Heridas emocionales: cuatro ideas para reconstruir los vínculos dañados
Perdonar no es un sentimiento sino una decisión que nos ayuda a liberarnos a nosotros mismos para poder seguir adelante
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Muchas veces, frente a heridas emocionales que otros nos infligen, sentimos que no podemos ni deseamos perdonar a quienes nos lastimaron, ya sea que lo hayan hecho en una ocasión, o quizás repetidamente en el pasado.
Comparto cuatro ideas al respecto:
1. De aquí en adelante…
Si la pareja, un hijo o hija u otra persona cercana nos reprocha el hecho de que lo/a hayamos tratado mal, en este caso, lo que uno tiene que hacer es “levantar el guante”. Es decir, aceptar lo que hicimos y hacernos cargo de las consecuencias para poder construir algo nuevo. Y luego preguntarle al otro: “Ok; reconozco lo que hice. De aquí en adelante, ¿cómo te gustaría que nos relacionemos?”. Y, si yo soy la persona ofendida, acordar juntos cómo nos vamos a vincular a partir de ahora para que la relación sea beneficiosa para ambos.
2. ¿Qué hago con eso hoy?
Cuando uno es lastimado, puede escoger pararse, con un gran enojo, sobre un lugar infantil. Es decir, reaccionar como lo haría un niño. Entonces, recurre al lamento, al reproche, a la catarsis desbordada, etc. Pero tal actitud lo único que consigue es potenciar la necesidad de descarga. El problema deja de ser “lo que me hicieron” para convertirse en un manejo infantil de la ira. ¿Cómo podemos reaccionar de forma adulta frente al enojo que nos causó lo que nos hicieron? Deteniéndonos a considerar qué vamos a hacer ahora con eso. ¿Vamos a permitir que nos siga desbordando y lastimando? ¿O vamos a decidir perdonar y transformar el dolor emocional en crecimiento?
3. Comprender la impotencia
No se trata de disculpar a quien nos hirió ni de minimizar lo sucedido, sino de entender que, a menudo, detrás de una aparente actitud de omnipotencia de alguien que nos causó dolor, en realidad, lo que había era demasiada impotencia o limitación. La persona actuó de ese modo por falta de empatía o comprensión hacia nosotros. Repito, esto no es justificar el hecho negativo que debe ser admitido, sino entender por qué actuó como lo hizo, lo cual puede ayudarnos grandemente a salir de la posición de víctima y lograr perdonar.
4. Reconstruir hacia el futuro
Hay personas que expresan: “Mis padres no me motivaron para estudiar” y siguen anclados en el pasado, guardando rencor. En casos como este, ¿por qué no construir hacia adelante? Es posible decidir: “Si a mí no me motivaron mis padres, yo voy a motivar a mis hijos para que estudien”. O: “Mis padres nunca me abrazaron ni me dijeron que me amaban”. En lugar de vivir anclado en ese pasado doloroso, puedo decidir: “Yo voy a abrazar y a expresar mi afecto a los demás”. Es mentira que uno no puede dar lo que no tuvo. Todos podemos dar, incluso, lo que no recibimos a través de la decisión, la construcción y el amor.
Para concluir, perdonar no es un sentimiento, sino una decisión que, una vez tomada, nos permite darnos cuenta de que hemos liberado a un prisionero… ¡a nosotros mismos!
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