Herramientas para vivir mejor, aunque sin "fórmulas mágicas"
Que explico cosas complejas de forma sencilla. Eso es lo que destaca la gente de mi libro cuando tengo la oportunidad de escuchar sus opiniones sobre Ágilmente, cuyo éxito aún hoy no deja de asombrarme. De alguna forma, lo que celebran no deja de ser aquello que tan bien hacen pioneros de la divulgación científica en la Argentina, como han sido Adrián Paenza o Diego Golombek, y cuyo trabajo ha sido una gran fuente de inspiración para mí.
Sin embargo, personalmente creo que hay algo más detrás del éxito editorial de los libros de divulgación científica. Creo que una parte se debe a una especie de moda surgida ya hace unos años en los Estados Unidos y que tiene que ver con la búsqueda de combinar la autoayuda con la ciencia, es decir, brindarle una base científica a la autoayuda. Lo que en algún punto plantea un terreno peligroso, que consiste en creer que existen fórmulas mágicas para convertir los hallazgos científicos en herramientas infalibles de autoayuda.
En definitiva, si mi libro es de autoayuda, la verdad es que no lo sé. Sí lo que tengo claro es que mi interés está en contar lo que los grandes investigadores que he leído han descubierto, y en compartir las herramientas que han aportado para comprender mejor cómo funcionamos los seres humanos.
Pero, repito, no es una fórmula mágica ni yo soy un "gurú" de las neurociencias. Leer mi libro no va a hacer feliz a nadie automáticamente. En todo caso, es probable que el lector sí encuentre herramientas derivadas del conocimiento científico que le pueden ser de utilidad en su vida cotidiana. Pero, para ello, tendrá que probar si le son útiles.
Otro de los factores que encuentro detrás del interés de la gente por la ciencia, y su consecuente traducción en el éxito editorial de los libros de divulgación científica, reside en el lugar que tiene hoy la tecnología en la vida cotidiana. Ésta ha acercado más al ciudadano común al científico, al personaje técnico. Antes, los científicos éramos más bichos de laboratorio, mientras que ahora somos personas que se meten dentro de tu casa, no podés vivir sin ellos. Es que, detrás del diseño del iPhone, hay científicos de las más distintas disciplinas.
La tecnología también ha ayudado mucho a desmitificar la imagen del nerd. Hoy el científico es una persona que hace un trabajo como cualquier otro y que, si le apasiona, es capaz de construir elementos que tienen un impacto en la vida cotidiana de otras personas. Todo esto ha desmitificado al científico y ha acercado la ciencia al hombre.
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