Hicieron un increíble descubrimiento submarino y lo mantuvieron en secreto durante 15 años
Dos hermanos buzos realizaron un descubrimiento que tuvieron que ocultar por más de una década; lo definieron como el hallazgo marítimo histórico más importante de los últimos años
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Lincoln y Julian Barwell practicaban buceo en 2007 cuando descubrieron un naufragio real de 1682. Se trataba de los restos del HMS Gloucester, un barco que se había hundido mientras transportaba al futuro rey James II, después de una búsqueda que duró cuatro años y cubrió 5000 millas náuticas. Los hermanos habían pasado años buscando el barco, ayudados por su difunto padre Michael y el exbuzo de la Royal Navy, James Little.
La necesidad de proteger un descubrimiento “en riesgo” hizo que tuvieran que mantener las cosas en secreto durante 15 años. Lincoln explicó que habían estado en su cuarta inmersión buscando el barco cuando finalmente dieron con él. “Empezamos a creer que no lo íbamos a encontrar, habíamos buceado mucho y solo encontramos arena. En mi descenso al lecho marino, lo primero que vi fue un gran cañón sobre arena blanca, fue impresionante y realmente hermoso. Inmediatamente, se sintió como un privilegio estar allí, fue muy emocionante”, recordó el buzo.
Ahora una exposición de artefactos recuperados del naufragio se exhibirá en el Museo y Galería de Arte del Castillo de Norwich, Inglaterra, en la primavera de 2023. La profesora Claire Jowitt, experta en historia marítima de la Universidad de East Anglia, dijo que este “fue el descubrimiento marítimo histórico más importante desde que el buque de guerra Tudor Mary Rose salió del mar en 1982″.
“El descubrimiento promete cambiar fundamentalmente nuestro entendimiento de la historia social, marítima y política del siglo XVII”, expresó. “Es un ejemplo excepcional del legado cultural submarino de importancia nacional e internacional. El relato completo del último viaje del Gloucester y el consecuente impacto debe ser contado de nuevo”.
El HMS Gloucester fue una fragata de 50 cañones construida durante la década de 1650 que participó en una serie de batallas contra las flotas españolas y holandesas. El barco estaba en un viaje a Edimburgo en 1682 cuando golpeó un banco de arena a 28 millas de Great Yarmouth, Norfolk, y comenzó a hundirse. Aproximadamente unas 250 personas muriendo en el naufragio, una de ellas era el rey James II, entonces duque de York, que viajaba a Edimburgo para recoger a su esposa embarazada. Se perdieron muchas vidas porque el protocolo dictaba que nadie podía abandonar el barco antes que la realeza mientras él no lo hacía hasta el último minuto.
Además de la campana del barco, los buzos encontraron ropa, zapatos, equipos de navegación, pertenencias personales y botellas de vino sin descorchar. Una de las botellas de vino despliega un sello fundido en el vidrio con el escudo de armas de la familia Legge, ancestros de George Washington, el primer presidente de Estados Unidos.
En cambio, la culpa del naufragio recayó en el capitán James Ayres, quien fue sometido a una corte marcial y encarcelado, un veredicto afortunado considerando que el futuro rey quería que lo ejecutaran. También se rescató del barco a John Churchill, uno de los mejores soldados británicos y antepasado de Winston Churchill. El famoso cronista Samuel Pepys, en otro barco de la misma flota, fue testigo del naufragio y contó que los sobrevivientes estaban “medio muertos” cuando fueron rescatados de las olas.
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