Gunther Plüschow: pionero del cielo austral
Héroe de la Primera Guerra Mundial, se enamoró de la Patagonia y en 1928 inició una exploración en la que filmó las primeras imágenes aéreas de Ushuaia y Punta Arenas. El autor de esta nota traza aquí su semblanza y rescata su aventura
Hace pocas horas, una furiosa corriente de aire nos ha obligado a descender en un lago de 300 metros de ancho y paredes de piedra de 800 metros de altura. ¡Debemos salir de este encierro!" La cita es uno de los últimos párrafos del libro de bitácora de Gunther Plüschow, un intrépido pionero de la aviación –además de militar, escritor y fotógrafo– que en la primera mitad del siglo pasado quedó perdidamente enamorado de la Patagonia.
Después de leer estas líneas, ¿cómo no imaginar esas dos moles de piedra encajonando a una avioneta casi de juguete, cual si fueran un gato divirtiéndose con un ratón?
Esas palabras fueron escritas el 27 de enero de 1931 y son el testimonio de las últimas horas de una expedición a la Patagonia que se había iniciado en 1928, y también del propio Plüschow.
Pero, ¿ qué hacía este capitán de la marina alemana, héroe de la Primera Guerra Mundial, escritor, fotógrafo y documentalista, en un lugar tan lejano de su país?
Plüschow nace un 8 de febrero de 1886 en Munich y sus primeros pasos los da en Roma, donde su padre dirige un museo. El "diablillo rubio", como le decían los vecinos, crece en un ambiente de total libertad, hasta que un día su madre lo sorprende vendiendo colillas de cigarrillos a los transeúntes y decide inscribir al travieso Gunther, de 4 años, en un colegio jesuita francés.
Al pequeño no le resulta fácil el cambio, pero sin duda allí debió de haber escuchado las primeras historias sobre la Patagonia, una tierra tan lejana como mágica y seductora.
Más tarde su familia se traslada a Mecklemburgo, Alemania, donde Plüschow, con once años, ya es tutor en su nuevo colegio de compañeros mayores que él, a los que ayuda con el inglés (además, habla francés, italiano y algo de español).
En uno de los lagos de esa bella zona conoce a un viejo navegante, y muy pronto se convierte en su alumno de navegación. Mucho tiempo después, Plüschow escribiría: "De muy pequeño descubrí mi pasión por la navegación; el mar sería la vía para conocer y conquistar los más lejanos países!".
En 1897 ingresa en el Liceo Naval de Ploën, en Schlosberg, y en 1905, ya seguro de su vocación por el mar, entra en la prestigiosa Escuela de la Marina Imperial Alemana.
Una tarde de invierno, leyendo en la biblioteca del liceo con sus compañeros, encuentra en un libro la foto de un viejo buque alemán junto a montañas nevadas: ¡la Tierra del Fuego! Queda fascinado, y convierte esa postal en un refugio donde su imaginación volará durante toda su vida: "Arranqué la postal del libro y la pegué en mi armario; juré que alguna vez llegaría y conquistaría ese remoto lugar!", escribió.
En 1912, Plüschow termina su período de formación en la escuela naval. Tenía 28 años y ya había recorrido el mundo en el velero escuela Storch. En cada puerto trataba de socializar con la gente del lugar. En aquella época, recordaba su mujer, Isot, señalaba las injusticias que se cometían en algunos lugares que visitaba, y por eso sus camaradas pensaban que tenía un carácter demasiado rebelde para la profesión militar. Sin embargo, es nombrado primer comandante de una torpedera y luego, oficial inspector en Mürwen.
En el aire
En lugar de aceptar y hacer su carrera, pide permiso para ser instruido como aviador en el Aeropuerto de Johannisthal. En esa época, "volar" era visto como una actividad muy poco seria, y debió insistir hasta que aprobaron, a regañadientes, su pedido.
En tan sólo dos semanas, la academia Rumpler lo nombra piloto y mecánico de aviones. Se lo asigna como aviador militar y observador aéreo de Tsingtao, una colonia alemana en China, junto al mar Amarillo.
En 1914, tras la declaración de la Primera Guerra Mundial, sus vuelos se tornan más arriesgados; es perseguido por los aviones japoneses más modernos, pero logra sortear sus ataques. Al final, los japoneses toman Tsingtao y Plüschow huye con documentos secretos que debe llevar a Alemania. Luego de hacer unos kilómetros, desciende con su avión y lo quema para que no lo tome el enemigo. Comienza un increíble raid que lo llevará por Shanghai, Pekín, San Francisco, Los Angeles y Nueva York. Allí, en un desesperado intento por llegar a su patria, se embarca con documentos falsos en un buque. Pero es descubierto en Gibraltar y enviado a la Prisión Militar de Donnigton Hill, en Irlanda.
Al poco tiempo escapa: "Me ocultaba en Londres vestido con ropas de peón; me escondía a la noche en el Museo Británico, donde leía libros de viajeros a la Patagonia y estudiaba viejos mapas", contaría en sus memorias. Consigue el nombre de un barco que va a Holanda y sube como polizón. Cuando por fin retorna a Alemania, es confundido con un espía y casi fusilado.
Su huida le lleva nueve meses y la editorial Ullstein lo convence de que escriba un libro relatando sus aventuras. El libro vende 600.000 ejemplares.
Plüschow era un patriota, pero en 1919, decepcionado por el caos social de Alemania, renuncia a la armada. Aprovecha su prestigio y convence a varios empresarios para que formen una compañía aeropostal: así nace AeroLloyd, y él realiza el primer vuelo aeropostal entre Berlín y el Weimar. Esa compañía será, en el futuro, Lufthansa.
Luego de varios emprendimientos pasajeros, rinde examen como capitán de buque mercante. Por su prestigio, lo contratan para llevar pasajeros y turistas por el Mediterráneo.
Al poco tiempo, su mujer recibe un telegrama desde Grecia: "Me he encontrado con mi viejo camarada Laeitz, quien conducirá un crucero hacia América del Sur. He aceptado ser el cronista de ese viaje y filmarlo. Compra una cámara de fotos y una filmadora con su manual y envíamelos cuanto antes".
Isot no tiene más remedio que "hacer las compras" indicadas por su marido y en septiembre de 1925 éste parte en el velero Parma, de cuatro mástiles, desde el puerto de Hamburgo. A los 75 días llegan a las islas Malvinas, y luego, al cabo de Hornos, Chile y al puerto de Valdivia.
Recorre otros lugares de Chile, y Lauezzari, un estanciero alemán del cual se hace muy amigo, lo lleva a la zona del Paine. Plüschow señala la montaña y le pregunta qué hay detrás; su amigo le dice que nadie lo sabe. Plüschow responde: "Pues yo volveré y lo averiguaré".
Retorna a Alemania, pero el romance con la Patagonia ya estaba declarado y la decisión de volver al Sur para explorarla estaba tomada. Antes de que ello ocurra escribe su segundo libro, Viaje en velero hacia el País de las Maravillas.
Durante un año se dedica a pedir apoyo para el viaje que pretende realizar. Así, redacta numerosas cartas que envía a empresarios y amigos de toda Alemania: "Quiero ir hacia Tierra del Fuego y explorar sus costas en un velero y su territorio desde el aire en un avión, escribir un libro y filmar una película para que todo el mundo pueda conocer la extraordinaria belleza de la región". Ya estaba perdido en las redes de una mujer fatal: la Patagonia.
Hacia el Sur
En octubre de 1927 parte del puerto de Busum en una pequeña goleta, que bautiza con el nombre de Feuerland (Tierra del Fuego), con destino a la Patagonia.
En noviembre de 1928, luego de más de un año de viaje, y después de haber explorado y filmado las costumbres de los aborígenes de la Amazonia y las industrias y actividades del norte y el sur del Brasil, llega al estrecho de Magallanes y lo atraviesa para entrar en Chile. A partir de ese momento, se convierte en un infatigable explorador, fotógrafo y documentalista. A fines de noviembre, con la ayuda de su mecánico, Ernst Dreblow, arma su "chiche" en Punta Arenas: un hidroavión Heinkel HD24.
El 3 de diciembre de 1928 cumple uno de sus más importantes anhelos, y asombra a los habitantes de Ushuaia al ser el primer avión en acuatizar en su virgen bahía. Se conserva la foto de ese momento histórico y se puede ver a los alumnos de la escasa población con sus relucientes e impecables guardapolvos blancos.
Plüschow entrega la primera saca de correo por vía aérea con saludos del gobernador de Magallanes al gobernador de Ushuaia, y también una encomienda postal para uno de los reclusos de la famosa prisión de Ushuaia. También filma todo el viaje, y eso permite apreciar las primeras imágenes aéreas de Punta Arenas, Ushuaia y la cordillera Darwin. Para los pobladores de las dos ciudades este vuelo significa el primer paso para romper el aislamiento que impedía el desarrollo en la zona.
En 1929 retorna a Alemania, donde publica su libro Silbercondor y edita su película.
Para mediados de 1930 vuelve a la Argentina y, al no conseguir sala debido a la inestabilidad política del momento y a que la película era muda, la estrena en el anfiteatro de la Facultad de Medicina, actual anfiteatro de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, en la Manzana de las Luces. También la exhibe en el suntuoso Club Alemán, que en ese momento funcionaba donde hoy se encuentra la sede del Círculo Aeronáutico.
Nuevamente a la Patagonia, donde se encuentra con su avión deteriorado: las ratas, afectas a la cola de pescado con que se elaboraba el pegamento del entelado de las alas, habían destruido el ala izquierda. Lo repara con su mecánico y reanuda los vuelos.
Desde Chile cruza a la Argentina. Realiza arriesgadísimos vuelos y filma sobre la región de los Hielos Continentales, el lago Argentino, el Perito Moreno y el lago Viedma.
El 25 de enero, una feroz corriente de aire que desciende de la Cordillera lo obliga a descender bruscamente en medio de un desfiladero de glaciares. Durante varios días intenta, junto a su copiloto, reparar una rotura del flotador y sospecha de algún daño que no consiguen localizar en el ala izquierda.
El diario de Plüschow es el único testimonio del desesperado intento de él y de su mecánico Dreblow por arreglar el avión. Lo hacen sumergidos en el agua, casi helándose, pasando hambre y sin herramientas adecuadas.
El 28 de enero es el último registro escrito. Apunta que a las 11 de la mañana harán un nuevo intento por salir de ese lugar. A las pocas horas, su avión se desploma sobre el lago Rico, a 70 km de Calafate.
Quienes han conocido al aviador hablan de su simpatía y de una personalidad avasallante, características que hicieron de sus amigos sus más fieles admiradores.
Plüschow vino a la Patagonia con objeto de filmarla, de capturarla, de "hacerla suya" para mostrársela al mundo. Y dejó un testimonio extraordinario: su fantástica película, sus fotos y sus escritos, más el relato de una vida de increíbles aventuras. La historia de un amor imposible entre un joven lleno de ansias e ilusiones y una mujer hermosa que no permitió que su enamorado viviera lejos de ella.
* El autor ha publicado libros y artículos sobre historia en distintos medios. Asesora a institutos miembros del Conicet, así como a museos, archivos e instituciones culturales de la Argentina y del exterior.
Agradecemos la colaboración de Fabiana Lizarralde en la realización de esta nota
Plüschow en un libro
Roberto Litvachkes, el autor de esta nota, se interesó en la vida de Gunther Plüschow en 1991, luego de leer un relato sobre su vuelo entre Punta Arenas y Ushuaia. Su experiencia personal lo impresionó tanto como sus logros, y lo que empezó como una investigación histórica se transformó en una pasión por conocer su vida. Y en un libro. Así, Gunter Plüschow. Sus sueños, su vida y sus aventuras. Un desafío en pos de un amor imposible: la Patagonia (Serie del Sur) se presentará en la próxima Feria del Libro junto con Las aventuras del aviador de Tsingtau, primera edición en castellano del libro de Plüschow de 1919. El libro se concretó gracias al apoyo de personas e instituciones que comparten el interés por Plüschow y la Patagonia: la Federación de Asociaciones Germano-Argentinas, la embajada alemana, la Fundación Germán Sopeña, la Asociación de Tradiciones Náuticas Argentinas, Wintershall Argentina, la Muncipalidad de Calafate, la Secretaría de Cultura de Río Gallegos, Astilleros Río Santiago, Aeropuertos 2000, London Supply y otras.
Además de un DVD con las filmaciones originales de Plüschow, Litvachkes impulsa el proyecto de un museo temático interactivo en Calafate. También coordina un grupo de historia por Internet de casi 2000 miembros y desarrolla un nuevo grupo dedicado específicamente a Gunther Plüschow: http://ar.groups.yahoo.com/group/pluschow (robertolit1@yahoo.com.ar )