El 31 de marzo pasado, en pleno pico de la pandemia por el coronavirus, Harry de Inglaterra (35) y su mujer, Meghan Markle (38), dejaron de ser oficialmente miembros senior de la familia real británica. Instalados en una casa en un barrio cerrado de Los Ángeles junto a su hijo Archie Harrison, que el próximo 6 de mayo cumplirá un año, los ex duques de Sussex pasaron las primeras semanas acomodándose a su nueva vida en Estados Unidos en el más absoluto anonimato.
Pero todo esto cambió hace unos pocos días. Más precisamente, el fin de semana de Pascua, cuando el matrimonio decidió poner manos a la obra y salió a repartirles comida a personas con enfermedades graves de base y a familias de bajos recursos, en West Hollywood.
Vestidos con ropa informal y resguardados con equipos de protección personal, Harry y Meghan fueron fotografiados trabajando como voluntarios de Project Angel Food, una organización sin fines de lucro que, al parecer, la ex actriz conocía desde chica. "Meghan sabía de nuestra ONG porque creció en esta zona y, además, su madre [Doria Ragland] es una de nuestras voluntarias. Ella fue quien les avisó que necesitábamos ayuda", le contó Richard Ayoub, director ejecutivo de la fundación, a un portal norteamericano unos días antes de que las primeras imágenes del ex matrimonio real tomaran estado público. "Habían oído que nuestros repartidores estaban sobrepasados por tanto trabajo y nos dijeron que querían colaborar ellos mismos con su auto", agregó Ayoub, quien luego amplió la información en un comunicado de prensa. "En honor a la Pascua, el duque y la duquesa pasaron la mañana del domingo 12 entregándoles la nuestros clientes y el miércoles 15 continuaron haciéndolo. Fue su manera de agradecerles a nuestros voluntarios, cocineros y staff que han estado trabajando sin cansancio desde que comenzó la crisis del Covid-19", decía el texto que fue "colgado" en la cuenta oficial de Instagram de la fundación unos días más tarde.
SE DIJO, SE ESCUCHÓ
Desde que los Sussex se mudaron a Estados Unidos, varios rumores empezaron a dar vueltas en los sitios de noticias del mundo. ¿El más fuerte? Que Harry y Meghan habrían desembolsado 14 millones de dólares por la mansión de Mel Gibson en Malibú. Como era de esperarse, el matrimonio no confirmó ni desmintió la noticia. Lo que sí hicieron –además de registrar Archewell, el nombre de su nueva fundación– fue dar sus primeras entrevistas.
El domingo 19, Michael Coates, un ex bombero y soldado inglés, publicó en Spotify su entrevista a Harry para su serie de podcasts Declassified. En el reportaje, el príncipe elogió la solidaridad y la unión que están mostrando los británicos durante la pandemia. Al día siguiente, Meghan dio lo que se creía iba a ser su primera entrevista, en directo, con un medio norteamericano. Miles y miles de fanáticos de la realeza sintonizaron Good Morning America el lunes temprano en la mañana para verla, pero se llevaron una gran decepción cuando notaron que, en realidad, se trataba de un clip donde la ex actriz hablaba de su experiencia narrando el documental de Disney Elephants.
Mientras tanto, la batalla del matrimonio con cuatro tabloides británicos continúa. El fin de semana, le enviaron una carta a The Sun, Daily Mail, Mirror y Express, donde les informaron a sus editores que no se involucrarán nunca más con sus publicaciones.
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