Las gestas de los grandes “salvadores” en el fútbol exhiben dos tipos puros de conductores, los estrategas y los carismáticos, con distintos grados de hibridación. Se trata de expertos en catástrofes que suelen combinar la preparación de las batallas hasta en los mínimos detalles con coaching basado en intuición. Aquí, un repaso de los protagonistas y constructores de hazañas más destacados del último medio siglo.
Por Pablo De Biase / Fotos Archivo La Nación
Antes de los años 60 no existió en el fútbol argentino ni el concepto de DT ni la idea de táctica, ya que la inmensa mayoría de los entrenadores se limitaban a elegir los nombres para formar el equipo titular. Paradójicamente, cuando la juventud entraba en un proceso de rebeldía política y cultural contra sus mayores y contra todo tipo de jerarquías, los jugadores se sometieron mansamente a la dirección de los técnicos, que pasaron a cargar con la cruz o a ceñirse los laureles… y a firmar contratos más suculentos que los de los goleadores.
Desde entonces, la historia de los equipos de fútbol se escribe con el nombre de sus técnicos, a los que se conoce y cataloga como motivadores, trabajadores, “tacticistas” y un sinfín de etiquetas. Así nacieron los “salvadores”, urgidos a torcer el destino de un volantazo para remedar las falencias de los burócratas.
EL QUE CAMBIÓ TODO
Osvaldo Zubeldía fue el primer DT argentino absolutamente moderno, el que le dio a la profesión el perfil que combina al mariscal de campo con el gerente de recursos humanos. En 1965 se hizo cargo de un Estudiantes que había salido antepenúltimo con la consigna de evitar el descenso y terminó tomando el cielo por asalto, con un tricampeonato en la Copa Libertadores (1968/69/70) y una Copa Intercontinental (1968).
En los seis años en que dirigió al equipo de La Plata le dio preeminencia al trabajo táctico, introdujo el entrenamiento diario y el doble turno, varió posiciones y roles dentro de la cancha, estudió a los rivales, alternó marcas zonales con marcas personales y dispuso de un arsenal de jugadas preparadas que se ensayaban ardua y repetitivamente durante la semana, junto con trucos y ardides para hacer tiempo, perturbar a los rivales y “trabajarse” a los árbitros. En el museo de Old Trafford, el estadio del Manchester United, donde Estudiantes obtuvo la Copa Intercontinental en el 68, se conserva la pizarra en la que Zubeldía les escribió a sus jugadores antes de salir a jugar el partido definitorio: “A la gloria no se llega por un camino de rosas”.
Más allá de discursos e “ideologías”, Carlos Griguol, César Menotti, Carlos Bilardo, Marcelo Bielsa, Jorge Sampaoli y Ariel Holan pertenecen a este modelo de técnico omnisciente.
EL PRIMER HÉROE TOTAL
Ángel Labruna representó las antípodas del modelo “tacticista”. Jugó 21 años consecutivos en la Primera de River, del que es el goleador e ídolo histórico absoluto. Debutó como DT en 1966 en Defensores de Belgrano, con el que ganó el título de Primera B en 1967 y en 1971 llevó a Rosario Central a convertirse nada menos que en el primer equipo del interior campeón de Primera División.
En 1975 volvió a River cuando el equipo llevaba 18 años sin salir campeón, un estigma que se había tornado insoportable para sus hinchas, tras 12 subcampeonatos que hicieron que en 1973, con el retorno de la democracia, las hinchadas contrarias cantaran “River y Balbín, segundos hasta el fin”, comparando al club con el líder de la UCR que había salido segundo en tres elecciones presidenciales (1951, 1962 y 1973).
El perfil del crack que capitanea desde el banco como “héroe total” es el que ha inspirado a entrenadores célebres, la mayoría vigentes, como Daniel Passarella, Ramón Díaz, Carlos Bianchi, Marcelo Gallardo, el propio Matías Almeyda y Guillermo Barros Schelotto, entre otros.
LA SOBRIEDAD DE UN GRANDE
San Lorenzo estuvo un año en la B y batió todos los récords de asistencia de público de la categoría. La primera rueda del torneo de ascenso de 1982 fue dirigida por Juan Carlos Lorenzo, quien, tras una seguidilla de malos resultados, fue reemplazado por José Yudica, un DT austero e hiperpragmático que se caracterizó por privilegiar a los jugadores jóvenes y talentosos para obtener el torneo de la B. Entre otras marcas, fue el primer DT que salió campeón en Primera con tres clubes distintos (Quilmes, Argentinos y Newell’s).
SAN BASILE DE AVELLANEDA
Alfio Basile es, junto con José Pizzuti, el DT más amado por la hinchada de la Academia. La razón es sencilla: condujo al equipo que ascendió agónicamente a Primera en 1985, al ganarle un repechaje a Atlanta por el segundo ascenso, tras dos temporadas en la B. “El primer año en la B a Racing le costó mucho. Cuando me vinieron a buscar, no lo dudé, me comprometí ad honorem para ascenderlo y lo logré. No era para menos, todo lo que soy en el fútbol se lo debo al club”, recordaba Coco, 30 años después.
LA GLORIA DE DON OMAR
Omar De Felippe se hizo cargo de Independiente cuando el equipo estaba decimosexto en la B Nacional. Veterano de la guerra de Malvinas, De Felippe es un conductor modesto y sereno. En 2010 había ascendido a Primera con Olimpo y en 2013 con Quilmes. Logró su tercer ascenso en cinco años, con un agónico tercer puesto en 2014, y se ganó el cariño eterno de la hinchada del Rojo.
TRES REGRESOS HISTÓRICOS
Aunque Miguel Ángel Russo ascendió a Primera con Lanús en 1990 pero descendió al año siguiente, siguió al frente del equipo y en el 92 volvió a lograr el retorno, definitivo hasta el presente. En 1995, en dupla con Eduardo Manera, logró que Estudiantes –club del que fue símbolo como jugador– volviera a Primera tras el descenso del año anterior. Y, en 2013, hizo lo mismo con Rosario Central luego de tres años de penurias en la segunda categoría.
EL QUE LOGRÓ SEIS ASCENSOS
Ricardo Rezza ostenta el récord de ascensos de categoría en la dirección técnica, en la Argentina. Llevó dos veces a Primera a Gimnasia y Tiro de Salta, en 1993 y 1997, y en 1998 condujo el segundo ascenso a Primera de Belgrano de Córdoba. Ya en este siglo, logró otra marca increíble: tres ascensos en dos años. En 2013 salió campeón de la B Metropolitana con Villa San Carlos, que ascendió a la B Nacional y en 2014 obtuvo otro récord, con dos ascensos consecutivos con Temperley: en junio subió de la B Metropolitana a la B Nacional y, en noviembre, de la B Nacional a Primera.
EL QUE EVITÓ SEIS DESCENSOS
Aunque el personaje mediático se haya comido su imagen de profesional serio, Ricardo Caruso Lombardi es un DT que se caracteriza por asumir riesgos y “rescatar” jugadores por los que nadie daba nada. Así, con pocos recursos logró salvar a muchos equipos de situaciones difíciles, asumiendo el cargo cuando faltaban pocas fechas. Evitó que descendiera Argentinos (2007 y 2013), Newell’s (2008), Racing (2009), Quilmes (2014) y Sarmiento de Junín (2016). Además, obtuvo dos ascensos de la B Metropolitana a la B Nacional, con Sportivo Italiano y Tigre, en 1996 y 2005, respectivamente.
LOS QUE VENCIERON A GOLIAT
Entre 2000 y 2014 rigió el sistema de promoción para definir ascensos (el segundo y el tercero de la segunda categoría enfrentaban al antepenúltimo y al penúltimo de la primera). De los momentos en que clubes más pequeños superaron a instituciones más grandes, hubo dos casos “heroicos” por la desproporción: All Boys se impuso a Rosario Central en 2010 y Belgrano a River en 2011. José Romero condujo al equipo que se dio el gusto de vencer 3-0 en Rosario y es el DT que más tiempo dirigió al equipo de Floresta; mientras que Ricardo Zielinski, el entrenador de Belgrano que subió y condenó al descenso al River del que Almeyda era capitán, ostenta ese y otros récords en el club cordobés.
LA NACION