la iglesia de Montserrat el 26 de septiembre de 1854.
El 29 de agosto de 1888, Chaves se casó con Carmen Reynoso Peñalva. En el censo de 1895 declaran tener 12 hijos, pero sólo María Aurora (nacida antes del matrimonio, en 1884), Elida (1887), Roberto (1888), Rodolfo (1889), y Ricardo (1892) viven con ellos. En 1896 nació María Carmen; en 1898, María Angélica; y en 1899, Lorenzo José Chaves.
Chaves murió el 7 de octubre de 1928. El aviso familiar publicado el día 9 de octubre en La Nación sólo dice “La familia participa a sus relaciones su fallecimiento y que sus restos fueron inhumados en el Cementerio del Norte ayer a las 16 horas”.
En efecto, en la nota necrológica del día anterior en este diario decía que “por disposición expresa del extinto, revestirá la ceremonia características de la mayor sencillez posible”. Su bóveda en la Recoleta, próxima a la de Gath, lleva su nombre y tiene una placa que los empleados de la tienda colocaron en 1933, cuando la marca cumplió 50 años.
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