Gorki Léninskiye es el nombre de la conocida finca rural en la región de Moscú, a 30 minutos en coche de la estación de metro Domodedovskaya, donde Lenin falleció en enero de 1924. Había sido propiedad de Zinaida Morózova, viuda del empresario y mecenas de las artes Savva Morózov. En 1987 pasó a ser un museo, pero en este proceso de transformación hubo varios datos curiosos.
Después de la muerte de su esposo, Zinaida decidió mudarse a Gorki y alejarse del bullicioso Moscú. Invitó a los arquitectos de moda Fyodor Schechtel y Fyodor Kolbe a reconstruir la propiedad. Gorki tenía su propia planta de energía, torre de agua y plomería, un establo, un invernadero, invernaderos y un patio de ganado. La finca también estaba equipada con un sistema de calefacción a vapor y comunicaciones telefónicas. El parque fue modernizado y también se plantaron abetos, piceas, cedros y alerces.
Precisamente, ese teléfono habría sido decisivo para que Lenin, aún no recuperado del atentado que sufrió en 1918, decidiera trasladarse a esta hacienda que, tras ser expropiada, se convirtió en residencia de descanso de dirigentes comunistas. En este lugar Lenin vivía con su esposa Nadezhda Krúpskaya.
La llegada a la casa y la discusión con Stalin
José Castillo, economista, profesor de la UBA que se dedica a la Sociología Política, cuenta a LA NACIÓN que a mediados de 1918, durante la Guerra Civil Rusa, Lenin fue baleado en el pecho por una mujer del partido Socialista Revolucionario que se oponía a la firma de paz con los alemanes una vez que finalizó la Segunda Guerra Mundial.
"Él se recuperó rápidamente y hasta el año 1922 vivió adentro del Kremlin en una habitación bastante modesta. Ese mismo año sufrió su primer ataque cerebral, salió de circulación durante unos meses, se recuperó, pero sufrió un segundo ataque cerebral hacia fines de ese año. Desde ese momento vivió todo 1923 en Gorki Léninskiye. Se trata de una especie de casa de descanso en las afueras de Moscú que tiene su origen en la vieja aristocracia rusa, lo que nosotros podríamos llamar una casa-quinta. Dicen que Stalin era un poco el que le hacía el entorno a Lenin y no dejaba que ningún otro político importante fuera a verlo. Estaban solamente su esposa, los médicos y las secretarias. Bajo la excusa de que no podía recibir visitar ya que no había que molestarlo, se empezó a generar una pelea entre los dos. Parece que en un momento Stalin fue a verlo y tuvo una pelea con la esposa de Lenin, a quien trató de mala forma", expresa Castillo.
El museo presenta varias posesiones del líder soviético: artículos para el hogar, ropa, muebles, silla de ruedas y numerosos obsequios. Todas las habitaciones tienen suelo de parquet de mosaico, muebles de madera de secuoya y sofás y sillones hechos a medida. La planta baja también cuenta con la biblioteca de Lenin y Krupskaya de más de 40.000 libros, que incluye la colección de libros de Zinaida Morozova.
El estudio de Lenin contiene el mobiliario histórico de la época de Morozova: un tapiz brillante de estilo francés y muebles costosos y ornamentados. Además, cuenta con una mesa con documentos y la famosa silla de mimbre en la que se captura a Lenin sentado en varias fotos. Su cama está escondida detrás de un pequeño muro cortina.
"Me encontré con una mansión rodeada de jardines impresionantes"
"Cuando llegué, me encontré con un lugar remoto y, lejos de lo que esperaba, una mansión rodeada de jardines impresionantes, de inmensos ambientes, llena de decoración y detalles. También la cama de Lenin (ese no era el ambiente más fastuoso) y libros por todos lados que él mismo leía. Estar ahí es respirar una parte de la historia mundial. Hay tantos objetos personales que casi se siente la presencia de los que ya no están entre sus paredes", afirma la instagramer de viajes Coca C, que en 2014 viajó a Rusia con ansias de conocer el lugar.
El complejo tiene un total de cinco salas dedicadas al primer líder proletario, la Revolución de 1917 y las políticas del gobierno soviético. "Por fuera es pura paz: se observan jardines por los que pasean muchos rusos que viven por la zona. Por dentro, resulta tan impactante que hace ruido interno tal contraste entre lo que se profesaba y lo que se veía ahí", describe Coca a LA NACIÓN
"Una especie de nostalgia histórica"
A mediados de los noventa, Borís Yeltsin, el presidente de Rusia en aquel momento, desmanteló el despacho y apartamento de Lenin en el Kremlin, dejando fuera de las oficinas miles de libros, algunos muebles, ropa, calzado y vajilla que se incorporaron al nuevo museo.
"Hay una tendencia en la era Putin a revalorizar la etapa soviética como punto de vista de la historia nacional rusa. Por eso, los museos soviéticos han tenido un cierto reconocimiento. No me extraña que lo hayan querido poner en valor desde algún lugar nuevo en estos últimos años. Es una tendencia general, una especie de nostalgia histórica que tuvo mucho énfasis alrededor de la conmemoración en 2017 de los 100 años de la Revolución Rusa", aclara Castillo.
Una mansión señorial de principio de siglo XX
"En la época soviética las excursiones se centraban en la figura de Lenin, mientras que las obras de arte de la mansión permanecían ocultas y sus muebles tapados. Hoy, para quienes gustamos del denominado turismo rojo por todo lo que ello implica en la historia mundial, las guías ponen énfasis, por ejemplo, en sus sillones favoritos. Para el público en general, inciden más en las galerías acristaladas, el mobiliario, los cuadros, las lámparas y los detalles ambientales de una mansión señorial de principio de siglo XX.", agrega Coca C.
Un garaje que guarda un Rolls Royce
En Gorki Léninskiye también se encuentra el garaje donde se guarda un Rolls Royce de Lenin, con una curiosidad, el mismo había sido reformado por los obreros de Leningrado que habían sumado un trineo para poder usarlo en el invierno, como describe el sitio ruso ideaguide.
"En Rusia, encontrás la iconografía y las estatuas de Lenin por todos lados y la gente lo reconoce como si fuera un San Martín. Hay como un respeto histórico que va más allá, incluso, de la posición política de cada uno. Yo tengo la visión de Lenin como el gran revolucionario. Lo ubico como una figura central de la revolución de 1917 en el marco de un momento histórico fundante del siglo XX", concluye el sociólogo político José Castillo.
Hoy, el centro alberga exposiciones temáticas, conferencias y foros de partidos políticos. Es el hogar de escuelas musicales y un centro cultural y de ocio para los locales. Además, el complejo cuenta con un cine de 260 asientos, una sala de conferencias, un crush bar y un hotel de 40 habitaciones.
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