Gustavo Cerati: un gurú electrónico
Precursor, junto a Daniel Melero, en el uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la música, es el artista de rock con mayor influencia en el continente. En esta charla con la Revista se abre a un repaso de su vida, desde su infancia hasta su éxito con Soda Stereo y sus nominaciones a los premios Grammy
Como los buenos vinos, una extensa entrevista con Gustavo Cerati debe someterse al añejamiento. Primero hay que entregarse a la ingrata tarea de la desgrabación; luego, leer con detenimiento el resultado de cada uno de los temas tratados, desde su infancia en Villa Urquiza hasta tocar el cielo con Soda Stereo, y desde la angustia del día después de terminar un disco hasta el placer que le provoca ver a su hijo Benito jugar con la música. Más tarde es conveniente dejar que el tiempo reacomode las palabras, les brinde su peso justo, y una vez que el sabor de cada dicho esté maduro, entonces sí, abrazarse a la escritura veloz. El momento del descorche ha llegado y es inevitable embriagarse con el cantante.
"Cuando escuché a Spinetta en Artaud dije guau, hay alguien acá que se puede ir adonde quiere, que tiene la valentía de hacer un disco como se le da la gana y encima la gente se lo compra." Mientras descubría a su ídolo, el adolescente Gustavo Cerati ya tenía decidido que iba a consagrar su vida a la música. Hoy, mientras se leen estas líneas, quizás un puñado de adolescentes que lo idolatra se anime a realimentar la rueda del arte musical, sea pop, rock o como quieran llamarlo. Porque él no pondrá rótulos. Es más, adherirá a aquello de que desprejuiciados son los que vendrán… Porque mientras Cerati mira las nuevas olas (gracias Charly), él ya es parte del mar.
"Era un barrio muy productivo Villa Urquiza. Caminabas y en cada cuadra escuchabas a una banda ensayando en un garaje", relata Cerati en medio de una charla a propósito de nada, y que al mismo tiempo transita por las aristas de su vida.
-Parece que Villa Urquiza tiene algo de pertenencia que no es sencillo dejar atrás. Richard Coleman (Los Siete Delfines; ex Fricción) es otro apasionado del barrio.
-Para mí fue un barrio genial; podía jugar a la pelota en la calle y también rodearme de pibes que sabían mucho de música.
-Alguno de ellos debe de haberte marcado el camino.
-Sí, especialmente uno, Gabriel Altube, que desde lo musical estaba adelantado en todo. Tenía un talento especial, hasta para la independencia con la que se manejaba. Eramos hiperamigos y me contagió de un montón de música que él tenía. Si bien yo ya tocaba, me llevó a meterme en los mundos alternativos de la música.
Por aquellos días, Gustavo ya había despertado al rock como oyente, Jimi Hendrix mediante. "Un día me fui a comprar un disco que tenía un hit italiano muy berreta, Señor Yamamoto, el primero que me compré con la plata que me habían dado mis padres. Creo que era un compilado de Modart en la noche. Yo quería ese tema, y en ese compilado también venían Hendrix con Purple Haze, The Who con Pictures Of Lily y Bee Gees con Love Somebody. A Señor Yamamoto lo escuché cuatro, cinco veces, pero después apareció Hendrix y pensé que el equipo se había roto. Eran de esos combinados con parlantes en el medio y otros dos a los costados. Mi placer mayor era meterme en el bajo, poner la oreja en el medio, como en la tapa de Sueño Stereo (álbum de Soda)."
-Y ahí empezaste a llenar tu cabeza de rock.
-Totalmente. Porque después de Gabriel vinieron los gurús del barrio, como el nieto de Osvaldo Pugliese, un rockero hippie de esos que ya casi no hay. El estaba en los años 70 más zarpados, tenía una foto de su familia pinchada con una aguja, pero vivía con ellos. Esa era una parte que yo todavía no conocía. Ahí empecé a meterme un poco en el mundillo. Sin embargo, iba poco a recitales. Me la pasaba tocando con bandas de la zona.
Años difíciles para crecer en la Argentina, la década del 70 fue, para Gustavo Cerati, la de absorber como esponja todo lo relativo a la cultura rock. "A través de su atmósfera llegué a otras artes, como el cine -afirma-. Así descubrí Apocalypse Now (de Francis Ford Coppola) y 2001 Odisea del espacio (de Stanley Kubrick)."
Mientras en Londres el movimiento punk lograba llamar la atención de toda una sociedad, en estas tierras algunos soñaban con producir un cimbronazo contracultural similar. Pero sólo soñaban. "Aquí convivíamos con el misterio y el miedo de lo que ocurría más allá de nuestros ojos. Yo era más chico que la generación que sufrió la guadaña grossa -dice-, pero estaba un poco al tanto. Mi vieja, que iba a la Facultad de Filosofía y Letras, estaba preocupada sólo por el hecho de aparecer en las libretas de teléfonos de gente que desaparecía."
Para el ámbito del rock y para la juventud en general, los años siguientes, los del despertar democrático, estuvieron signados por la liberación de los deseos reprimidos. Entonces apareció Soda Stereo. "Estábamos muy entusiasmados y creíamos mucho en nosotros. Soñábamos con sacar el primer disco, pero nos iba a costar horrores."
En realidad, el sueño del pibe tardó en llegar. Al segundo concierto del trío formado por Gustavo Cerati, Zeta Bossio y Charly Alberti, Soda ya tenía una oferta contractual. "Un directivo de CBS, Horacio Martínez, el mismo que firmó con Los Gatos, vino enloquecido a hablar con nosotros. Era el comienzo de los años 80, período que tuvo mucho de revival de los 60. Estaban Los Twist y el resurgimiento de cierto pop. A nosotros no nos interesaba eso, y Martínez nos hizo firmar ahí, en ese momento. Nos creíamos tocados por la varita mágica de Dios, pero pasó más de un año hasta que logramos hacer lo que queríamos; incluso tuvimos que desvincularnos de él porque quería que grabáramos temas de los Teen Tops."
-Eso está claro. ¿Pero para qué lado querían ir?
-Una de las cosas que no soportábamos del rock argentino era su berretez. Salvo algunas honrosas excepciones, no tolerábamos el hecho de que no hubiera buenos cantantes. Todo era una copia barata, y queríamos romper con eso. Además, estábamos hartos de Piero; queríamos sincronizar con el resto del mundo. Fue una década muy loca. Personalmente, la pasé mejor en los 90. Ahí recuperé el sabor por hacer música y empecé a preocuparme menos por el sistema que la rodea. Dínamo, Colores santos (con Daniel Melero), Amor amarillo (su primer álbum solista, aún en Soda Stereo), marcaron la recuperación del valor por la música que la dureza de los años 80 no nos dejaba sacar a la luz.
Mantener la misma sensación de la adolescencia es la clave para Cerati. Escribir canciones aún es algo lúdico para él. Lo mismo le sucede con las sensaciones. "Cuando termino de grabar un disco, quedo como en blanco, y no puedo evitar pensar que quizá no vaya a volver a hacer algo bueno en mi vida. Lo mismo me sucede con la conformidad. Creo que en los discos que hice con Soda Stereo y en los solistas aún no me acerqué al álbum que quiero hacer. Sé que tengo un plafón mayor que el que queda registrado, y es una sensación que vengo sintiendo desde el primer disco."
-¿Alguna deuda?
-Sí, tengo una con el arte pictórico. En algún momento de mi vida lo abandoné, y es una actividad de un efecto zen que mal no me vendría retomar. Seré un viejo pintor quizás.
Para saber más
www.cerati.com
www.grammy.com
www.todo-argentina.net/biografias
Bien tecno
"Cuando aparecieron las computadoras, yo me compré una Commodore 64. Tenía más que ver con mi organización y con los primeros juegos, pero aún no había una aplicación musical." Hace memoria Cerati e intenta recrear la parábola que experimentó como artista, desde que las máquinas dejaron de ser exclusividad de los científicos hasta la laptop que hoy viaja con él a todas partes. "Recién a fines de los 80 aparecieron los primeros softwares y ya muchos de los instrumentos que tocaba con Soda eran electrónicos." Con el tiempo, la PC se convirtió en su aliada, no sólo para grabar música, sino también para componer. Hoy, Cerati tiene un grupo de laptop music, Roken, que completan dos de los músicos electrónicos de su banda, Leandro Fresco y Flavio Etcheto. Los sonidos salen exclusivamente de sus pequeñas máquinas viajeras.
- Soda Stereo, la banda que lo tuvo como líder, fue la precursora del boom del rock latino en los Estados Unidos. Por su calidad profesional, a Cerati los premios Grammy siempre lo tienen en cuenta. Fue nominado al Grammy Latino en varias oportunidads, y este año compitió como mejor artista latino de rock alternativo al Grammy tradicional
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