Henrik Lundorff. "Con la bici, las calles se pacifican y vuelven a ser públicas"
Es dinarmarqués, se instaló en Buenos Aires y abrió un blog que se volvió popular entre los ciclistas urbanos por sus videos y notas
Su nombre es Henrik Lundorff Kristensen, pero desde que se instaló en Buenos Aires es simplemente Quique. Aunque jugando al fútbol 5 con sus amigos porteños su origen puede pasar inadvertido, sus rasgos nórdicos, casi sacados de la serie Vikings, delatan su procedencia: Aarhus, Dinamarca. Henrik es ciclista y podría haberse quedado en el país en cuya capital (Copenhague) el 50% de los viajes personales son en bicicleta. Pero prefirió un desafío mayor: mudarse a Buenos Aires para contribuir al crecimiento del ciclismo urbano en una ciudad que recién da sus primeros pasos. "La bici es una herramienta para democratizar la sociedad. La gente puede usarla para ir al trabajo, los niños pueden viajar tranquilos, mejora el medio ambiente; con la bici, las calles se pacifican y vuelven a ser un espacio realmente público", explica así la motivación para basar en la experiencia militante su tesis de maestría en ciencias políticas en una universidad danesa. "Siempre me interesó América latina. Quiero que la promoción de la movilidad sustentable con herramientas traídas desde Dinamarca sea mi aporte para la región", se entusiasma el danés.
Henrik llegó a Buenos Aires en febrero de 2013 a cursar un semestre de intercambio. Empezó moviéndose en transporte público, pero al mes sintió el síndrome de abstinencia de la bicicleta y se dio cuenta de cuán incorporada la tenía. Se consiguió una. Fue tan fuerte su impresión sobre la revolución de la movilidad que estaba madurando en la ciudad que decidió volver un año después para sumarse a ella. No se imaginaba que apenas desembarcado lo contactaría la embajada de su país para solicitarle su participación en la organización de I Bike ABC, una exposición que ya lleva dos ediciones y que recorre el pasado, el presente y el futuro del ciclismo urbano en tres ciudades: Amsterdam, Buenos Aires y Copenhague. "Hay mucho movimiento formal (las ciclovías, el proyecto del gobierno de EcoBici) e informal (ONG, blogs, programas de radio). Pero siempre sentí que había un lugar para mí. Yo vengo a ser los ojos que ven adentro, pero con la mirada desde afuera", afirma el magíster.
En el marco de ExpoBici, Henrik participó de una charla junto al especialista holandés en temas de tránsito Ruwan Aluvihare, en donde asumió un rol provocador para generar debate en el público. "Aplaudo lo que hizo el gobierno de la ciudad, pero faltan cosas. Mi visión es a largo plazo, a 2024. ¿Por qué no extender el sistema de ciclovías a las avenidas, para hacer el tránsito de ciclistas más ágil y masivo?, ¿por qué no construir calles sólo para bicis?", nos invita a soñar el joven.
Quien haya visto una postal de Copenhague sabe de dónde saca la inspiración. En la tierra donde nació la primera bicipista (autopista exclusiva para bicis), las personas usan el rodado en cualquier ocasión, ya sea para ir al supermercado, a la facultad o al teatro. Su uso es frecuente incluso con la nieve y las bajísimas temperaturas invernales.
"En Dinamarca la bici es una extensión de tu cuerpo. Allí es común conocer a una chica en un boliche e irse juntos pedaleando", explica el danés. Es posible intuir que este particular activismo en nuestro país tenga muchas tareas por delante. Pero ¿cuáles son las principales diferencias entre la infraestructura ciclista de Copenhague y la de Buenos Aires?
"En primer lugar, en Copenhague el ciclista puede alcanzar su destino casi sin detenerse. Las ondas verdes son para bicis, las ciclovías son anchas y por avenidas, y los autos y camiones tienen que esperarte", describe bien Lundorff la red de ciclovías que en gran parte de los tramos se encuentra elevada con respecto a la calzada vehicular para entregar mayor seguridad.
En Dinamarca casi nadie usa casco porque la protección se concentra en la seguridad activa (prevenir el siniestro separando lo más posible la circulación de motorizados y no motorizados) antes que en la seguridad pasiva (medidas de disminución del daño una vez que se produjo el siniestro). Quizá la mayor diferencia entre las dos urbes sea el estacionamiento: "Antes de ir a una reunión de amigos o de trabajo no tenés que preguntar ¿puedo dejar la bici adentro? Hay estacionamiento gratuito y seguro en todos los edificios", explica Henrik, quien no obstante reconoce que el problema del robo de rodados es un tema serio tanto en Copenhague como en Amsterdam. Seguramente la explicación sea una sola: en aquellas ciudades, donde abundan los viajes en bicicleta, el mercado negro del usado es dinámico, rentable y difícil de controlar.
Para el visitante todos los porteños que se mueven en bici son militantes de este medio en la medida en que rompen con el patrón de transporte de una sociedad que siente "locura por los autos".
Lo interesante es que Dinamarca puede servir de modelo ilustrador. Es por eso que Lundorff decidió llamar a su página web, en la que difunde contenidos de movilidad, Viking Bike Academy. "Viking porque soy danés, y Academy porque quiero mostrar a los argentinos un estándar para el ciclista."
Para esta plataforma produce videos de enorme calidad audiovisual que, con un tono alegre y optimista, muestran la realidad de una ciudad saturada de autos en la que existen mejores opciones. "Elijo comunicar con alegría antes que con bronca, con una sonrisa antes que señalando con el índice. La idea de los videos es simple: así es hoy la ciudad, así puede ser mañana, ¿qué preferís?" Y el panorama actual de nuestra ciudad parece ser alentador; según las estadísticas, los viajes en bici pasaron de representar 0,4% del total de los viajes personales en 2009 a 4% en la actualidad.
Henrik Lundorff Kristensen, Quique para sus amigos porteños, tiene un motivo adicional para permanecer y trabajar en nuestro país: una novia local. Está enamorado de ella como lo está de nuestro paisaje urbano, de Racing Club (equipo por el que alienta desde la tribuna), de Soda Stereo y de la merienda. Pero sobre todo ama a una ciudad a la que le tiene confianza.
"¿Quién dice que Buenos Aires no puede ser la ciudad número uno del ciclismo urbano en pocos años?", se pregunta Henrik, y deja asomar esa utopía que es el motor de tantos ciclistas.
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