El 13 de mayo de 2007 comenzó la única edición del reality con “celebridades”
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Hace quince años, la actual diputada provincial de Santa Fe, Amalia Granata, consumaba uno de sus momentos más recordados en televisión. Simple: hizo pis en el jardín de la casa de Gran Hermano. Había cámaras por todos lados y los participantes necesitaban generar acciones que rompieran con la tranquilidad de los primeros días. Ella encontró la manera de ser el centro de escena con un acto cotidiano que, descontextualizado, se transformó en una situación bizarra. En aquél momento, nadie imaginaba que su carrera mediática terminaría en la política.
El 13 de mayo de 2007 empezó por primera y única vez en Argentina el reality más popular del mundo, pero en su versión “con famosos”. A su programa insignia, Telefe le sumó una idea que daba buenos resultados en los realities de la competencia, como Bailando por un sueño: convocar a figuras del espectáculo. Ese primer domingo, cuando se abrieron las puertas de la casa, Gran Hermano promedió 35.2 puntos de rating, con picos de 38.8. En El Trece, Fútbol de Primera no superó los 13 puntos.
Empezaron 14 participantes, pero durante los 81 días de encierro (fue la versión más corta de Gran Hermano en el país) ingresaron tres más en reemplazo de otros que abandonaron. Con diferentes orígenes y niveles de fama, todos coincidían en un objetivo común: alcanzar visibilidad para catapultar sus carreras. Y, de ser posible, alzarse con los 100 mil pesos prometidos para el ganador.
La rosarina, quien fuera la primera eliminada, demostró tener lengua filosa. O karateca, como diría Moria Casán. “Das esa imagen de nene bueno, pero no sé si sos tan bueno”, le dijo una noche a Pablo Tamagnini, que la miraba absorto. El cantante, que había comenzado su carrera en Operación Triunfo, buscaba multiplicar sus fans desde “la casa más famosa”. Después completó su máster en realities en la pista de Bailando por un sueño y en un karaoke televisado llamado Canta América. Hoy es parte de La K’onga, una banda de cuarteto con casi 20 años de historia.
No fue la única víctima de Granata. Con Jorge “Locomotora” Castro, la diputada fue mucho más contundente: “Te veo como a un nene grosero. A lo mejor es tu estilo de vivir o de expresarse, pero acá somos varias y no nos sentimos cómodas con que nos mires el c... o nos hables con ese vocabulario”. El boxeador, campeón del mundo entre los “medianos”, que se hizo una vasectomía después de tener 15 hijos, hoy tiene un gimnasio en Temperley, donde prepara a sus pupilos. Está en pareja hace años y desde 2020, en plena pandemia, sostiene una olla popular donde alimenta a más de 250 personas.
–Si me decían que alguien de la casa se iba a dedicar a la política, hubiera pensado en el hijo de Menem, nunca en Granata, dice Robertino Tarantini, que vivió 56 días en la casa-estudio.
El hijo de Pata Villanueva y el futbolista Alberto Tarantini, que se apura en aclarar que está “en las antípodas” de la diputada santafesina, acaba de lanzar su carrera como cantante: se presenta como “Paul Itica”, un personaje ficticio que hace campaña diciendo “déjennos mentir un poco más, déjennos entrar a su casa, déjennos robar un poco más”. El día que entró en Gran Hermano, algunos de los participantes no lo conocían.
–¿Por qué te llamaron a vos?
–Yo tenía un bar, donde Endemol hacía los cierres de grabación. Un día vinieron unos productores y pensé que era para reservarlo. Me dijeron que era para entrar a Gran Hermano, así que pedí un cachet y no me convocaron. Empezó el programa y dije ‘menos mal que no me llamaron’. A los pocos días se fue Pachu Peña y cayeron ocho productores diciendo ‘tenés que entrar hoy’. Pedí tres veces lo que había pedido antes de plata y entré.
A pesar de sus autonominaciones para irse rápido, terminó en el sexto puesto. Entre España y Argentina, continúa dedicándose a los negocios gastronómicos, pero dice que algo cambió: “antes no me importaba lo que decían de mí. Ahora, menos”.
Pachu Peña, que tiene 59 años, sigue vinculado a la televisión y los espectáculos, pero alguna vez reconoció que le quedó un “odio terrible” a Gran Hermano y que fue una mala decisión haber ingresado. Estuvo quince días y pidió abandonar la casa. El día que se fue les explicó a sus compañeros: “Vine a divertirme y me fue difícil. La gente me conoce sonriente, no cabizbajo”.
A los 28 días de haber empezado, también abandonó Luis Vadalá, que había sido presentado como “el exmarido de Moria Casán”. En el confesionario contó que tenía una molestia en el pecho y dijo que quería salir para consultar a un médico. Nunca más volvió. Quince años después prefiere ni recordar por lo que pasó, no da entrevistas y busca el anonimato. Su contrincante habitual adentro de la casa era Nino Dolce, desvergonzado conductor de Playboy TV, que en uno de sus enojos llegó a cabecear una pared.
–A mí me habían dicho que hiciera bardo, entonces me dejé llevar por ese engendro que garpaba y era jugoso para los medios, pero después me costó despegarme de ese personaje, se lamenta.
–¿Y cómo hiciste?
–Me fui al Amazonas con los chamanes, sin celular durante casi un año en una búsqueda de recomposición espiritual. Fue difícil cortar esa carnicería, porque uno no se da cuenta y empieza a tomar una relación tóxica con lo mediático. Cuando lo mirás a la distancia, decís: ‘mirá lo que estaba haciendo’. Después, la gente de “la cole” me encontró al toque y cuando volví, a los cinco minutos, tenía 500 rabinos debajo de mi casa y tuve mi primer Shabat.
–¿Te convertiste al judaísmo?
–Odio que digan que me convertí, soy judío desde siempre. Pero sí, fui a un templo por primera vez a los 45 años y me voló la peluca.
–¿Qué es lo que que más sufriste?
–Lo más morboso es que los personajes se eligen en base a entrevistas en las que, según los perfiles, van delineando el programa. Yo iba como carne de cañón sin saberlo. Mucha gente me decía que no hiciera en este formato porque somos títeres de Gran Hermano.
Como parte de su recomposición espiritual, ya no lo llaman Nino Dolce, sino que prefiere que le digan Noah. Se ríe diciendo que es Zelig, el protagonista de una película de Woody Allen que tiene varias personalidades. Ahora también trabaja en el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad en el área audiovisual y tiene un programa en Radio Jai, donde entrevista a personas que inspiran con sus historias vinculadas a la religión.
–Pero, aclará que estoy bien, renovado–, pide entre risas, antes de cortar la comunicación.
No es el único que necesitó barajar y dar de nuevo. La modelo brasileña Jacqueline Dutrá también se refugió en la religión hace dos años. Estudió teología y empezó a ir a la iglesia para superar la depresión, según contó en un programa de televisión. En Gran Hermano era famosa por su relación con Martín Palermo, con quien tuvo un hijo, Ryduan, que juega al fútbol en el ascenso de España.
Dutrá llegó a la final y perdió con Diego Leonardi, curiosamente el único que no era famoso. Había alcanzado algo de popularidad en aquella misma casa, en otra edición de Gran Hermano, donde había salido segundo. Tuvo su revancha al reemplazar a Luis Vadalá: ganó 66 mil pesos y un auto. Fue remisero hasta que tuvo un accidente, trabajó en una fábrica y su último emprendimiento fue la venta de hamburguesas caseras congeladas a granjas y carnicerías. Consultado para esta nota, prefirió no hacer declaraciones.
Quince años después, Lissa Vera atraviesa una situación parecida: participa en un nuevo reality. Ahora está encerrada en El Hotel de los Famosos, de El Trece. Ella es, quizás, una de las celebridades que mejor conoce el formato: su debut frente a cámaras, en 2001, fue en Popstars, el reality show del que surgió Bandana.
Una de sus intervenciones más recordadas en la casa de Gran Hermano fue cuando le declaró su amor a otro participante, Hernán Caire. La respuesta del conductor de televisión fue inesperada, ya que había dicho en la previa del programa que tenía dos amores: San Lorenzo y las mujeres. “Te prefiero como amiga”, le dijo. Hoy, desde su cuenta de Instagram, Caire se presenta como “TV Host / Actor / Influencer”.
Mariana Otero, que era panelista de Acoso textual, un programa de Horacio Cabak, hizo de todo por llamar la atención. Pero en la casa le tenían poca paciencia y sus polémicas intervenciones –que incluyeron un topless y mostrar la cola el día que fue expulsada– eran poco celebradas por sus compañeros, la mayoría menores que ella. Hoy, a los 55 años, está alejada de los medios.
Las dos más chicas de la casa eran las modelos Melina Pitra, de 21 años, y Cinthia Fernández, de tan solo 18, que después se convertirían en populares botineras. Pitra sigue en pareja con el arquero Fabián Assman, pero está alejada de los escándalos mediáticos. Cinthia, por su parte, se transformó en una de las “figuras” con más minutos en pantalla. Es entrevistada y panelista en los programas de espectáculos. Su separación del futbolista Matías Defederico cada tanto hace eco en los medios de comunicación. En 2021 se postuló como precandidata a diputada nacional: en su spot de campaña bailó “Se dice de mí” en ropa interior frente al Congreso. Pese a su esfuerzo, no superó las PASO. Hoy es una de las figuras de Divas Play, la plataforma de contenidos eróticos para adultos.
Según trascendió en aquél entonces, Cinthia Fernández tuvo el cachet más barato, 5 mil pesos por dos meses, mientras que el mejor acuerdo económico fue para Dolores Moreno, modelo, que estuvo apenas 15 días y facturó 60 mil pesos.
Después de Gran Hermano, Moreno fue noticia en los portales de chimentos por su romance con Carlos Nair Menem, otro participante, con quien fue al living de Susana Giménez. El amor duró poco y finalmente ella optó por el perfil bajo. Hoy tiene una escuela de modelos que bautizó con sus iniciales: DM
La historia de Carlitos Nair es distinta: gracias a su mediatización logró que por primera vez el expresidente lo reconociera en público. El reality fue más efectivo que el dilatado juicio de filiación. Pero su relación con su hermana, Zulemita, tuvo varias idas y vueltas. Carlitos tuvo un período a contramano de la ley y fue detenido. Cuando obtuvo el beneficio de la prisión domiciliaria, Zulemita lo alojó en su casa. Ella también fue su gran sostén cuando se propuso dejar las adicciones. En una entrevista con Gastón Pauls, en 2021, el hijo menor de Carlos Saúl Menem contó cómo fueron sus inicios con la cocaína: “Yo había salido hace poco de Gran Hermano y estaba en la cresta de la ola. Empecé continuamente a drograme...”, dijo. Hoy, quince años después, disputa con su hermana, en Tribunales, la sucesión de su padre.
Otra famosa que animó la versión GH Famosos fue Fernanda Neil, figura del universo de Cris Morena, ex Rebelde Way y Chiquititas, que dejó la actuación y hoy se dedica a la venta de lencería erótica.
De diferentes maneras, cada uno de los 17 participantes continuó con su vida. Tanto tiempo después es difícil dimensionar cuánto marcó su vida el reality. En su versión más reflexiva, Nino Dolce (o Noah) concluye:
–No te diría tabú, pero todos sabemos que cometimos un error.
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