Prudencio Miguel Reyes fue el primer hincha de la historia…y también el primer “hinchapelotas”
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En el estadio del Club Nacional de Fútbol de Montevideo, delante de las gradas, hay una estatua de bronce de un hombre adulto con su puño derecho en alto, alentando a su equipo. Tiene, en su mano izquierda, una pelota. No se trata de una imagen genérica de un hincha de fútbol: es la réplica de Prudencio Miguel Reyes, considerado el primer “hincha” y también el primer “hinchapelotas”.
Su historia se volvió viral este mes, cuando el profesor Jorge Rozenbaum la contó en el podcast Alguien que nos aloje, de radio Universidad Nacional de Rosario. Su historia es uno de los grandes orgullos del Club Nacional de Football, la institución que, al mismo tiempo, se jacta de haber tenido “la primera hinchada de la historia”.
Reyes nació en Montevideo, en 1882, y aprendió desde joven el oficio de la talabartería. En su taller, reparaba e inflaba las pelotas de fútbol del recién fundado Nacional. También hacía trabajos de utilería en el club. En esa época, principios del siglo XIX, las pelotas todavía eran de cuero y no tenían cámara, sino una vejiga que debía ser hinchada a pulmón.
Pero además de trabajar en el club, Reyes era un fanático acérrimo del fútbol, y tenía una costubre que muchos de los socios, que asistían a los partidos en saco y corbata, consideraban molesta: durante el juego, corría a lo largo de la línea de cal alentando a gritos a los jugadores, con su característica voz ronca: “¡Nacional, Nacional!, ¡Arriba Nacional!, ¡Vamo’ arriba Nacional!”.
“Cuando la gente preguntaba: ‘¿Y este quién es?’, decían: ‘Es el hinchador de pelotas, es el hincha pelotas que tiene Nacional’. Y de ahí viene el decirle ‘hinchapelotas’ al tipo que molesta”, resume Rozenbaum.
De la misma manera, Reyes se convirtió en el primer “hincha”. Pero poco tiempo después, su forma efusiva de alentar a su club fue contagiando al resto de los hombres de las gradas, que comenzaron a reemplazar el tradicional silencio respetuoso por los gritos de aliento. Así fue como se conformó la primera “hinchada”. Con el tiempo, el término comenzó a ser adoptado en toda la región, hasta pasar a formar parte del léxico hispano e incluso a ser incorporado por la Real Academia Española, que lo define como “partidario entusiasta de alguien o algo, especialmente de un equipo deportivo”.
El histórico futbolista y periodista deportivo uruguayo Luis Alfredo Sciutto (1901-1995), famoso por ser el único que cubrió todos los Mundiales de Fútbol desde 1930 hasta 1994, y conocido en Argentina bajo el seudónimo “Diego Lucero”, describió al primer hincha de la siguiente manera: “Prudencio Miguelito Reyes, el gordo Reyes, un fanático de los nacionales por afición, y talabartero de oficio, iba al Parque Central donde los muchachos le daban un lindo laburo: hinchar la pelota con que se tenían que jugar los partidos. Como era talabartero, gran dominio del cuero, y además tenía dos manos como dos marrones y unos dedos que parecían salames, el coso era poseedor de un arte maestro para cerrarle la boca a la traviesa, previo dobladillo del piripicho, pasada limpia de la orejera y enhebrada del tiento; porque desde afuera parece poca cosa el asunto, pero ese es un arte como otro cualquiera”
Reyes falleció en Montevideo el 7 de febrero de 1948, a los 66 años. Desde hace décadas que el club Nacional de Fútbol celebra “El día del hincha” cada 28 de abril, en honor a su cumpleaños. Además de la estatua que le rinde honor en el Estadio Gran Parque Central, el primer hincha a recibido también otros homenajes, como por ejemplo un poema reconocido poema del Dr. Ricardo Forastiero Fernández:
«Por el mil novecientos
los magos de la pelota
con la tricolor al pecho,
cautivaban compatriotas.
En Prudencio Miguel Reyes
anidaba el sentimiento
y brindaba con esmero,
todo el oficio y su talento,
del maestro talabartero.
Pasaba limpia la orejera
y enhebrando bien el tiento,
luego de hinchar la globa,
tenía pronta la de cuero.
De atrás del arco empujaba con su aliento,
con más pasión en cada encuentro,
un grito crudo y tan fierrero,
y de vital predicamento.
Su palabra era una lanza
con la que temblaba el rival,
y una ola de confianza
recorría el Parque Central.
Por ahí algunos preguntaban,
¿ese aliento de quién brota?
del Gordo Reyes contestaban
el que hinca la pelota…
El hincha, hincha, hincha,
el hincha de Nacional.
Así fue como llamaron
a esta eterna pasión,
incontrolable sentimiento,
que hace vibrar de emoción.
ser hincha, hincha, hincha,
ser hincha de Nacional.
El gran pueblo tricolores
único heredero,
dar su aliento con fervor,
y brindarse con esmero.
y esa es la esencia…del hincha, hincha, hincha,
hincha de Nacional.
Esta pasión no tiene igual,
es auténtica y original,
y corre en la sangre
solo del hincha de Nacional.
Sí, sí, sí nació con Nacional.
Sí, sí, sí acá en el Parque Central,
nació el primer hincha,
de todo el fútbol mundial,
el hincha, hincha,
hincha de NACIONAL…
de NACIONAL, de NACIONAL…»
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