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Se llama Gabriela Kresta, tiene 45 años y desde 2014 vive, junto a su marido y a sus dos hijos, en Lausanne (Suiza). Sin embargo, muchos la conocen como Heidi Argenta, especialmente los casi 8.000 seguidores que tiene en su cuenta de twitter que lleva ese nombre.
En esta red social Gabriela dice que se muestra “auténtica” y que muchas veces apela al humor para compartir situaciones que le suceden en la vida cotidiana.
Más allá de que hace siete años que vive en ese país junto a su familia, en realidad Gabriela ya había vivido esa experiencia, siendo soltera, cuando fue a trabajar (es hotelera y se recibió de Técnica Universitaria en Comercio Exterior y Aduanas) en tres oportunidades entre 2002 y 2004.
“Desde que me fui a trabajar, en 2004, los mismos dueños del hotel en Lausanne me ofrecían seguir, se habían encariñado mucho conmigo y siempre me decían que podía volver cuando quisiera. En Buenos Aires estábamos bien, yo con mi trabajo, mi marido también, no queríamos irnos hasta que la inseguridad nos hizo considerar la decisión. Había pasado un caso muy desagradable extremadamente cercano que me hizo clic. Mis hijos eran muy pequeños y no me gustaba como estaban pasando la niñez con miedos y yo con cuatro ojos cuando los llevaba a una plaza. Recordaba la libertad con la que nos manejábamos en Suiza cada vez que veníamos de vacaciones y, para mí, eso era lo más importante. Así que siempre con esa propuesta laboral abierta no tuve más que decidirme y arrancamos”, expresa Gabriela.
No es casualidad que Suiza sea el lugar donde Gabriela eligió para vivir junto a su familia. Todo tiene una explicación y principalmente tiene que ver con los hermosos recuerdos que tiene en la ciudad de Baradero, provincia de Buenos Aires, primera colonia suiza del país. “Mi mamá trabajó por años como secretaria en la Sociedad Suiza y yo participaba en todos los eventos que ellos organizaban. Siempre recibíamos contingentes de suizos, creo que conocí a todos los embajadores suizos en la Argentina y he tenido la posibilidad de viajar muchas veces a este país antes de venirme a vivir. Además, mi hermano está aquí hace ya casi 20 años por lo cual la siento un poco como mi segunda casa”.
¿Cómo es vivir en Lausanne?
Lausanne, una ciudad y comuna de Suiza que se ubica a orillas del lago Lemán, es la quinta más poblada de Suiza después de Zúrich, Ginebra, Basilea y Berna. Además, es conocida como la Capital Olímpica, ya que es la sede del Comité Olímpico Internacional.
“Lausanne es una ciudad muy linda, no la elegí para vivir, caí acá porque estaba mi trabajo y me encanta. En Suiza no hay megas ciudades así que es tranquila, ordenada, coqueta. Amo caminarla y recorrer la ciudad vieja así como la zona del lago. Tiene una hermosa arquitectura perfectamente cuidada, amo la catedral, me parece hermosa, además está en un lugar donde ofrece una maravillosa vista a la ciudad. Paso mil veces y mil veces me pongo a contemplarla, le sacaría fotos todos los días, encima la veo aunque sea de lejos desde el balcón de casa”, sonríe Gabriela”.
Gabriela trabaja, cuatro de los cinco días de la semana, en el área de Recursos Humanos en un Hotel 5 estrellas en la ciudad de Vevey, a unos 20 minutos de Lausanne. Una vez que despierta temprano a sus hijos Lucas (12) y Bruno (9) para ir a la escuela, se toma el subte que la lleva a la estación de tren de Lausanne y ahí a Vevey. “Es un paseo que jamás me canso de hacer, son trenes confortables, limpios, con mucha frecuencia y una vista única, la verdad no me puedo quejar. Cuando vuelvo, generalmente, busco al pequeño en la guardería, hago alguna compra si hace falta, la cena, preparo cosas para el día siguiente. En fin, actividades normales a las que le sumo llevar y buscar a los chicos a fútbol y tenis, tarea que nos turnamos con mi marido (Diego). El día que tengo libre soy de dedicarlo para mí: salgo a caminar, a pasear, aprovecho a pedir turnos médicos o todo lo que uno no puede hacer cuando trabaja”.
Lo caro que se cale comer afuera
Sin embargo, no todo es color de rosa en Lausanne. Gabriela cuenta que las salidas a comer a restaurantes son “carísimas”. Y como ejemplo dice que en los restaurantes más finos un menú de tres pasos puede costar entre 150 y 300 euros por persona. Pero, aparentemente, tampoco es accesible concurrir a otros sitios de menor categoría. Así lo explica: “Una comida con plato principal sin entrada ni vino para cuatro personas con un postre compartido difícilmente baje de los 100 euros. Costo/beneficio no vale la pena, salvo los platos típicos como fondue, raclette u otros a base de quesos no me parecen para nada buenos como para que valga la pena gastar tanto en salir, afirma Gabriela, quien confiesa que extraña tomar unos mates en Baradero con sus amigas a la orilla del río y pasar los fines de semana con sus hijos en la casa de sus padres.
¿Cómo se vive la pandemia en Suiza?
Gabriela confiesa que si tuviera que volver a elegir un país en el mundo donde pasar la pandemia, sin lugar a dudas, sería Suiza. Y asegura que mirando hacia atrás se siente una afortunada ya que en ese país nunca hubo confinamiento. “Siempre hemos podido salir sin que nadie nos controlara. En el peor momento (entre marzo y abril del 2020) se cerró todo (incluido las escuelas), pero yo salí todos los días a la calle, íbamos al bosque, a jugar a la pelota con los chicos, salimos con el auto por la ruta a sentarnos cerca de un lago. Se pudo vivir perfectamente, mis hijos reanudaron la escuela presencial en Mayo hasta hoy sin interrupción, sin barbijos, sin distancias y con todas las actividades normales”.
Durante los fines de semana, dice Gabriela, suelen ir los cuatro para “todos lados”, ya que la ciudad ofrece “millones de cosas al aire libre”. A ella y a su familia les gusta agarrar el auto y salir, a veces sin planear el destino para terminar descubriendo lugares increíbles. “Hemos conocido muchos rincones maravillosos. En invierno mi marido y mi hijo mayor esquían y salimos para la montaña sin importar el frío que haga. Por la pandemia, todo este último año estuvimos dentro de Suiza, pero usualmente solemos ir a Francia, Italia o Alemania, que nos queda tan cerca, y aprovechamos para hacer compras o cosas distintas a las que estamos acostumbrados acá”.
“Nos sentimos cómodos, con una vida tranquila y vemos a nuestros hijos felices”
Gabriela dice que los suizos le remarcan el tema de la buena carne que se come en la Argentina, como así también los buenos vinos. “Conozco muchos suizos que han ido alguna vez a nuestro país y quedaron fascinados. Los que no conocen muy bien, quieren viajar ya que les atrae mucho, es hasta exótico”.
¿Te gustaría volver a la Argentina a vivir o te imaginas muchos años más en Suiza? “Hoy me veo acá, creo que mis hijos me hacen proyectarme más acá, ellos se están criando en Suiza desde muy pequeños y éste pasó a ser su lugar. Nos sentimos cómodos, tenemos una vida tranquila y vemos a nuestros hijos felices. La adaptación fue muy dura y estamos disfrutando de sus frutos por lo cual no es algo que se me cruce por la cabeza. Tampoco digo que jamás volvería. Una vez que mis hijos crezcan y tengan su independencia veremos si este seguirá siendo nuestro lugar o Argentina o donde sea”.
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