Ambientado con gusto manifiesto por la flora y fauna, pisos de calcáreos y obras de arte, este hogar es un oasis que no le da tregua al disfrute.
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De buenas a primeras, María Freytes supo que la arquitecta de su casa iba a ser Isabelle Firmin Didot. “La llamé y le dije: ‘Hay una casa que hiciste en José Ignacio que me encanta: quiero usarla como inspiración’. ¡Y resultó que era la suya! Ese mismo fin de semana coincidimos allá y tuvimos una primera reunión. Mi casa dista de ser un calco de la suya, pero sí retoma muchas ideas: el patio central que lleva luz y vida al interior, los ventanales que dan protagonismo al entorno y la construcción con ambientes en blanco como lienzo para jugar –y jugársela– con la decoración”.
La ambientación la hizo junto con Paula Arocena –arquitecta, interiorista y amiga personal–, con quien planea lanzar una marca de objetos de decoración en el futuro cercano. ¿El plan? Diseñar pequeñas piezas con carácter. “Además de Paula, tuve la suerte de poder armar equipo con gente macanuda: mi amiga Agustina Lanusse, que tiene unos géneros espectaculares, traía los rollos y los desplegábamos por toda la casa; las chicas de Las Marinas me dejaron probar muebles en contexto; las dueñas de Jazmeen Deco se copaban inventando combinaciones de estampados. Y ya sobre el final, desde Diderot Art me hicieron un art emergency, reacomodando las obras que tenía y sumando nuevas. El circo que implicó armar mi casa fue una experiencia encantadora”.
Plácida variedad
"Opté por la paleta de colores que me gusta: variada pero no estridente. Me gusta lo fresco, lo liviano, pero también incorporar un elemento kitsch. Soy muy de probar, de experimentar: presento todo a ver cómo queda."
María Freytes
El juego de las duplas
“Empecé a armar el comedor a partir de las cómodas. Y separar la mesa dos, además de la posibilidad de ser flexibles según el tipo de reunión, hace que se pueda lucir el ventanal”
“Cuando traje los flamencos adentro se despertó lo tropical, que ahora es la consigna que rige. Mis amigas me cargan, dicen que lo único que me falta es colgar las lianas”.
Tres dormitorios; múltiples aciertos
“Siempre fui de buscar objetos un poco extravagantes. La cama del cuarto de Simona es la que tuve en mi primer departamento: un capricho que compré por San Telmo”.
En el cuarto de Simona, mesa de luz negra (Agustina Cerato), obra amarilla de Sergio Bosco (Diderot Art), escritorio ‘Matilde’ de petiribí y lino laqueado con lámpara de mesa (todo de Las Marinas) y sillón tapizado con tela pintada a mano (Jazmeen Deco), que es la réplica exacta de uno antiguo, tan deteriorado que ya no se podía retapizar.
“A último momento decidí no hacer un cuarto para cada varón, sino unificarlos en un ambiente amplio. Fue un gran acierto: les encanta dormir juntos y aprovechan al máximo el enorme ring de juego”.
En el centro del cuarto, alfombra en zigzag, batería eléctrica y collage de Jimi Hendrix, de Álvaro Vaquero para Dolores Valdés Art. La cama antigua se complementó con un acolchado estampado (Jazmeen Deco con géneros de Agustina Lanusse) y una lámpara de lectura (Agustina Cerato) en la cabecera.
“Una gran pashmina con avestruces que me regaló Paula hace años terminó convertida en pie de cama. Al final, en todos los ambientes aparece algún animal”.
Frente a la cama, se aprovechó el espacio para armar un escritorio largo de madera laqueada acompañado por sillas con fundas a rayas (Jazmeen Deco). Al igual que en el living y el comedor, las ventanas se vistieron con cortinas geométricas (Didot).
Pisos de impacto
“Aproveché los estantes a cada lado de la bañadera para poner arte. Soy fanática del baño de inmersión, y está bueno hacerlo mirando algo lindo”.
El baño es un diseño de Didot, con piso de calcáreos (Giacomozzi), mesada de mármol y mueble bajo de madera laqueada. La bañera se recubrió con mármol a tono, formando estantes a ambos lados, donde se ubicaron obras de arte: a la izquierda, lámina de cacatúa (Paula Arocena) y pintura de Sergio Bosco; junto a un florero con hojas frescas, serigrafía de Lucía Spotorno (todo de Diderot Art).
Diseño de Didot, la cocina se resolvió con muebles bajo mesada y alacenas en blanco laqueado, que ceden protagonismo al piso de calcáreos en dos tonos (Giacomozzi), colocados en una trama a rayas ensancha el espacio y le da un toque distintivo.
De cara al verde
“Armamos una galería bien amplia, separada en tres sectores. El de comedor tiene una mesa más baja que la media, para poder ‘echarse’ un poco”.
El techo de policarbonato con listones de madera deja pasar la luz a los ambientes interiores. Las varillas están ubicadas a la distancia justa para “dejar pasar el sol sin calcinarse”. El piso del interior se prolongó acá, integrando ambos espacios. Junto a la pileta, se construyó un quincho.
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