- 5 minutos de lectura'
Muchas aventuras comienzan con un viaje y una vorágine de situaciones en la que el destino de una persona, o el futuro de algo más grande, suele ponerse en juego entre circunstancias extraordinarias y dramáticas.
La historia de Gladys Homesley, el complot contra su hija y todo lo que rodeó este misterioso caso es uno de esos acontecimientos que se conoce al haber sido resuelto por la astucia de un hombre, el mismo que inspiró a Conan Doyle a crear al excelentísimo Sherlock Holmes.
Desde la india a Francia
La dramática travesía comienza con un viaje desde la India a la capital francesa. En 1889, con motivo de “La Exposición Universal de París”, dos mujeres, Gladys y su hija Mildred, asisten entusiasmadas. Ni bien llegan a la gran ciudad quedan maravilladas por la inmensidad y modernidad de la ciudad y buscan hospedarse en un hotel de lujo.
Allí les otorgan la habitación número 342. Una vez acomodadas, Gladys comienza a sentirse enferma, al punto de desmayarse. Mildred, su hija, preocupada pide enseguida por el médico del hotel.
Al llegar el doctor, rápidamente examina a Gladys y algo preocupado le explica a Mildred que su madre necesita urgente un tipo de medicamento que solo vende una farmacia en las afueras de París. Sin dudarlo, la joven se dirige hacia allí vestida con un sombrero y un elegante vestido. Tarda varias horas y la espera en la farmacia parece eterna. A su regreso, una serie de acontecimientos se suceden de manera increíble.
El hotel del misterio
Apenas puso un pie en el hotel, Mildred Homesley preguntó si Gladys, su madre, se encontraba algo mejor. La respuesta la desconcertó. En el lugar le dijeron que ella había ingresado sola. Mildred comenzó a ponerse nerviosa y ordenó que la dejaran pasar a la habitación 342 en donde había dejado a su madre junto al doctor. Pero ocurrió algo inaudito: las autoridades del hotel negaban haber visto a otra persona junto a ella. Precipitadamente, Mildred entró a la habitación en la que había estado pero, para su sorpresa, esta por dentro lucía diferente, incluso los muebles eran distintos y se hospedaba una familia de apellido Leroux.
Al verla más nerviosa y sorprendida, a Mildred le pidieron que volviera al cuarto donde realmente se había hospedado pero al entrar negó haber estado alguna vez allí, pese a que en el registro del hotel figuraba esta nueva habitación como la suya. La crisis nerviosa se incrementó en la joven cuando todos los que la rodeaban negaron la visita del médico.
No entendiendo realmente qué ocurría y como nadie sabía dónde estaba su madre, la muchacha decidió huir y buscar ayuda con la policía. Estos, al presentarse en el hotel corroboraron que Gladys no estaba allí registrada.
Pese a sus protestas y quejas, los franceses comenzaron a tratarla como a una persona fuera de sus cabales, ida de la realidad, y la mandaron de regreso a Inglaterra, donde durante un tiempo estuvo alojada en un hospital psiquiátrico.
En busca de la verdad
Mildred sabía que no estaba loca y quería encontrar una explicación a la desaparición de su madre. Al llegar a Londres solicitó de manera urgente que la policía inglesa tomara cartas en el asunto.
Y fue en el cuerpo de investigación londinense donde se toparía, nada más ni nada menos, con quien inspiraría a Sir Arthur Conan Doyle para crear su personaje excelso: Sherlock Holmes. Al frente de la investigación Joseph Bell se haría cargo del caso y la “no” explicación de la desaparición de su madre no podía caer en mejores manos.
El raciocinio del genio de Bell, luego de recopilar los hechos a los que nadie encontraba explicación alguna, supo resolver de manera brillante el caso y relatarlo como lo haría su famoso futuro “alter ego”.
La madre de Mildred, la señora Gladys, una vez alojada en el hotel fue atendida por el médico que rápidamente llegó a un diagnosticó: aquella mujer había contraído en su viaje a la India peste bubónica, enfermedad causada por una bacteria que no solo inflama los ganglios linfáticos de la garganta sino que los ennegrece.
Según pudo comprobar Bell, de manera urgente y con la complicidad de la gerencia del hotel, cambiaron el entorno y los datos de registro y, según sus conclusiones, desaparecieron el cadáver de Gladys. El fin era que la noticia no trascendiera ya que si la población se enteraba de la enfermedad cundiría el pánico y sería un fracaso no solo la Gran Exposición Mundial de París, también se generaría un caos para la ciudad.
La gerencia del hotel llegaría a un acuerdo con la policía francesa para ejecutar aquel macabro plan del cambio de situación. Hoy en día, luego de tantos años y estudios, todo indica que había un acuerdo previo entre la policía y la ciudad ante la posibilidad de que en aquellos momentos apareciera la enfermedad.
Aquella desaparición, inexplicable entonces, parecía haber sido sacada de una película: , una madre que se esfuma y un complot inaudito por parte del hotel y las autoridades hicieron que la joven Mildred llegase a cuestionarse no solo su cordura, sino peor, la existencia verdadera de su madre y su triste final.
¿Cómo reaccionaríamos ante tal situación?¿La buscaríamos por todo el mundo? Nos dejaríamos vencer si todo lo que nos rodea nos convenciera de su no existencia? Por más que Mildred juraba y perjuraba que su madre era real, el mundo que la rodeaba le hacía preguntarse si realmente existía.
Aquello que parecía imposible, aquello que no había sucedido, aquello que se ocultó a manera de complot, todo aquello no contaba con la perspicacia de quién inspiraría a uno de los personajes más brillantes de la literatura universal, lo que para muchos no era, para él fue “Elemental”
Temas
Más notas de Todo es historia
Más leídas de Lifestyle
Se terminaron las dudas. Cuántas calorías tiene una palta y cuál es la cantidad recomendada para comer en una dieta balanceada
Según expertos. Cuáles son los alimentos que ayudan a reducir la flacidez corporal
Modo selfie. Máxima volvió a salirse del protocolo y tuvo una divertida actitud durante una actividad
Escritor francés. Se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento de Marcel Proust