Glenn Close: “No me quiero aburrir”
"Con una mirada puedo romperte el corazón; con una lágrima en mi ojo puedo hacer llorar al mundo entero". En la piel de Norma Desmond, la diva del cine mudo caída en desgracia, Glenn Close fascinó al público de Broadway el año pasado. "Una de las actuaciones más grandiosas del siglo", halagó el crítico Ben Brantley en The New York Times. Maestra y dueña de la misma habilidad de su conmovedora criatura, Close es una de las actrices más grandes de su generación. En el Olimpo artístico donde reina Meryl Streep hay un lugar reservado para ella. Pocos intérpretes son capaces de balancearse en los extremos emocionales y, entre infiernos y paraísos particulares, permanecer. "Para ser un actor tenés que ser capaz de ponerte en lugares que te generen miedo –dice la actriz desde su departamento en el Upper West Side de Nueva York, en conversación telefónica con LA NACION revista–. Tenés que encontrar el coraje para crear un personaje y sumergirte en su pensamiento. Para entenderlo, hay que profundizar en la condición humana. Eso puede ser aterrador", describe y su tono es suave, casi tímido. Una voz que a miles de kilómetros de distancia no necesita volumen para imponer respeto. Sus palabras tejen ideas y, luego, quedan suspendidas por el sugerente silencio con el que las envuelve. Hablan sus cuarenta años de carrera. Su constancia en un universo que se caracteriza por lo efímero. Close brilló, brilla y brillará por siempre en Hollywood, en Broadway y en la televisión. Volcánica o imperturbable, como su elegante criado Albert Nobbs, a Close se le reconoce sobre todo su versatilidad. "Una virtuosa del engaño", citando a su manipuladora marquesa de Merteuil en Relaciones peligrosas (1989), uno de sus papeles más memorables. Esa virtud la aprendió de chica. Cuando se paseaba por los jardines de su casa de campo en Connecticut y se pasaba horas jugando a ser otra. Fingiendo. Porque a veces es más fácil vivir en la imaginación que en la propia vida.
Quién puede pensar a la amante obsesiva de Atracción fatal (1987), así como a la villana Cruella de Vil en la saga de los dálmatas, sin que su imagen se dibuje al instante en la memoria. Lo primero son sus ojos. Inquietantes de tan penetrantes. De un celeste glacial tan capaz de seducir, como de estremecer al espectador. Lo logró como la maquiavélica abogada Patty Hewes en la serie Damages, que le dieron dos Emmy a la mejor actriz en una serie dramática (2008 y 2009) y un Globo de oro a la a la mejor actriz de serie (drama) de televisión.? En el film La esposa (The Wife en su título original), que se estrenará el 13 de septiembre en la Argentina, ella compone a Joan Castleman, una mujer que ha dedicado toda su vida a apoyar la carrera literaria de su marido. Contenida y sumisa, relega sus propias ambiciones. Como tantas buenas esposas en la década del 50. Una lenta transformación se activa a partir de una llamada: la Academia Sueca le concede el Nobel de Literatura a su marido. El viaje al frío de Estocolmo para recibir el premio cambiará sus vidas para siempre. Dirigida por el sueco Björn Runge, ella logra, junto con Jonathan Pryce, Christian Slater y la hija de Close, Annie Starke –que interpreta una versión más joven de su personaje–, una composición de precisión milimétrica. Cada gesto en esta mujer cansada de sentirse invisible sugiere un mundo interior inmenso. Como un iceberg que solo revela su pico.
Por qué se queda con él fue la primera pregunta que le hizo al director. Para ella, una mujer decidida y de espíritu independiente, era difícil entender a esta esposa reprimida. ¿Quién iba a creerlo? Hasta que pudo llegar al fondo de la historia. Una de las escenas más potentes de la película es el momento exacto en que ella levanta la mirada. El despertar de una mujer en primer plano. No hace falta más. Algo está por estallar y lo sabemos solo por sus ojos. Con una mirada.
Un crítico opinó que su actuación en La esposa es una de las más complicadas de su carrera. ¿Lo sintió así?
Sí, creo que lo fue. Pasé mucho tiempo preparándome. Trabajamos con el guion y con mi necesidad de realmente entender lo qué le pasaba en cada momento por la mente a mi personaje, de manera de lograr una consistencia a lo largo de la película. Así que me exigió mucha preparación, tiempo para pensar y para hablar con el autor y con el director.
Teniendo en cuenta a las mujeres que abandonaron el silencio a través del #MeToo, parece oportuno el estreno de esta película…
Sí, y creo que solo al final muestra la oportunidad que ella tiene de alzar su propia voz. Es alguien que no era consciente de sus decisiones en cuanto a la pareja, cuando le dijo a su marido: vos serás la cara pública y yo solo me voy a dedicar a escribir. Se trata de cómo ella despierta. Muchas mujeres se van a sentir conectadas con ella.
Meryl Streep dijo hace tiempo: "Me gustaría que Martin Scorsese se interesara en un personaje femenino de vez en cuando, pero no sé si voy a vivir tanto tiempo". ¿Siente lo mismo?
(Risas) Es algo que está enraizado hace siglos. Hay algo dentro de la psiquis femenina que los hombres encuentran aterrador. Tengo la esperanza de que lleguemos a ese punto en el que sea natural que hayan tantas mujeres, como hombres, en todo tipo de producciones.
Katherine Hepburn la inspiró a ser actriz y, mucho tiempo después, le escribió una carta, ¿aún la conserva?
Sí, claro que la tengo. Y en mi casa, en las afueras de Nueva York, exactamente sobre la chimenea del comedor tengo, a modo de homenaje, la frase pintada: Listen to the song of life (Escuchá la canción de la vida). Es una cita del libro Me: Stories of My Life, donde Hepburn cuenta sus memorias. Es maravillosa.
En la carta, que ella guarda enmarcada como un tesoro, Hepburn le escribe: "Me alegra haberte convencido cuando eras solo una pequeña de unirte a esta terrible profesión, esta atemorizante profesión y, afrontémoslo, a esta deliciosa manera de pasar la vida".
¿Es optimista respecto del futuro de la mujer en Hollywood?
Sí, lo soy. No creo que volvamos a estar en la misma situación. Realmente, siento que hay suficientes mujeres ansiando un cambio y creando una fuerza en la industria. Es algo que todavía necesita mucho trabajo, pero igualmente no vamos a volver al mismo lugar. Creo que se pondrá mejor y mejor. Aunque no creo que vaya a ser fácil.
Como dijo su personaje en Relaciones peligrosas: "Las mujeres están obligadas a ser mucho más talentosas que los hombres"...
(Risas) Sí, sí. Es verdad.
En los 80 la actriz materializó la pesadilla de todo hombre infiel. Su Alex Forrest, la amante abandonada y vengativa de Atracción fatal, provocó una respuesta visceral por parte del público, hasta dejar una marca en la cultura popular. Más de treinta años después, se sigue usando el término bunny boiler, la hierve-conejos, para catalogar a las mujeres desquiciadas por amor que reclaman (cuchillo en mano) no ser ignoradas. Para Close, esa mujer no era una villana, sino un personaje trágico.
"Yo sí sé cuál era su historia", dice Close y, por primera vez en la conversación, sube el tono de voz. Así de profundo bucea en las mentes de sus complejas criaturas. Hasta llegar a la verdad y defenderlas. La actriz dedicó meses al estudio de la condición psiquiátrica de su personaje. Llevó el guion a distintos especialistas para comprenderlo. Estaba fascinada por el rol, pero pensaba: ¿es posible que alguien sea capaz de hervir un conejo por amor? Y la respuesta profesional fue: sí, eso puede pasar.
Nadie creía en ella para interpretar a Alex Forrest. La convocaron para el casting como un favor a su agente de prensa que insistía en que solo la dejaran leer. El año pasado, The New York Times reunió a todo el elenco y equipo para contar la historia del detrás de escena de la película que se convirtió en un éxito instantáneo y recaudó 320 millones de dólares en todo el mundo. En el artículo, el director inglés Adrian Lyne confesó que no estaba seguro de que Close fuera una buena opción. "Creo que ninguno de nosotros tenía grandes esperanzas en ella –coincidió el actor Michael Douglas–. Era una actriz estupenda, pero siempre había proyectado una visión puritana". Cuando apareció con el pelo rubio salvajemente suelto y leyó una de las escenas del film, a nadie le quedó ninguna duda: Close también podía ser sexy. Peligrosamente sexy. En menos de cinco minutos, estaban todos convencidos. Tenía que ser ella.
A lo largo de su carrera, ¿cuál fue el rol que más la desafió?
El de Atracción fatal. La gente nunca pudo saber el verdadero final de su historia.
Usted quería que ella terminara suicidándose…
Sí, y creo que es muy interesante. Aquí tuvimos dos suicidios de personajes tan populares como Anthony Bourdain y Kate Spade. Yo entiendo bastante del tema por mi trabajo en salud mental. [Además de ser una activa defensora de los derechos de los animales, Close impulsa la difusión de los problemas de salud mental]. Hay una gran cantidad de suicidios entre gente joven. La idea original era que Alex Forrest se suicidara, y era mucho más realista. Pero lo cambiaron por el final clásico. Ese que sucede con alguien a quien la audiencia considera como un demonio. Existe el orden dentro de una familia. Después, algunos elementos provocan caos y miedo. En la tragedia, el orden se restablece a través del derramamiento de sangre. Así la familia puede sobrevivir. Un final más a lo Shakespeare, o como lo entendían los griegos, y que podía satisfacer al público. Pero ella, verdaderamente, se hubiera suicidado.
DESAFÍOS EXTREMOS
Hay artistas que se conforman con hacer las cosas lo mejor posible y, luego, está Glenn Close. Sus cuarenta años de carrera son un ejercicio de superación constante. Y no solo porque elige papeles emocionalmente extremos, sino por las pruebas a las que se somete esta actriz de 71 años de manera continua. Dos décadas después de ganar un Tony por su interpretación de Norma Desmond, Close decidió volver al universo estrellado y en decadencia de Sunset Boulevard, el musical de Andrew Lloyd Webber, basado en la película de Billy Wilder. Su regreso al mismo rol veintidós años después fue todo lo contrario al ocaso de una estrella. Close reafirmó su oficio de actriz con una expresiva voz capaz de enternecer al más exigente de los críticos. La actriz seis veces nominada al Oscar, ganadora de tres Tony, tres Emmy y dos Globos de Oro se encuentra tan activa ahora, como en la década del 80. En los últimos tiempos, se convirtió en una líder intergaláctica en Guardianes de la galaxia (2014), en científica en un film británico de zombis –Melanie (2016)–, y en la madre de Owen Wilson y Ed Helms para la comedia ¿Quién @#% es papá? (2017).
¿Cómo define la actuación?
No sé si puedo. Es un oficio y, como en cualquier verdadero oficio, uno solo debería mejorar. A medida que te esforzás en aprender a hacerlo, mejor serás. Mi hermano es constructor y puede crear cualquier cosa a partir del metal. Cuanto más trabaja en su taller, mejor lo hace; cuanto más pasión siente por lo que crea, mejor lo hace también. Es exactamente lo que siento por la actuación.
Suele elegir roles que se mueven en los extremos emocionales. ¿Necesita ese tipo de desafíos?
Me parece que me arrepentiría de dejar algún territorio emocional sin explorar. O quizás es porque no me quiero aburrir. Me desafía y, a la vez, creo que cada vez soy más consciente de mi oficio y de cuánto hay que pensar en crear personajes con los cuales me pueda comprometer totalmente. ¿Por qué ese personaje es tan intrigante, tan fascinante? Ahora, estoy preparando un personaje para teatro. Voy a ser la madre de Juana de Arco. [La obra Mother of the Maid es una producción del Public Theater, de Nueva York, y narra las glorias y desafíos de criar a una hija excepcional]. Estoy leyendo muchísimo sobre ese período en la historia. Siempre hay algo que aprender.
¿Puede imaginarse una vida sin actuar?
Sí, puede ser. Desde que era chiquita, siempre quise actuar. Pero también amo a los animales y a la naturaleza. Si no fuera actriz, no sé qué sería.
¿Quién fue el compañero más fascinante con el que le tocó trabajar?
Me encantó trabajar con el director de La esposa. Lo que más me gustó de trabajar con Björn es que lleva sobre sus hombros a Bergman y conoce el proceso por el cual transitan los actores. Como director, sabe dónde ubicar la cámara para capturar lo que el actor está haciendo. Hay muchos que no saben hacerlo. Creo que una de las grandes virtudes de La esposa es que la cámara está en el lugar adecuado en el momento oportuno. Hay una conexión emocional con la audiencia.
¿Cuál es la cualidad indispensable para dominar el arte de la actuación?
No creo que sea solo una cosa. Tenés que ser resiliente. Al principio, tenés que ser muy fuerte. Tenés que sentir respeto por la humanidad, por los seres humanos. Creo que siempre estás aprendiendo. Nunca debés llegar a ese punto en el que pensás que sabés lo que estás haciendo. Porque ahí, en ese mismo momento, dejás de saber lo que estás haciendo.