Le llevó 515 días recuperarse de la crueldad humana, hasta que el fuego en la provincia de Corrientes puso de nuevo en riesgo su vida.
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Nunca quiso morir. Y la larga pelea por su vida comenzó en el primer instante en que una bala impactó en el costado de su cuerpo. Instintivamente y como pudo se incorporó para acomodar a su cría y protegerla. La bala había lastimado la columna de la osa hormiguera y había dejado dormido por completo el tren inferior de su cuerpo, desde la cintura para abajo. Cuando unos lugareños de la localidad de Pampa del Infierno, en la provincia de Chaco, la encontraron y dieron aviso a la Policía Rural, se pudo saber que había pasado varias horas arrastrándose en busca de algún lugar seguro.
Era una madrugada de agosto de 2020 cuando llegó agotada y débil al Centro de Rescate de Osos Hormigueros, Proyecto Iberá de la Fundación Rewilding Argentina. Allí se la acomodó suavemente mientras su cría seguía aferrada y segura bajo el calor del pelaje. Inmediatamente comenzaron los cuidados intensivos. Por los tratamientos que recibiría la osa adulta a la que se bautizó como Sarah, a la cría se la ubicó en un recinto aparte. Es que la madre necesitaba ser medicada con analgésicos y antibióticos que pueden ser transmitidas por la leche y poner en peligro la salud del bebé.
“Era como un soldado herido”
“Sarah fue todo amor desde el primer momento. Se dejaba curar, ayudar, rehabilitar sin ningún reproche por lo que otros de nuestra misma especie le habían hecho. Infinitos recursos fueron utilizados para sanar su lesión, aunque en última instancia la única que dispondría de esa decisión sería ella. Había días buenos y otros no tanto. Por momentos parecía que se rendía, pero con una mínima señal nos avisaba que seguía luchando. Al principio y con gotitas de sudor en su hocico, empezaba a incorporarse. Luego vinieron los primeros pasos. Se ponía de pie, y como un soldado herido, avanzaba a duras penas”, recuerda Alicia Delgado, bióloga y coordinadora de la cuarentena en San Cayetano y Centro de Rescate de Osos Hormigueros.
Con el pasar de los días Sarah no solo ganó agilidad sino que también fue recuperando su instinto salvaje. El complejo y largo tratamiento veterinario fue complementado con sesiones de acupuntura y otras técnicas de la medicina china para ayudar a los procesos de autocuración de su organismo. Estas sesiones las llevó adelante la médica veterinaria Diana Martínez que desde el primer momento fue una pieza clave en la recuperación de la osa hormiguera.
515 días para sobrevivir
“Y una tarde, como si nos dijera ya puedo sola, no aceptó más nuestra ayuda y lo respetamos. Pasó el tiempo y los días se hicieron meses y ya el recuerdo de una Sarah al borde de la muerte nos había quedado atrás, porque ella misma se encargó de hacernos olvidar. Topehy, su cría, creció y se convirtió en una hermosa osa, sana y fuerte. Fueron 515 días para ser exactos hasta que llegó el gran momento que todos esperábamos: ambas volverían a esa libertad que les habían arrebatado, a una libertad asegurada en uno de los últimos rincones protegidos y salvajes de nuestro planeta: el Iberá”.
El oso hormiguero es un mamífero que se extinguió en la provincia de Corrientes a mediados del siglo XX. Posee un hocico alargado desprovisto de dientes y con una extensa lengua con la que se alimenta de hormigas y termitas. Puede medir hasta dos metros de longitud y pesar alrededor de 50 kilogramos.
En 2007, atenta a esta problemática, la Fundación Rewilding Argentina inició un proyecto para la reinserción de este animal en diferentes puntos claves del país. Desde aquel año, ya se han rescatado más de 130 osos hormigueros huérfanos de distintas provincias del norte argentino. Actualmente, las poblaciones de Iberá en conjunto alcanzarían los 200 osos hormigueros. Incluso se registraron osos que se han dispersado, ya establecidos a varios kilómetros de distancia de las reservas.
Sueño de libertad
En el marco de ese proyecto, en febrero de este año, Sarah fue liberada junto a un macho de la especie en Yerbalito, un área protegida al norte de la provincia de Corrientes que cubre 1.236 hectáreas de bosques, montes, lagunas y pastizales, y más de 500 hectáreas de bosque paranaense. Luego fue monitoreada para chequear su estado y suministrarle una ración de licuado, alimento que forma parte de la dieta especial para su especie y a modo de suplementación hasta que conociera mejor el territorio y pudiera encontrar totalmente sola sus hormigueros y termiteros todos los días.
“A la semana, advertimos que ya no venía a comer el licuado y que tenía marcas de picaduras de hormigas en el hocico, muestra de que se estaba alimentando sola. Entonces comenzamos a reducir el suplemento a un día por medio”, explica Sofía Zalazar, Doctora en biología, a cargo del manejo de fauna reintroducida en Yerbalito.
Sin embargo, Sarah tendría que superar un obstáculo más. Diez días después de su liberación, comenzaron los incendios en Corrientes y el lugar donde la habían soltado no fue ajeno al fuego. La preocupación por ella y tantos otros animales comenzó a crecer cada vez más. Hasta que siete días más tarde lograron divisarla: se la veía bien en términos generales aunque todavía los cuidadores no tenían la certeza de que sus patas y hocico estuvieran sin lastimaduras por el fuego.
“Insistimos con el licuado para ver si lográbamos atraerla con eso. Pero ella comía a veces y a veces no. Era una buena señal: significa que come sola y no tiene hambre para el licuado. Pero todavía no estábamos tranquilos. El 26 de febrero ya no la vimos más en Yerbalito sino a 4 km de donde la habíamos divisado por última vez y en perfecto estado. Aprovechamos entonces para revisarla con una veterinaria y chequear su estado de cerca. Por suerte no sufrió quemaduras en sus patas ni hocico. Había escapado al fuego”, dice aliviada Zalazar.
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