Familiares directos de Pierre Benoit insisten con la posibilidad de que su antepasado haya sido el Delfín francés y buscan reactivar la investigación
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¿Luis XVII, rey de Francia, vivió en Argentina? A lo largo de la historia, más de 30 personas en distintos lugares del mundo aseguraron ser “el rey perdido”. La versión oficial (la que refleja en los libros de Historia) sostiene que el hijo de Luis XVI y María Antonieta murió en los calabozos de Le Temple, una fortaleza medieval en el centro de París, donde lo encerró la revolución encabezada por Maximiliano Robespierre. Tras la decapitación de sus padres, condenados a la guillotina, las monarquías europeas reconocieron a Luis Carlos de Borbón como el nuevo soberano francés. Sin embargo, Luis XVII -así lo llamaron- nunca tuvo una ceremonia de coronación: ni siquiera habría logrado salir de su celda, donde sufrió todo tipo de vejámenes, hasta morir de tuberculosis con tan solo 10 años, en 1795.
Sin embargo, existe otra versión -con otro final- para esta historia. Al mismo tiempo que trascendió la noticia de su muerte, comenzó a correr el rumor de que Luis XVII habría escapado de la prisión y, con el apoyo de monárquicos, habría cambiado de identidad. En esta teoría se apoyaron una docena de oportunistas, autoproclamados “Delfines” (el título con el que se reconocía al príncipe heredero), que no tardaron en reclamar el trono de Francia, con todos sus títulos y riquezas.
Hubo un caso muy particular, que trascendió al mundo, de un supuesto “Delfín” que nunca reclamó derechos dinásticos. Curiosamente, se radicó en Argentina y participó, como arquitecto, en la construcción de algunos edificios emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires. Su nombre es Pierre Benoit y su familia, generación tras generación, reconstruyó su historia. Con dudas y certezas. Ellos creen que pronto lograrán desentrañar el misterio porque aseguran que existen “indicios vehementes” que les permiten concluir que Benoit era nada más ni nada menos que, Luis XVII, el legítimo “Delfín” de Francia.
“Soy séptima generación directa. En la familia, que es muy amplia, este asunto es un secreto que se mantuvo mucho tiempo puertas adentro, hasta que cierta rama de la familia tomó la decisión unilateral de darlo a conocer”, explica Alejandro Zuccarelli Benoit, abogado. Antes de comenzar con la entrevista, señala que todo lo que comentará “de aquí en adelante” está documentado. E insiste: “El resto es anecdótico”.
La leyenda de Pierre Benoit
La historia de Pierre Benoit, previa a su desembarco en Argentina, es puro misterio. Los que sostienen que su verdadera identidad era Luis XVII dicen que luego de rescatarlo de Le Temple, los monárquicos lo entregaron a una familia de Calais. Allí recibió educación digna de un rey. No sabían si algún día lo restituirían el trono. Sin embargo, en algún momento se vio obligado a dejar Francia. Seguramente, su vida corría peligro, amenazada tanto por los revolucionarios como por las nuevas ramas de monárquicos que tras el anuncio de su muerte escalaron posiciones en la línea de sucesión al trono.
-Alejandro, ¿cómo llegó a la Argentina su antepasado, Pierre Benoit?
-Pierre Benoit llegó 1803 desde Calais, Francia. Está documentado. Vino acompañado de varios franceses reconocidos, entre ellos Aimé Bonpland.
-¿Qué edad tenía cuando llegó al país?
-Era muy joven, pero es difícil precisar su edad porque no hay documentación fehaciente que permita determinar en qué año nació. Es decir, existen varias fuentes de las que podrían surgir su fecha de nacimiento: 1785, 1792, 1794, 1797... Estamos seguros que fue a finales del siglo XVIII, pero no se puede saber con exactitud porque los documentos consignan fechas distintas. En los papeles de la Armada dio una fecha de nacimiento, declaró otra distinta cuando ingresó al país, hay una diferente en su acta de defunción... También hay un pasaporte uruguayo donde dice que su nacimiento fue en 1803.
-¿Qué hizo Pierre al llegar al país?
-Ingresó en la incipiente Escuela Naval Argentina que recién había comenzado a formarse. Pierre estuvo poco tiempo en la Marina porque empezó a tener algunos problemas de salud en su pierna. Así que se retiró y empezó a trabajar con Bonpland como auxiliar dibujante. Lo acompañó en un recorrido por el país retratando especies autóctonas.
-Benoit se casó con María Josefa de las Mercedes Leyes Espinosa.
-Sí, era una porteña de posición acomodada. Se casaron en 1828 y se fueron a vivir a San Telmo. Tuvieron dos hijos: la primogénita Petrona, de apodo Petra, que no tuvo descendencia, y Pedro, el creador de la ciudad de La Plata, que tuvo 10 hijos. El primogénito de Pedro fue Pedro Juan Benoit, nieto de Pierre. De esa rama es de la vengo yo, es una rama directa.
-¿Cómo era Pierre Benoit?
-Pierre era una persona de más de un metro setenta de altura, cabello rubio y ojos azules. De él solo tenemos autorretratos que se hizo él mismo y en uno de ellos, se encontró al pie de la imagen, escondido por el marco, la flor de lis, el símbolo real francés. Era políglota, hablaba y escribía varios idiomas: español, inglés, francés, alemán y también hebreo. Era algo llamativo para la época, porque no daba con la media de los inmigrantes de aquel entonces. Tenía una formación académica particular porque además de hablar distintos idiomas, tenía conocimientos de geometría sagrada, ingeniería, arquitectura y astrofísica. En resumidas palabras, era un hombre muy formado para la época. Y ese es un dato no menor, para evaluar esta bruma que envuelve su vida.
Respecto de los dibujos que Pierre hizo a lo largo de su vida, Alejandro considera que en ellos existen pruebas que revelan algo de la identidad de su antecesor: “En el cuadro ‘Groupe du Laocoon’ existen al pie arabescos relacionados con la monarquía francesa. En esa pintura se observa ‘LCRFPB’, que serían las iniciales de ‘Luis Carlos rey de Francia Pierre Benoit’. Se ha comprobado que la escritura del Delfín a fines del año 1792 encuentra similitudes con escrituras de Pierre Benoit del año 1822. Otra acuarela de su autoría es la de ‘Mario y el soldado cimbro’, de 1825, que guarda analogía con el juicio que culminó con la guillotina de Luis XVI y su defensa ante el pueblo francés. A modo de síntesis: sabemos que Pierre Benoit realizó dos autorretratos y tres retratos de miembros de la Familia Real francesa: María Antonieta, la princesa Angulema y Madame Elizabeth”, destaca.
-Un inmigrante francés que hablaba varios idiomas, con tanto conocimiento es sin dudas algo peculiar para la época. Difícil imaginar a qué se dedicó en Buenos Aires...
-Él comenzó dando clases de inglés. Luego, por sus conocimientos, ingresó en el departamento Topográfico de Buenos Aires. Más tarde fue nombrado por Rivadavia en el Consejo de Obras Públicas. Fue director de dibujo facultativo y también profesor académico militar... Por eso, insisto, era una persona que para esa época contaba con conocimientos que al menos en nuestro país eran desconocidos. No encontré a ninguna personalidad de aquel tiempo, en nuestro país, que hubiese tenido las habilidades de Pierre Benoit.
-Entiendo que, además, estuvo ligado al poder político.
-Benoit estuvo vinculado al círculo rojo del poder, fue un hombre de confianza de los gobernantes de turno. No solo fue un protegido de Rivadavia, sino que también de Juan Manuel de Rosas, a tal punto que aquella orden nefasta que disponía el uso de la divisa punzó no se aplicó para él y su familia, estuvieron eximidos. Y cuando Rosas tuvo el conflicto con los franceses que desató una especie de “caza de franceses” en el país, a Pierre nunca se lo molestó. ¿Por qué fue un protegido de Rosas y de Rivadavia? No imagino que haya sido por cuestiones fortuitas. Eso hay que investigarlo.
Alejandro cuenta que Rosas le encargó una misión singular a su antepasado: construir su mausoleo. “Los planos existen, pero nunca fue construido. No se sabe si no prosperó porque Benoit no comulgaba con las ideas rosistas o si a Rosas no le gustó el diseño... también hay una tercera hipótesis: que Benoit se negó a estampar su rubrica y por eso le negaron su construcción. De todo esto hay documentación que lo respalda”, dice.
A Alejandro le resulta apasionante la vida de su antepasado. “Pocos saben que el frente de la catedral metropolitana es de él. También el cementerio de la Recoleta y la plaza de la Victoria. Creo que no se le ha dado el reconocimiento que merece tanto él como su hijo Pedro, que fue el que diseñó la ciudad de La Plata”, añade.
-¿Qué contaba Pierre de su pasado en Europa?
-Nada. Y eso es llamativo. Él jamás habló de su pasado y prohibió que se hable en su casa el idioma francés. A tal punto, jamás se lo enseñó a ninguno de sus hijos. A su vez, toda la correspondencia que llegaba desde Europa él no la leía o la ocultaba y luego la hacía desaparecer. Por eso, todas estas actitudes nos indican que había algo que él no quería que se supiera. Casi todas las ramas de la familia coincidimos en esto.
Pero no solo la vida de Pierre fue misteriosa, sino que también su muerte estuvo estuvo empañada de enigmas. Dicen los relatos de la época que él se encontraba postrado en su cama, que casi no salía de su casa de San Telmo, cuando lo visitó un médico francés. Pierre y el compatriota compartieron una charla muy amena en su idioma natal, algo que llamó la atención de sus familiares. “Cuando el médico se retiró pidió que lo dejen descansar, que no lo molesten. Al rato, cuando su esposa ingresó en la habitación, Pierre estaba muerto. Fue todo muy sospechoso. Lo que sabemos es que cuando llegó el médico francés Pierre estaba vivo y después, cuando éste marchó, murió”, cuenta Alejandro.
-Años más tarde, exhumaron el cuerpo y descubrieron que había sido envenenado con arsénico.
-Dicen que el cuerpo contenía grandes cantidades de arsénico, pero la realidad es que en esa época todos los remedios eran a base de arsénico, no se conocía otra cosa. Lo que yo sí puedo decir, de parte de la rama de la familia con la que tengo trato, es que creemos que no fue un homicidio. Y a título personal puedo agregar mi teoría: creo que le dieron un ultimátum: o moría o su familia corría peligro. Creo que lo invitaron a suicidarse.
Otro dato que agrega más incógnitas al relato es que los restos de Pierre fueron encontrados escondidos “en una especie de falsa tapa” en la bóveda de los Fonseca. “A través de la labor de la familia Zapiola, se pudieron separar los restos que pertenecían a Pierre”, cuenta.
-¿Por qué alguien lo “invitaría” a suicidarse?
-Porque hay que tener en cuenta el contexto, lo que estaba pasando cuando Pierre Benoit muere. Era 1852 y en Francia estaba un momento muy particular con el tema de la restauración de la monarquía. Estaba convulsionaba. El tema de Luis XVII era muy delicado en ese entonces y aún lo sigue siendo, a pesar de lo que yo llamo “la falsa verdad” del año 2000.
-¿Falsa verdad?
-Sí, la prueba de ADN que se realizó sobre un corazón que entregó el duque de Beauffremont. Hay que ubicarse en el tiempo, en aquel momento y según la historia, cuando hicieron la autopsia al cuerpo del niño uno de los médicos que estaba presente, aparentemente habría sacado el corazón, sin que nadie se diera cuenta, y ese corazón tuvo recorrido fantástico como “el corazón petrificado de Luis XVII”. Fue en base a ese corazón se hizo el ADN. Es decir, el gobierno francés parte de la premisa que ese corazón petrificado es el mismo del niño que murió en la prisión del Temple, sin saber cuál es el recorrido tuvo y tampoco sabemos si era de Luis XVII o de su hermano mayor, que murió antes de llegar al trono, también en condiciones muy particulares.
La teoría de la sustitución
Según los relatos de la época, Luis Carlos murió en 1795. El fallecimiento del joven Delfín fue publicada en el diario Le Moniteur y la noticia despertó suspicacias porque ocurrió al mismo tiempo que las potencias extranjeras exigían la entrega del niño para su educación en el exterior como condición para reconocer a la naciente República Francesa. A su vez, un historiador francés de aquellos tiempos, con sustento en una investigación, afirmó que el niño había logrado escapar de su cautiverio. Todas estas versiones no hicieron más que alimentar la confusión. A lo largo de la historia, decenas de personas dijeron ser el rey perdido de Francia. Hasta que en el año 2000, para el gobierno francés el misterio habría sido resuelto.
-Alejandro, ¿pone en tela de juicio la prueba de ADN realizada en el 2000?
-No, yo no pongo en duda los estudios del doctor Jean-Jacques Cassiman que llegó a una determinación científica: ese corazón era compatible con el de María Antonieta, con la dinastía de los Habsburgo. Lo que no está demostrado es que ese corazón pertenecía a Luis XVII. Tampoco dice algo sobre la comparación con los Borbones, la dinastía a la que pertenecía Luis XVI. Más dudas generan las versiones que dicen que el cuerpo del niño habría sido tirado en un fosa común en el cementerio de Santa Margarita... Existen muchas conjeturas, como la teoría de la sustitución, que directamente no fueron consideradas.
La teoría de la sustitución a la que Alejandro hace referencia es la posibilidad de que Luis Carlos, el pequeño hijo de Luis XVI y María Antonieta, el Delfín de Francia, haya sido suplantado por otro niño de similares características logrando de esta forma escapar de la prisión del Temple.
-Es decir que se partió del supuesto, a su criterio dudoso, de que ese corazón era el de Luis XVII. No se cotejó el ADN de Pierre con el de María Antonieta.
-Exacto. El corazón que se usó para el ADN en el 2000 es distinto al corazón que se describió en documentación existente de 1894. Allí,¿ se especificó que estaba dentro de una urna con restos de cristales deteriorado por los avatares del tiempo. Pero el corazón del 2000 está impoluto. Las fotos no coinciden. ¿Y si era el del hermano mayor que murió antes? Yo no digo que Pierre Benoit haya sido Luis XVII, sino que existen indicios vehementes para pensar que el gobierno Francés no ha demostrado fehacientemente al mundo que ese corazón que dicen que es de Luis XVII realmente lo sea. Creo que hay mucha documentación y pruebas que hacen dudar. Además de todos lo falsos delfines que se autoproclamaron ser Luis XVII, el único que jamás lo dijo fue Pierre. Todo esto es algo que nos hace sospechar y por eso la familia investiga. Pero pienso que sigue siendo un tema de Estado.
Lucrecia Saravia Zapiola, también descendiente de Benoit y comprometida con la investigación, dijo a LA NACION que ya cuentan con fecha próxima para la realización de una nueva prueba de ADN en Londres. “Eso lo desconozco. Hay una parte de la familia, con la que no tengo diálogo, que tiene otras iniciativas. Creo que la única prueba que puede dar resultados ciertos es que se coteje el ADN de Pierre con el de María Antonieta. De todas maneras, antes de pedir un supuesto cotejo de material genético pienso que hay otras pruebas que analizar y cuento con bastante información”, añade Alejandro.
-¿Para usted Pierre era el Delfín de Francia, Luis XVII?
-Considero que existen indicios vehementes para llegar a esa conclusión. A pesar de que para el gobierno francés es un caso cerrado yo no lo veo tan así.
-¿Qué significaría para ustedes un descubrimiento de tal magnitud?
-En lo particular no cambiaría mucho. No hay ningún tesoro que con esto la familia vaya a recuperar, simplemente queremos que se conozca la historia y que la ciencia determine si él es o no.
Alejandro comprometido con la historia de su familia escribió hace tiempo un libro sobre el hijo de Pierre, “Pedro Benoit, el prócer olvidado”, en el afán de destacar la figura de quien diseñó los planos de la ciudad de La Plata y modificó el Cabildo. “El libro, que va por la cuarta reedición, invita a conocer la historia de Pedro y también de Pierre, su padre, que lo presento en un capítulo especial”, concluye.
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