Desde la mañana del pasado lunes, Sandringham se llenó de periodistas, fotógrafos, cámaras... La expectativa era máxima ante esta reunión del núcleo duro de los Windsor convocada de urgencia por la reina Isabel II. Sobre la mesa estaba nada más y nada menos que el nuevo rol de los duques de Sussex dentro de la monarquía, teniendo en cuenta su deseo de dejar de ser miembros "senior" de la familia real y convertirse en "económicamente independientes", tal como expresaron el miércoles 8, con un comunicado que conmocionó al mundo entero.
Durante la cumbre, en la que, además de Su Majestad, participaron el príncipe Carlos y los príncipes William y Harry, se trataron diferentes aspectos del contrato que va a regularizar la nueva situación del matrimonio. Entre otras cuestiones se encuentran las incompatibilidades de su nueva vida, lo que sucederá con el título de duques de Sussex y su tratamiento de Altezas Reales, si seguirán recibiendo dinero de la Corona, la forma en que pagarán sus impuestos, el contenido real de su independencia financiera, si continuarán viviendo en Frogmore Cottage y los aspectos relativos a su seguridad.
Tras una reunión de dos horas, Su Majestad se expresó a través de un comunicado: "Hoy mi familia ha tenido discusiones muy constructivas sobre el futuro de mi nieto y su familia. Mi familia y yo apoyamos completamente el deseo de Harry y Meghan de crear una nueva vida como familia joven que son. Si bien hubiéramos preferido que siguieran siendo miembros de la familia real trabajando a tiempo completo, respetamos y entendemos su deseo de vivir una vida más independiente sin dejar de ser una parte valiosa de mi familia. Harry y Meghan han dejado en claro que no quieren depender de fondos públicos en sus nuevas vidas. Por lo tanto, se acordó que habrá un período de transición en el que los Sussex pasarán tiempo en Canadá y el Reino Unido. Estos son asuntos complejos que mi familia debe resolver, y aún queda mucho trabajo por hacer, pero he pedido que se tomen decisiones en los próximos días".
Unos días después del sorpresivo anuncio que desató la "crisis real", la duquesa regresó a Vancouver para reunirse con Archie, que seguía allí desde que a mediados de noviembre los Sussex se instalaron con intención de tomar un descanso de sus deberes institucionales (según el London Evening Standard, el primer ministro canadiense Justin Trudeau ofreció pagar la mitad de los gastos de su seguridad mientras estén en el país).
CORAZÓN PARTIDO
The Times sostiene que el duque de Sussex está desconsolado ante la división que se le plantea: por un lado están los deseos de su mujer y por otro las directrices de su abuela y del resto de los Windsor. Las presiones son un hecho y las tensiones, palpables. "Ella –Meghan Markle– quiere distanciarse. Cree que esto no funciona con ella. Él tiene que elegir. Es muy triste. Quiere a la Reina. Quiere a este país. Adora todo lo que tiene que ver con sus gustos militares. Creo que verdaderamente le partirá el corazón irse. No creo que eso sea lo que quiere", asegura una fuente cercana al citado medio.
En medio del aluvión de críticas que reciben en las últimas horas, el periodista Tom Bradbly, quien se encargó del documental que protagonizaron en septiembre durante su viaje oficial a Sudáfrica, salió a defenderlos y dijo que la renuncia estuvo impulsada por los cambios que quiere implantar a partir de ahora la monarquía. "Se les había dejado claro que iba a haber una monarquía reducida y que, en realidad, no formaban parte de ella. Es un hecho que el príncipe Harry no está en la línea de sucesión, pero con el comienzo de la nueva década parecía que la familia real se estaba centrando en el futuro, en la reina Isabel y en sus tres herederos –el príncipe Carlos, el príncipe William y el pequeño George de Cambridge–", contó en ITV News.
Bradbly también se pronunció acerca del enojo de algunos miembros de la realeza británica por esta decisión y defendió a su amigo diciendo que los Windsor estaban al tanto de las intenciones de los Sussex y del comunicado. "Harry habló con su familia durante semanas de este tema. Según tengo entendido, lo que pasó es que le pidieron que les expusiera sus ideas por escrito para debatirlo adecuadamente y eso se filtró. Al ser conscientes de la filtración decidieron hacer pública su decisión sin avisar. Diez minutos antes del anuncio se les entregó una copia al príncipe de Gales y al duque de Cambridge", relató.
La periodista Bryony Gordon también los defendió. En The Telegraph sostuvo que Meghan "me contó los problemas inesperados que había experimentado en su nueva posición, la soledad, el silenciamiento...", y aseguró que la ex actriz siente que renunció a todo por amor y a cambio la opinión pública y los medios la acosaron y pusieron en ridículo. Byrony, que fundó en 2016 el grupo Mental Health Mates, dedicado a ayudar a personas con problemas de salud mental, tiene claro que el príncipe Harry aún no superó el trauma que le supuso perder a su mamá, Diana de Gales, cuando sólo tenía 12 años, ni tampoco los ataques de pánico que sufrió durante muchos años, cuando debía ir a un acto público.
LOS NÚMEROS MANDAN
De todos los temas a tratar, el de su futura financiación es, quizás, el que más polvareda levanta. Actualmente los miembros de la familia real no pueden cobrar por su trabajo. Harry y su mujer reciben el 5 por ciento del Sovereign Grant, un mecanismo de financiación que cubre el trabajo de los miembros de la Corona. El 95 por ciento restante proviene del príncipe de Gales, a través del ducado de Cornwall, una partida que Carlos de Inglaterra habría amenazado con retirar si seguían adelante con sus planes. De momento, el fin de semana se supo que Meghan cerró contrato con Disney y pondrá su voz en off a una producción de la compañía a cambio de que el gigante del entretenimiento haga una donación a Elephants Without Borders, una organización que se dedica a la conservación de la vida silvestre y los recursos naturales.
Por otra parte, en junio la pareja inscribió en la Oficina de Propiedad Intelectual del Reino Unido la marca "Sussex Royal". Al mismo tiempo comenzaron a usar el mismo nombre en su cuenta de Instagram, sin que nadie imaginara que el "plan emancipación" ya estaba en marcha. De todas maneras, se estima que la pareja real tiene una fortuna privada de más de 40 millones de euros para costear los gastos de su nueva vida, pero podrían generar mucho más a través de futuras transacciones comerciales.
En los últimos días, circularon rumores en la prensa británica sobre un acercamiento entre los Sussex y el matrimonio Obama, que al dejar la Casa Blanca, además de establecer fundaciones caritativas, publicaron libros y hasta produjeron un documental para Netflix.
EL TÍTULO Y LOS PATRONAZGOS
El príncipe Harry y Meghan "creen profundamente en el papel de la monarquía y su compromiso con Su Majestad la Reina es inquebrantable", según reza en su nueva página web, pero para eso necesitan su título de duques de Sussex, que Isabel II les otorgó en la mañana del día de su boda. Además, tienen status de Altezas Reales y al respecto, el contrato podría contemplar que renunciaran voluntariamente a ello y retener el título de duques de Sussex de cortesía. Si renuncian al tratamiento de Altezas Reales, descenderían en el orden de la sucesión al trono por debajo de Beatriz y Eugenia de York, hijas del príncipe Andrés. Con el antecedente de Diana, que perdió su rango de Alteza Real cuando se divorció de Carlos, aunque mantuvo el de princesa de Gales, y fue visto por la opinión pública como una venganza, sería poco probable que ellos dejaran de ser Altezas Reales.
Por otra parte, los duques de Sussex aseguran que "su objetivo es seguir ondeando la bandera de Su Majestad la reina Isabel II, como se les solicitó". Una de las opciones que puede contemplarse en el nuevo contrato del llamado Megxit es que mantengan el patronazgo de las entidades benéficas que representan en nombre de la Corona y que asistan a los grandes eventos familiares e institucionales de los Windsor como el desfile del Trooping The Colour. El resto de las obligaciones reales, tal y como desean, podrían reducirse drásticamente. Sin embargo, hay un punto importante que tendrá que quedar esclarecido: su labor dentro de la Commonwealth. Los duques de Sussex fueron nombrados presidente y vicepresidenta de la Commonwealth Trust por la Reina y queda en el aire saber si su nueva vida será compatible con estos cargos.
¿SWEET HOME?
Su intención de seguir viviendo en Frogmore Cottage es otro de los puntos candentes, en especial para algunos políticos, como el ex ministro Norman Baker, que pidió que los duques de Sussex reembolsen los 2,38 millones de euros gastados en la renovación de su residencia oficial en Windsor porque "no se puede tener un pie dentro y un pie fuera". "Lo que no puede ser es convertirse en un ciudadano privado, no tener obligaciones institucionales y aun así el Estado tenga que seguir pagando por él", aseguraba recientemente el político. Antes de la boda, los duques de Sussex vivían en la casa de dos habitaciones de Nottingham Cottage, en los terrenos del Palacio de Kensington. En un primer momento se pensó que ocuparan el apartamento 1 de Kensington (cuenta con 21 habitaciones), situado justo al lado del de los duques de Cambridge, pero nunca llegaron a mudarse. Ante la posible llegada de ellos, en esa casa se realizaron reformas por valor de 1,6 millones de euros. En octubre de 2018 se anunció el embarazo de Meghan y la Reina les regaló Frogmore Cottage, cuyas obras duraron seis meses. El pasado mayo, la pareja le dio la bienvenida a Archie Harrison ya instalados en su remozado hogar campestre.
SU SEGURIDAD, A DEBATE
Los duques de Sussex se convirtieron en dos de las personas más mediáticas. Independientemente de cómo sea su salida de la primera línea de la familia real, seguirán necesitando escoltas. Actualmente su seguridad está sufragada con el dinero de los contribuyentes durante todos los días del año y a todas las horas, tanto en sus actos en el Reino Unido como fuera de él. Un servicio que cuesta 1,3 millones de euros al año a las arcas públicas. Si se van a vivir afuera, aunque sea por períodos, como es su intención, habrá que analizar quién paga. Por otra parte, si mantienen sus domicilios fiscales en Reino Unido y en algún país de Norteamérica, es posible que se tengan que enfrentar un doble impuesto sobre sus ingresos. Canadá, país en el que han vivido durante sus seis semanas de retiro, exige que sus ciudadanos paguen el impuesto sobre la renta derivado de los beneficios obtenidos en todo el mundo. Algo parecido requiere el fisco inglés. Tal como apunta el Daily Mail, esto significa que podrían renunciar a vivir en el Reino Unido o limitar sus estancias en Canadá si no quieren pagar doblemente a Hacienda.
ANTECEDENTES REALES
Harry y Meghan desean alejarse de la monarquía porque ya existen "precedentes" de miembros de su familia que mantienen sus títulos y tienen ingresos derivados de otras actividades, como las princesas Beatriz y Eugenia de York y los príncipes Michael de Kent. Ninguno recibe dinero de la Corona y sólo se les pide que acompañen a la Reina en algunos compromisos anuales. También la duquesa de York, Sarah Ferguson, emprendió negocios por su cuenta, aunque con desastrosos resultados. Por el momento no se sabe cuán feliz resultará el final de esta historia que seguramente continuará…
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